El gran pez y sus ganas de seguir apostando por la cultura

La librería El gran pez apenas tiene seis años. Cambió de local en medio de la pandemia y apostó por seguir generando actividades culturales para la ciudad. Ganadora del premio a la Librería del año que entrega la Feria de editores, ahora lanza su propia editorial.

8 de Diciembre de 2022 19:10

Los primeros tres años estuvieron en un local de apenas 18 metros cuadrados. Los primeros tres años fueron muy propicios, a pesar del espacio limitado y la saturación. Fueron esos primeros tres años los que le dieron el empujón necesario para este presente auspicioso.

En febrero de 2017 abrió El gran pez su local sobre la calle Hipólito Yrigoyen, aunque en realidad, según cuentan, la aventura empezó dos o tres años antes.

Tres editoriales independientes de Mar del Plata, Puente aéreo, Letra Sudaca y La bola, fundan un sitio donde vender sus libros. Juntos participaban de ferias y veían la necesidad de un espacio. Las charlas, las necesidades y las ganas se transformaron en El gran pez.

El apoyo fue inmediato. El acompañamiento de la gente y de las editoriales se hizo sentir y, rápidamente, empezaron a llegar cajas con libros de editoriales que querían sumarse. Editoriales que no estaban o no tenían tanto espacio en el resto de las librerías de la ciudad, que venían reconociéndose de las ferias independientes donde siempre se cruzaban.

“Después del 2001, el circuito de editoriales en el que nosotros nos movíamos empezó a levantar y explotó. Eso generó muchas expectativas que se iban superando a través de internet. Ahí la gente compraba sus libros, conseguía cosas difíciles de conseguir acá. Pero, de repente, había un lugar donde podían conseguirlo. Hubo una visibilización de todo el circuito que se cristalizó en el local”, dice Esteban Prado intentando dar una explicación sobre el fenómeno que generó El gran pez rápidamente en la ciudad.

Con el local “explotado” de libros y todavía con un puñado de ideas que no podían llevar adelante por falta de espacio, decidieron, en los meses finales del 2019, mudarse. Nadie imaginaba todo lo que vendría después: el 2020 y la pandemia. Viene la cuarentena y el pago del alquiler de dos locales, sin poder abrir ninguno de los dos. Con una mudanza casi clandestina, El gran pez llega a su nueva casa. Nueva dirección, nuevo espacio y, sobre todo, condiciones para realizar todo lo que habían ensayado y pensado en el local anterior. Prado recuerda que, “Todo el ‘macrismo’ fue muy crítico con el libro en general, todo fue para abajo. A eso hay que agregarle nuestra transición. En abril o mayo logramos consolidar la mudanza y cerrar el otro contrato. Ahí empezamos a trabajar con los protocolos y, sobre todo, las redes sociales. Algo lateral pero que nos enseñó mucho”.

En ese contexto aparece el Club Tifón. Primera actividad, de las varias que vendrán, que ponen en macha desde la librería. Una suscripción que garantizaba, en el contexto de pandemia, un vino y un libro por mes. Explotaron las suscripciones. “Fue increíble sentir el apoyo de la gente. Ellos entendían la situación, entendían que si no nos compraban libros nosotros íbamos a tener que cerrar y, sin embargo, de nuevo se reafirmó el vínculo con la ciudad. Siempre nos acompañaron desde la ciudad”, dice.

-Hubo dos momentos que implicaron cambios en El gran pez. Uno fue esa mudanza, creo que pasaron a ser otra cosa ahí. Otra el premio del que vamos a hablar también. Pero, ¿Cuáles fueron los cambios que ustedes sintieron en ese momento?

- Lo primero fue el riesgo de saber que había que vender más para poder sostener todo lo que estábamos haciendo. Eso generó cosas. Todos teníamos otros trabajos y esto implicaba que se dejaran y se dedicaran full time, con el riesgo que eso suponía. Fue una transición muy lenta por la que fuimos
apostando más a la librería. Algunos renunciaron a sus otros trabajos y se dedicaron ciento por ciento a la librería. Fue una apuesta fuerte. Y lo otro fue más desde lo humano. En el otro local trabajábamos de a uno y nos cruzábamos solo un momento en el cambio de horario. Ahora empezábamos a trabajar de a
dos y los cruces se daban de a cuatro y ahí empezamos un diálogo más presencial que el que manteníamos por el chat. A partir de ahí, creo, a partir de ese momento empezó a potenciarse nuestro diálogo y la identidad de la librería. En esos cruces empezaron a suceder cosas. Por ejemplo, ahí empezamos a proyectar la feria “Invierno” y la editorial. Todo lo que ahora se está dando comenzó en esos cruces.

-¿Y cuál es esa identidad?

-En principio esto de representar el circuito de independientes de Argentina y Latinoamérica, de habla hispana, y, además, la impronta por una identidad visual particular. Todo lo que hacemos desde los señaladores, los afiches y lo demás tienen características particulares que tienen que ver con la importancia que le damos a lo gráfico. Eso también está representado en el catálogo de libros. Y todo eso nos interesa desde la experimentación formal y material del mundo del libro. Tenemos un interés de que eso exista y nosotros buscamos reafirmarlo a cada instante. Creo que también hay algo de que la
mayoría de las librerías están pensadas de manera unitaria, una sola persona es la cara, sin embargo acá somos seis y cada uno puede hacer un pedido punteado de libros y eso hace, por ejemplo, que nuestro catálogo sea muy particular. Por supuesto que también tenemos intereses comunes, sobre todo en lo que respecta hacia dónde queremos ir.

En el 2021 El gran pez recibió el premio de la Feria de Editores a nivel nacional como mejor librería del año. El premio correspondía al 2020, año complejo para la librería, por lo que se toma inmediatamente como un reconocimiento a la apuesta por crecer que se habían propuesto.

El premio les dio una visibilización nacional. Si alguien en Mar del Plata no los conocía, a partir de la aparición en los medios no pudo dejar saber quiénes eran. Por otro lado, instaló la librería en el circuito turístico. Muchos y muchas visitantes de Mar del Plata, amantes o consumidores de libros, no dejaban
de pasar por ahí. Pero también reforzó las ganas y las ideas de seguir desarrollando actividades culturales. Ya había apoyo y reconocimiento para lograrlo: club por suscripción, feria Invierno, charlas y lecturas en la librería, talleres y, lo último, una editorial propia. Prado señala que, “Siempre fue nuestra
idea y ahora podemos. Por ejemplo, siempre nos pareció que el tema feria necesitaba una revisión. En Mar del Plata no tenían lugar las ferias de las que nosotros participábamos antes y nos pareció que hacía falta. Sobre todo, desde el punto de vista de que son muchos proyectos que confluyen en una
misma feria, muchos proyectos editoriales, todos representados por sus propios editores y se arma ese diálogo tan productivo. Me parece que cuando uno ve en un espacio como el foyer del teatro Auditorium cien proyectos de editoriales, mucha gente entusiasmada con propuestas muy distintas, pero todos conviviendo ahí, todo lo que confluye en este tipo de feria no estaba y nos parecía que tenía que estar y por suerte también tuvimos una recepción increíble con la primera edición que fue este año.

-Y ahora la editorial propia...

- Sí, se lanzó el 1 de diciembre. Es raro. La librería fue fundada por editoriales, algunas que no están y otras que siguen produciendo, y siempre estuvieron las inquietudes de ver nuestro propio material, ese que nos gustaría que se publique. Aprendimos mucho y, sobre todo, nos dimos cuenta de que una editorial no es de una sola persona. Al principio creíamos que solo se podía, pero no fue así. Viendo luego cómo funcionan las editoriales que hay en la librería, como se profesionalizan, cómo y qué libros publican, fue que vimos que podíamos repensar lo que hacemos y armar una propuesta editorial nueva que tenga que ver con la identidad de El gran pez, pero como editorial. Tenemos más experiencia, aprendimos mucho y, sobre todo, somos un equipo que está pensando todo el tiempo en el proyecto.

El sello editorial de El gran pez comienza su camino con la colección La novela del verano. Dentro de esta aparece una primera novela firmada con seudónimo: Todos se escondieron ya de Yuri V.

La colección propone novelas para leer en vacaciones. Pensando en el 2024, la editorial ya piensa en un concurso para definirla y editarla que se lanzará durante el próximo año. Luego llegarán otras colecciones, poesía, ensayo, narrativa, novelas gráficas, pero en todos los casos será material que a los editores los divierta y, fundamentalmente, que ellos leerían.

Todos se escondieron ya es una novela de muchas voces que se unen a través de la Autovía 2. Una paleta de personajes de todos los colores que ponen el texto en la frontera entre lo experimental y lo popular. Lanzada ya a la venta, estará en setecientas librerías de todo el país en pocas semanas.

Su autor o autora se enmascara detrás del seudónimo Yuri V. “Así como queremos poner en juego algunas cosas con la editorial, también queremos poner otra. Entre ellas el nombre del autor de un texto como protagonista del mismo. La negación del mismo le quita peso a la figura autoral y queda solo texto” explica Prado.

-Club, lecturas, talleres, feria, editorial, siempre librería, ¿Qué queda de aquel principio?

- No sé si vamos a seguir abriendo puertas, creo que ya bastante complejo está. Ya sostener todo eso que mencionás, y que cada parte siga existiendo por sí misma por diez o quince años, nos pone feliz. Más allá de eso, lo que queda son las ganas de seguir haciendo cosas. También la creencia y el valor del libro, del diálogo y de la intervención creativa y política que está alrededor de eso, el tipo de vínculo que se construye alrededor de un libro. Cuando todo el mundo anuncia la muerte del libro, la cuestión de lo digital, de lo virtual y todo lo demás, nosotros como espacio de resistencia, si querés, reivindicamos las relaciones humanas y la creatividad a través de él. Pienso al mundo del libro como un espacio de evasión, no como la novela de aventura en cierto momento de la historia, sino como un lugar donde conectás y reconectás con otro tipo de cosas. Eso está muy presente en todo el proyecto.

-¿Y todo eso lleva más plata o más tiempo?

- (Prado se ríe) Siempre vamos armando como una ecuación con respecto a eso, de lo que puede dar en términos de dinero y el tiempo que nosotros invertimos. Siempre, pero siempre, es muchísimo más el tiempo que la plata. Si lo pensamos en términos neoliberales hablamos de un emprendimiento que no es exitoso. Ahora, si lo pensamos en términos de intervención cultural que puede subsistir en términos económicos, es lo que queremos hacer.

El gran pez tiene apenas seis años. En su haber es mucho: Club Tifón, feria Invierno, una editorial, talleres, lecturas de autores, muestras y libros, siempre libros por todos lados. El protagonista de la novela de W. G. Sebald, Austerlitz, en una librería recuerda quién es y de dónde viene. Está claro que muchas librerías te lo hacen más fácil.