Diplomacia parlamentaria

Las claves de la reunión que mantendrán Sergio Massa y el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Rodrigo Maia en Brasil.

Rodrigo Maia y Sergio Massa en el Congreso argentino.

2 de Marzo de 2020 15:41

Sergio Massa  llega a Brasil para iniciar una gira por Río de Janeiro y Brasilia que incluye un encuentro con las autoridades del Banco de Desarrollo de Brasil y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia. La visita se encuadra en la política de diplomacia parlamentaria que inauguraron ambos diputados el 5 diciembre cuando Maia visitó a su par en Buenos Aires. 

La dimensión del encuentro tiene dos aristas bien marcadas que incluye la política de acercamiento con Brasil en un contexto de tensión entre Alberto Fernández y Jair Bolsonaro y la capacidad del argentino de construir un agenda propia desde donde se referencia con fuerza. 

Rodrigo Maia se encuentra en un momento de absoluta fortaleza, ya que, la fractura dentro del oficialismo le restó poder en el Congreso luego de la salida de Bolsonaro del Partido Social Liberal. Desde entonces, el oficialismo pasó de 53 a 30 diputados y de 3 a 1 senador. Demasiado poco para un presidencialismo de coalición como el brasilero.

Si bien empezó como un aliado del presidente al inicio de su gestión, Maia es uno de sus principales adversarios ante el rechazo de reformas importantes para el ejecutivo, el control de una caja presupuestaria de 6900 millones de dólares que desató la ira del General retirado, Augusto Heleno, pero por sobre todas las cosas a la agenda internacional que el ala más radicalizada del gobierno pretende llevar a cabo.

El diputado del partido Demócratas es partidario de una salida dialogada y diplomática de la crisis en Venezuela en contra de una eventual intervención militar, ha sido crítico de la retórica anti-China al inicio del gobierno y del alineamiento con Israel en detrimento de los mercados que Brasil tiene con los países árabes. El gesto más fuerte con Argentina fue cuando impulsó en el recinto una moción para revocar el repudio que había votado la Comisión de Relaciones Exteriores de Diputados contra Alberto Fernández. 

A tal nivel esta la crisis entre el presidente y el Parlamento que sus seguidores organizaron una marcha en contra del Congreso, los jueces del Suprema Tribunal Federal y la "izquierda corrupta". Justamente en la agenda de Massa aparecen bilaterales con Maria, el presidente del Senado, David Alcolumbre  y el presidente del Supremo Tribunal Federal, José Antonio Dias Toffoli, patas de una troika del poder brasilero con el que Bolsonaro ha decidido pelear.

El presidente de la Cámara de Diputados de Argentina llega con una misión colectiva de la coalición de gobierno que integra de acercar posiciones y traer comprmosos de inversión pero también con la certeza de consolidarse como figura pública de peso para un eventual candidatura en 2023 si Alberto Fernández no decide ir por la reelección.

Por el lado de Maia, el convite le viene como anillo al dedo para mostrarse como una autoridad que, en algunos aspectos, cuenta con más poder que el propio presidente y lo ubica como referencia de cara a un armado de centroderecha democrática que busca construirse como alternativa en las municipales de este año y en las elecciones presidenciales de 2022. 

Massa se ve reflejado en Maia por su condición de moderado que puede tejer alianzas tanto con la izquierda como con la derecha. El pragmatismo del brasilero lo lleva a aprobar una reforma previsional criticada por la izquierda y al mismo tiempo frenar los intentos del bolsonarismo de reformar la Constitución a las apuradas para que el expresidente Lula vuelva a prisión. 

En su momento, Luiz Inácio “Lula” da Silva le mandó una carta de agradecimiento porque lo apoyó cuando un tribunal intentó trasladarlo a la prisión de Tremembé, en Sao Paulo, en uno de los tantos abusos de poder realizados por los jueces y fiscales que responden a Sergio Moro.

Sergio Massa y Rodrigo Maia concentran perfiles similares y expresan voluntad de recuperar el rol de la política y la diplomacia como factor para la construcción de proyectos de relevancia regional y avanzar en el desafío de acercar los extremos para forjar un centro democrático, moderado y dialoguista.