De un desastre a otro: cómo sobreviven los comercios de la zona de Torres y Liva

Los comercios de la zona no sólo sufrieron las consecuencias del incendio y la demolición, sino también las de la cuarentena. El movimiento en el barrio cambió por completo y hoy "no anda casi nadie".

28 de Julio de 2020 07:58

Los comercios de la zona afectada por el impresionante incendio de la distribuidora Torres y Liva atraviesan, sin dudas, el peor año posible, ya que a los días de trabajo perdidos durante el proceso de demolición de la endeble estructura, les siguió el inicio de la pandemia de coronavirus y el consiguiente Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, con la consecuencia de tener que volver a cerrar las puertas. En algunos casos, tuvieron sólo una semana de trabajo entre un suceso y otro

Lamentablemente, cuando parece que no se puede estar peor, la vida nos demuestra que siempre hay un escalón más abajo, siempre se pueden complicar las cosas un poco más. El más claro ejemplo son los comercios linderos a la siniestrada esquina de Rivadavia y 20 de Septiembre, donde el pasado 15 de diciembre, por la noche, se desató el incendio más tremendo de la historia de la ciudad. Aquel evento, generó una serie de cortes de calles y vallados que mantuvieron prácticamente sin actividad la zona hasta mediados de marzo.

Pero como si esto fuera poco, casi cuando terminaban de levantar sus persianas luego de 3 meses de espera, llegó la crisis a nivel global que será recordada por cientos de años: la pandemia de coronavirus. Si bien ya se habían instaurado algunas primeras restricciones como la suspención de clases y eventos multitudinarios, la noche del viernes 20 de marzo el presidente Alberto Fernández anunciaba el inicio de la cuarentena obligatoria y aquellos negocios que recién abrían, tuvieron que volver a cerrar sus puertas.

A más de 7 meses del incendio y 4 desde que se inició la cuarentena, 0223 recorrió la zona comprendida por las calles Rivadavia, 20 de Septiembre, y 14 de Julio, un sector de la ciudad que parece haber cambiado radicalmente la actividad que supo tener. Hoy ya no anda casi nadie, hay mucho menos movimiento, los vecinos del edificio siniestrado aún no tienen dónde vivir, los de los edificios linderos todavía no pudieron regresar, y los comercios subsisten a duras penas en este nuevo escenario

Rivadavia y 20 de Septiembre, la esquina donde estaba Torres y Liva. Foto 0223.

"Nos abrieron la calle el 15 de marzo y el 19 tuvimos que cerrar por la pandemia"

Guillermo Laborde, responsable de la distribuidora mayorista "Guiyote" que se encuentra por 20 de Septiembre, pegado a lo que en algún momento fueron los depósitos de Torres y Liva, relató a este medio que la situación actual está "muy complicada, imaginate estar cerrado 3 meses durante la mejor época del año: perdimos navidad, reyes, las ventas de enero, febrero, y las ventas del inicio de clases: nos abrieron la calle el 15 de marzo y el 19 tuvimos que cerrar por la pandemia".

El empresario sostuvo que "algo trabajamos", ya que cuentan con la particularidad de tener "habilitación como ferretería entonces no nos impactó tanto pero podíamos trabajar sólo ese rubro", y añadió que "por lo menos pudimos abrir con esa limitante". Según Laborde, en aquellos días "no andaba absolutamente nadie por acá, era abrir por abrir porque no hacíamos caja".

"2020 para nosotros es el peor año de la historia, muy complicado y no hay miras de que repunte, no se si podremos volver a trabajar tranquilos aproximadamente en septiembre", comentó el dueño de la distribuidora y señaló que "estamos viendo y dudamos que podamos hacer una temporada, no sé cómo será, si podrá venir gente en el verano, si no viene el turista, Mar del Plata no existe".

En cuanto a la ayuda económica por parte del Estado, el empresario declaró que "tuvimos solamente un mes, para el salario del personal". Al siguiente mes "no calificamos por cuestiones de facturación, que en nuestro caso es de subsistencia", sostuvo y añadió que "en cuanto a los créditos, para nosotros son inaccesibles; somos una empresa que tenemos todo al día y no nos dan crédito, no calificamos para ninguno, y desconocemos los motivos".

Según el comerciante, la zona quedó mucho más tranquila, "si bien nuestro rubro no es específico de la gente que pasa caminando, se nota mucho el cambio". Ahora, a los vecinos de la zona se les sumó una nueva preocupación: "tenemos mucho miedo a la inseguridad, ese terreno que quedó ahora baldío, por los fondos tienen acceso a toda la manzana, ya hubo algún hecho en uno de los edificios que fueron afectados por el incendio, saltan las chapas y pueden llegar a las propiedades, nosotros tenemos fondo a esos terrenos", relató Laborde.

Sólo un vallado y un hueco en la manzana quedó donde estaba la distribuidora. Foto 0223.

"Es como si se hubiera deshabitado la zona"

Por su parte, Ana, trabajadora de la tienda "Casi Nuevo Deportes" de 14 de Julio y Rivadavia contó a 0223 que "por suerte no fueron tantos los días con el local cerrado, pero fue mucho lo que se tardó en la demolición". Según la empleada, "nosotros, por suerte, estamos en la esquina y eso nos dejó la posibilidad de tener acceso, podíamos abrir, a diferencia de los que están a mitad de cuadra que estaban completamente cerrados".

A partir de esos días dejó de haber movimiento, "es como si se hubiera deshabitado la zona por la gente que se tuvo que ir de los edificios", describió. "El barrio perdió movimiento y como estaba todo cortado no pasaban ni siquiera autos, la verdad es que la tuvimos que remar bastante con lo del incendio e inmediatamente después llegó la cuarentena por la pandemia", sostuvo Ana. 

La joven detalló que "de a poco nos fuimos reinventando con las ventas por la web, como todo el mundo, sobre la marcha hicimos la página y empezamos a vender on line, a puertas cerradas con sólo 2 o 3 personas dentro del negocio trabajando y a medida que el municipio iba autorizando, pudimos abrir la tienda, pero el barrio no volvió a ser lo mismo, el movimiento diario bajó".

Un barrio que cambió por completo. Foto 0223.

"Esos días fueron tremendos, yo soy muy ansiosa, me quise morir, lloraba mucho"

Uno de los comercios más afectados fue la tienda de regalos Bamboo, de Rivadavia entre 20 de Septiembre y 14 de Julio, el cual quedó literalmente tapiado por el vallado de contención y prácticamente no se lo veía. Allí, Catalina, una de las responsables del comercio, detalló que "el 6 de marzo, cuando llegamos y vimos que nos habían sacado todo el vallado nos pusimos muy contentos, finalmente podíamos ver hacia afuera porque acá no nos entraba la luz del sol, estaba todo tapiado el frente del local".

Eso duró una semana en que "pudimos volver a trabajar con cierta normalidad, se empezó a ver gente de nuevo en la calle, y de repente vino esto del coronavirus y tuvimos que volver a cerrar", sostuvo la comerciante y señaló que "en un principio creímos que era por unos 15 días, pero pasó un mes. un mes y medio, y ahí ya no sabíamos qué hacer, cómo seguir, se nos complicaba mucho el panorama". 

Para mediados de abril "ya no daba para más y empezamos a trabajar por las redes", relató Catalina. "Veníamos un par de veces por semana a preparar los pedidos, pero no teníamos para pagar nada, no teníamos ahorros del verano porque estuvimos cerrados por el incendio. Por suerte ahora estamos pudiendo trabajar, no es una locura pero algo es algo, estoy agradecida, y pudiendo pagar deudas del mes de febrero que estaban atrasadas", remarcó.

"El 2020 es para el olvido, que pase rápido, no fue el mejor año para un montón de gente, imaginate la gente de acá en frente que todavía no tiene soluciones de vivienda", sostuvo la comerciante al tiempo que señaló que "esos días fueron tremendos, yo soy muy ansiosa, me quise morir, lloraba mucho, no estoy acostumbrada a estar atrasada en pagos". Por último, Catalina mencionó que "nuestras empleadas, por suerte, lo entendieron y nos dieron una mano grande así que súper agradecida con la gente que trabaja conmigo y ahora a remar".