Gisela Kaczan, la investigadora que analiza las prácticas de ocio en el Siglo XX

La investigadora adjunta del Conicet utiliza revistas ilustradas, guías de viajes, fotografías y postales, avisos publicitarios, ilustraciones de moda y catálogos para sus estudios. 

Gisela Kaczan es investigadora adjunta del Conicet.

8 de Marzo de 2021 09:52

Por Redacción 0223

PARA 0223

Como cada lunes, el Conicet  Mar del Plata presenta Selficiencia, una propuesta para conocer a los científicos y científicas de nuestra ciudad en primera persona.

¿Quién sos?

-Soy Gisela Kaczan, trabajo como Investigadora Adjunta del Conicet, con sede de trabajo en el Instituto de Estudios de Historia, Patrimonio y Cultura Material, de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño,  Universidad Nacional de Mar del Plata (Unmdp). Soy docente en el Área histórico-social de las carreras de Arquitectura y Diseño Industrial de la misma facultad. Mi título de grado es Diseñadora Industrial, especialización Indumentaria y mi título de posgrado es Doctora en Historia. Tengo 43 años, mi marido es arquitecto y tenemos dos hijos, Pedro de 4 años y Violeta de 8 años, con quienes compartimos el gusto por la creatividad.

¿Qué hacés?

-Mis tareas consisten en indagar las relaciones entre cuerpos y espacios en el marco de miradas interdisciplinarias que articulan la historia cultural, los estudios visuales, la perspectiva de género y la sociología del vestir. Actualmente estoy avocada a profundizar estas relaciones en las prácticas de viaje, ocio y turismo en el territorio argentino, especialmente en la primera mitad del siglo XX.

Entre las  fuentes principales que analizo están las imágenes, es así que llego a mis objetos de estudio a través de las revistas ilustradas, las guías de viajes, las fotografías y postales, los avisos publicitarios, las ilustraciones de moda y catálogos.

¿Por qué lo hacés?

-Siempre me interesaron los estudios sobre el cuerpo, primero cuando me enfoqué en las problemáticas del diseño, luego cuando incorporé la perspectiva histórica en el recorrido por las becas y fui registrando las innovaciones que hacían los grupos en sus apariencias, de acuerdo con su contexto. El cuerpo nos identifica, nos hace individuales pero al mismo tiempo, nos integra al mundo, a las relaciones con los otros y al espacio que habitamos.

Uno de mis objetivos, que me da mucho placer, es poner en valor estudios que han sido considerados superfluos o deslegitimados por la historiografía tradicional, como los de la cultura material y las prácticas del ocio. Me interesa demostrar que los procesos tipológicos, tecnológicos, simbólicos que están detrás de una forma del vestir en un balneario del sudeste bonaerense o en una región turística patagónica, por ejemplo, pueden ser una puerta de acceso novedosa para interpretar transformaciones sociales, para descifrar sensibilidades y modos de comportamiento entre mujeres y varones que de otro modo podrían quedar invisibilizados.

¿Cuál es el impacto de tu trabajo para la sociedad?

-Conocer el pasado nos permite dar sentido a muchas de las cosas que nos pasan hoy. Es un aporte para entender el porqué de ciertas convenciones e imaginarios, de la difusión de estereotipos corporales y de género como valores absolutos o la emulación de rituales en el tiempo libre, que perfilan rasgos del patrimonio cultural argentino desde los inicios del siglo XX.

Da lugar a repensar nuestras propias prácticas para ajustarlas, continuarlas o potenciarlas, un camino que transito en mis investigaciones personales y que disfruto participar con alumnos, becarios y con la comunidad.

Si te interesa conocer más podés escribir a comunicacion@mardelplata-conicet.gob.ar o sumarte a las redesredes sociales.