Vino desde Estados Unidos a Mar del Plata para casarse y la aerolínea le perdió el vestido de novia

El sueño de poder vacacionar quince días en su ciudad natal y celebrar el casamiento con su pareja estadounidense se ha vuelto una pesadilla tan dramática como costosa para una marplatense. Durante el viaje que hizo desde suelo norteamericano, Camila Rodríguez Rendón sufrió una situación insólita en manos de American Airlines, que extravió las valijas donde llevaba el vestido de novia. Mientras la reconocida compañía internacional dilata la devolución del equipaje, la desesperación crece en ella, y es lógico: la boda es el domingo.

“Hace cuatro días que estoy tratando de comunicarme con ellos y nada pasa, nada progresa, y ni siquiera se comunican conmigo. Soy siempre yo la que tengo que dar la iniciativa de llamar y preguntar y ya no tengo paciencia. Pido que esto se solucione lo antes posible porque el domingo me tengo que casar. Necesito mi vestido de novia, y todas mis cosas. Pagué como cualquier cliente y no merezco este servicio horrible”, denuncia la joven, en diálogo con 0223.

Camila, que es chef internacional y se encuentra instalada en Estados Unidos hace varios años, sacó los pasajes en septiembre para pasar Año Nuevo en Mar del Plata, junto a su familia. El viaje representaba mucho más que unas simples vacaciones: era la oportunidad de cumplir un sueño postergado por la pandemia del Covid-19 y los condicionamientos de la coyuntura económica.

“Cuando decidimos casarnos con mi marido en Estados Unidos, mi familia no pudo estar por los trámites de la Visa y por todo lo que cuesta ir hasta allá. Y la idea de celebrar de nuevo la boda con ellos siempre estuvo presente pero cuando llegó el coronavirus se nos borró de la cabeza. Recién este año se dio la ocasión perfecta para recrear el casamiento con toda mi familia junta, y por eso decidimos venir ahora”, comenta.

La odisea

Camila acusa inconvenientes con American Airlines desde un principio. Su plan consistía en partir el 29 de diciembre desde Pensacola, hacer una escala de una hora en Miami e ir rumbo a Buenos Aires, con la idea de arribar a la Argentina a la mañana del día siguiente. Sin embargo, nada de eso fue posible, a raíz de las reprogramaciones constantes de horario que definía la empresa por “razones de tráfico aéreo”.

El vuelo, originalmente, salía a las 17, después se pasó para las 19.03 y, una vez en el aeropuerto, la joven supo que se iba a retrasar para las 20.04, lo que vedaba la posibilidad de tomar el otro vuelo en Miami que se había programado con escaso margen de diferencia. Con desconcierto, la pasajera marplatense se acercó hasta las oficinas de atención para reclamar y logró gestionar un cambio de billete del segundo vuelo con Copa Airlines.

La joven asegura que intentó retirar las valijas, después de terminar la primera etapa del viaje, pero recuerda que el personal del lugar se lo impidió por “cuestiones de seguridad”. Y al momento de subir al otro avión, dice que la nueva aerolínea desconoció la existencia de las dos valijas que llevaba con su esposo porque American Airlines aún no había hecho la transferencia correspondiente del equipaje.

“Yo estaba odiada con la situación, más que nada por el tiempo con el que había planificado el viaje, por la plata que pagué, por la boda, y por el hecho de que te pateen literalmente como una pelota de fútbol, de un lado para otro, sin solucionarte nada. Cuando llamé por última vez, una de las operadoras me dijo que las valijas iban a estar en Buenos Aires, que no me preocupara, que tenía que ser positiva, que había sido un error de ellos. Y me tuve que subir al avión porque si no lo perdía, ya estaban por embarcar”, afirma.

Así, arribó finalmente a Buenos Aires el viernes 30 de diciembre, a las 21.30. Y ocurrió la pesadilla: las valijas no aparecían por ningún lado. “Me tuve que poner a buscar a alguien de American Airlines porque no había nadie alrededor. Yo estaba corriendo mientras mi familia me esperaba del otro lado de la puerta. No tuve ni un segundo para abrazarlos porque necesitaba resolver esta situación. A mi mamá la abracé a duras penas, después de cuatro años sin verla, y todo por culpa de una empresa irresponsable”, apunta.

Sin tomarle los datos del boleto o el pasaporte, el personal de American Airlines repetía lo mismo ante cada pregunta de Camila: que solo Copa Airlines conoce el paradero de las valijas porque “por ley supuestamente la última compañía que te transporta es la que se hace responsable del equipaje”. Sin embargo, los representantes de la otra empresa y la información de tracking number que le figuraba a ella en la misma app de la aerolínea de bandera estadounidense, demostraban lo contrario.

“Gorda de mierda”

Al mencionar la atención que recibió de otra supervisora de American Airlines en el aeropuerto de Ezeiza, la marplatense acusa un trato “pedante” y hasta da cuenta de una situación de violencia inesperada: “Lo último que hizo esa persona fue ayudarme. Le dije que era una incompetente y cuando me estoy yendo con mi marido me agarró del hombro, me dio media vuelta y empezó a insultarme y a decirme que era una gorda de mierda. Fue una falta de respeto total”.

Camila promete no quedarse de brazos cruzados tras el tenso episodio y avisa que iniciará una denuncia al respecto. “Obviamente que voy a tomar acciones legales. Ya estoy hablando con mi abogado para comenzar con eso lo antes posible. Me sorprende que una persona tan irrespetuosa e irresponsable, que debería dedicarse a ayudar a encontrar soluciones, trabaje para esta empresa. Yo tengo todo el derecho a reclamar, después de haber actuado decentemente como persona y como cliente”, confirma.

Sin esperanza

La chef lamenta la “situación horrible” que atraviesa junto a su esposo en este comienzo del 2023 y asegura que nunca se olvidará de la traumática experiencia del viaje. “Yo pensaba que American Airlines era una de las mejores aerolíneas pero claramente no lo es. Viajar con ellos fue una de las peores decisiones que tomé en mi vida”, sentencia, y agrega: “Pagué mucha plata por este vuelo, estuve muchas horas despierta, sin dormir, volviéndome loca y lo único que hicieron fue arruinarme las vacaciones”.

Solo por la información que figura en la página de la firma norteamericana, Camila tiene la certeza de que sus valijas están en Buenos Aires. Sin embargo, al insistir por teléfono, los operadores garantizan que el arribo a Mar del Plata del equipaje es inminente pero aún no hay ninguna novedad concreta. “Estoy podrida de que me sigan diciendo que van a llegar las valijas. Sinceramente, ya no tengo más esperanza de pensar que el vestido va a llegar a tiempo para mi boda. Ya no sé qué más hacer”, confiesa.

“Hoy sigo en la misma, sin mi equipaje, y gastando plata de mi bolsillo para poder vestirme porque no tengo nada acá. En las valijas hay muchas cosas que realmente necesito y no tengo por qué pasar por esta situación y que nadie me ayude en lo más mínimo. Estoy a la deriva, sin ninguna comunicación de nada, como si mis valijas no fueran importantes para nadie”, reitera, y concluye: “Quiero que este problema gigante se termine lo antes posible. Necesito saber dónde está mi vestido”.