Crisis para unos, ganancias para otros

Mientras los gremios denuncian crisis laboral por parálisis de la flota fresquera, Oscar Fortunato, compañero de Manino Iriart en el Consejo Federal Pesquero, reasigna merluza a Solimeno y Valastro.

30 de Octubre de 2014 10:45

La industria pesquera marplatense está encerrada en un laberinto y le cuesta encontrar la salida. Desde atrás la persiguen los costos internos que corren al ritmo de la inflación y el dólar blue mientras que desde adelante la frena el atraso cambiario.

En el interior del laberinto habitan muchas empresas armadoras que intentan sobrevivir sobre la línea de flotación, reduciendo la actividad o buscando nichos más rentables lejos de Mar del Plata, y miles de trabajadores, que en realidad a esta altura son sub ocupados.

Es que la inactividad de lo que queda de la flota merlucera genera discontinuidad en el empleo de los obreros marítimos y salarios garantizados bajo convenio para los obreros ligados al procesamiento. Cuando no, subsidios, como al personal no registrado.

Los gremios vinculados con la actividad, reunidos en la mesa de la CGT, denunciaron días pasados que la parálisis que afecta a la flota fresquera provoca una seria amenaza para 10 mil puestos de trabajo. El hilo siempre se corta por lo más delgado.

En Mar del Plata, según la estadística del Consorcio Portuario, hay 124 buques fresqueros de altura, 16 congeladores, 54 costeros y 74 artesanales de rada-ría. Muchos de esos barcos ya no están en Mar del Plata. Se fueron al sur a pescar merluza o langostino: gastan menos combustible y facturan más pesos.

La estadística oficial que contabiliza los desembarques locales muestra una reducción de las descargas en los primeros nueve meses del 2014 del 9%, lo que se traducen en algo más de 25 mil toneladas de pescado fresco. Pero llega pescado procesado por la ruta desde la Patagonia. Al industrlal le resulta más barato y menos conflictivo de esa forma. El hilo se sigue deshilachando.

Ese volumen que acá falta no se pescó, no se descargó, no se transportó a una planta frigorífica y no se procesó. Días y horas de trabajo no consumadas. Una cadena de valor detenida que hace tambalear a una estructura que si bien es elástica, no soporta tanta tirantez.

Tensión que no parece asomar en ningún discurso de funcionarios ni legisladores. Como si el puerto no formara parte del mapa marplatense. En realidad excede a la cuestión geográfica. Hace 150 días, 118 obreros mantienen tomado el frigorífico Arhehpez, en Belgrano y Champagnat, en reclamo de la defensa de los puestos de trabajo. Hasta ahora resulta más fácil repartir subsidios que intentar garantizar la continuidad laboral.

La merluza, principal motor de la flota fresquera, redujo su presencia en el muelle por encima del 7% en comparación al mismo período del año anterior. Que ya era inferior a lo mostrado en 2011. El paro de tres meses en defensa de la personería jurídica del Simape, al promediar 2012, impide comparaciones con ese período.

Desde la Cámara de la Industria Pesquera Argentina (Caipa) aseguran que la actividad no tiene rentabilidad si no se superan obstáculos como el atraso cambiario, la presión impositiva y los altos costos laborales.

“Muchas empresas no llegarán al 2015”, dice Fernando Rivera, abogado laboralista y presidente de la cámara que agrupa a las empresas procesadoras del puerto. El dirigente cuestiona una supuesta bonanza que se emite con los números generales del sector, que muestran, según el último Informe de Coyuntura, una suba del 1,5% en toneladas y 5,8% en el ingreso de divisas del exterior por la venta de productos pesqueros en los primeros ocho meses del año, en comparación con el mismo período del año pasado.

¿Cómo está en crisis un sector que muestra números positivos?. Por el fenómeno del Langostino, “El Messi de la pesca nacional”, como analizamos en esta columna, en junio pasado.  El marisco no para de crecer: mayores desembarques y aumento de precio, a partir de una mayor demanda de China, sustentan el milagro.

“Hemos tenidos que interponer recursos de amparo para que el Estado nos devuelva el IVA por las exportaciones realizadas. A muchas les han pagado a los 4 años y sin ajustes”, confiesa Rivera al tiempo que denuncia la voracidad fiscal de ese mismo Estado que aplica intereses de un 3% mensual por deudas de cargas sociales e impositivas.

Lo más ilógico es lo que sucede con el combustible, vital en la estructura del negocio. Su costo ha crecido mucho más que los precios de la venta del pescado. Incluso superior el incremento del tipo de cambio. “La pesca paga una tasa (impuesto a las autopistas) que como no le corresponde, el Estado lo devuelve. pero a los seis meses, ocasionando importantes perjuicios financieros”, asegura Rivera.

Los gremios advierten que los armadores que pueden, prefieren operar con sus buques congeladores o factoría, en vez de hacerlo con los fresqueros, por una cuestión de mayor rentabilidad. Para colmo, los controles sobre el coeficiente que traduce pescado entero que ingresa a bordo y la descarga de filetes congelados que bajan en puerto, no son lo suficientemente eficaces, denuncian los sindicatos. El Simape, por caso, también pidió que se obligue a los armadores fresqueros a realizar las 2,5 mareas promedio por mes.

“Es un disparate; como tratar de ir contra el mercado”, subraya un armador pesquero. “Si tardás 14 días para completar un fresquero, consumis 50.000 litros de gas-oil y el pescado no vale nada, nadie se va a apurar para sacar el barco porque perdés plata. En cambio si tardás 6 días y consumis 21.000 lts para traer la misma producción la ecuación cambia”, grafica.

El Simape, Supa y Soip solicitaron que las autoridades restringen la actividad de los barcos congeladores. A mal puerto fueron por agua. Oscar Fortunato es representante suplente, junto a Manino Iriart, de la Provincia de Buenos Aires en el Consejo Federal Pesquero (CFP). El titular es Horacio Tettamanti, el mismo de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, que tiene inasistencia perfecta en el CFP.

Fortunato y “Manino” deberían atender las demandas de los sindicatos, que buscan la defensa de los puestos de trabajo en  el puerto local. Al menos ese fue uno de los objetivos de la conformación de la Comisión Asesora en Políticas Pesqueras de la Provincia de Buenos Aires, el mes pasado.

"La pesca y su industria tiene mucha importancia para el Gobernador Daniel Scioli y le asigna un valor destacado en la agenda de desarrollo de la Argentina que viene. En ese contexto nosotros debemos acompañar y buscar formas para fortalecer al sector pesquero", señaló Manino Iriart, en oportunidad de la presentación de la Comisión en sociedad.

Pero la Provincia luce “activa como nunca” con otras prioridades. En las últimas semanas, según consta en las Actas del CFP, Fortunato solicitó una reasignación de merluza de la Reserva de Administración, la que guarda la Subsecretaria de Pesca luego de repartirla según las cuotas individuales transferibles de captura (CITC) de cada buque.

Pablo Trueba, secretario General del Simape, informó la semana pasada que armadores fresqueros locales habían devuelto 32 mil toneladas del cupo de merluza ante la imposibilidad de pescarlas. Esa porción también se reasigna y por ahora los únicos beneficiarios son barcos congeladores. Del reparto de 8 mil toneladas que aplicó el Consejo Federal, solo 700 fueron a la bodega de buques fresqueros.

El compañero de sillón del diputado Iriart solicitó y le dieron 500 toneladas para el congelador “Navegantes”, 250 para el “Virgen María”, 200 para el “Ur Ertza”, de Tony Solimeno. También gestionó 500 toneladas de merluza para los barcos congeladores “Géminis” y “Ventarrón I” del grupo Valastro, otro de los ilustres apellidos de la pesca local. Hacía poco, dichos barcos ya habían recibido una reasignación de 700 toneladas aunque no primó un criterio social en la medida. Es más, la empresa redujo su planta de personal registrado a fuerza de salidas “arregladas”.

Además de integrar el CFP, Oscar Fortunato es presidente del Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA). Valastro, como Solimeno, son socios del Consejo.  Tettamanti, como empresario naval, repara la amplia flota de estos armadores. Todo queda en pocas manos. En las mismas de siempre. Lo que cambia son los cómplices/representantes suplentes que lo permiten a cambio de priorizar sus sueños electorales y no el trabajo de los marplatenses.