Milipili, Tincho, Raúl, Mabel: ¿Por qué necesitamos etiquetarnos?

Los seres humanos necesitamos etiquetar para marcar un comportamiento que consideramos "desviado" o remarcar la diferencia de clase.

21 de Julio de 2022 18:56

*Agradecimientos para el sociólogo Lucas Fernández Rendina por su asesoramiento

Cada nombre representa un estereotipo de persona. Por ejemplo, las Milipilis, que hoy son tendencia en TikTok, serían chicas de clase media alta, sube muchas fotitos en Instagram, con filtros, siempre con ropa de moda, ama el verano y le encanta el sushi. Milipili es la conjunción entre Milagros y Pilar, dos nombres muy usados entre las familias de alto poder adquisitivo en la Argentina. Y Tincho sería lo mismo pero en versión masculina. De hecho, al hijo de Valeria Mazza lo agredieron por ser un Tincho, es decir, un “cheto” de clase alta

Esto no es nada nuevo. Siempre existió. ¿Querés un ejemplo?  La "rubia hueca” o doña Rosa, ama de casa que no podía pensar por sí misma. Hoy es más conocida como Mabel. Y apareció Raúl, el típico hombre que habla sin saber creyendo que se las sabe todas. ¿Qué tienen en común todos ellos? Que son términos peyorativos.  

 

Los estereotipos nunca son buenos, pero de estereotipos vivimos. Ahora, ¿Por qué nos etiquetamos así?  

Necesitamos del lenguaje básicamente para nombrar el mundo. Y cuando lo hacemos, le damos un sentido. La sociología, desde la vertiente del interaccionismo simbólico, estudió el concepto de "etiquetamiento" vinculándolo con la idea de "desviación", es decir, generalmente etiquetamos para marcar un comportamiento que consideramos "desviado".

También las usamos para remarcar la diferencia de clase y esto no sólo pasa en Argentina, es un fenómeno internacional. En un mundo donde tenemos tantas opciones, la identidad se va fragmentando tanto que surge con más fuerza esa necesidad de pertenecer a algo, de reivindicar etiquetas para tener un lugar, nuestro lugar de pertenencia y para lograrlo, hacemos todo lo posible, para diferenciarnos de los demás. Así es como surgen estos términos.

¿Pero esto tiene consecuencias sociales? Sí. El sociólogo Howard Becker, en su libro “Outsiders”, explica que el etiquetar constantemente a una persona puede provocar el efecto de una “profecía autocumplida”. Es decir, que esa persona no sólo empiece a actuar en base a esa etiqueta, sino que además, la misma sociedad le negará insertarse en otros espacios por considerarlo desviado. Y todo esto, a la larga, generaría, diferentes subculturas. Algunas con más privilegios que otras.

¿Viste? Ahora lo sabés.

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