La increíble lucha de una mujer contra la mafia regional de los canódromos

Marta Elisabet Wagner vive en Dolores y es referente de la Asociación para la Asistencia al Animal Abandonado. Desde hace años, denuncia a las organizaciones ilegales que explotan y torturan a esta veloz raza de perros con la que realizan acaudaladas apuestas. Recién en este 2014, la activista obtuvo los primeros resultados positivos en su titánica causa y logró dejar en evidencia algunos vínculos policiales con estas carreras ilegales.

En septiembre pasado, Wagner realizó una denuncia en la Jefatrura Departamentel luego de registrar la existencia de una gran presencia de gente en el canódromo de su localidad, conocido como `Santos te espera´, ubicado en calles Rico y Sosa. “Fui hasta el lugar a esperar que la policía llegara, cosa que nunca sucedió. Era inútil todo lo que hiciera, estaban en una clara connivencia con los organizadores” aseguró en diálogo con 0223, después de dejar registros ante las fuerzas de seguridad en más de veinte oportunidades. “Aquella carrera siguió su curso y se hicieron varias más sin ningún impedimento”, agregó.

En su ofensiva contra el flagelo, Marta contó que corrió “riesgos tremendos” y sufrió “atentados de distinto calibre” (le introdujeron azúcar en el tanque de nafta de su camioneta para que se fundiera y cubrieron la vereda de su hogar con aceite y solvente para incendiarla). Llegó a realizar más reclamos intentando adelantarse a la realización de cada carrera hasta que denunció en la UFI 3 al Jefe de la Departamental por incumplimiento de los deberes de funcionario público. A los pocos días, el comisario Héctor Córdoba, a cargo de la Jefatura Distrital, pidió el apoyo del Grupo GAD y realizó el primer operativo después de tres años de acusaciones.  

En la actualidad, el mencionado canódromo se encuentra cerrado y con custodia los fines de semana para evitar que se vuelva a delinquir. El organizador, procesado, sigue en libertad. Wagner logró clausurar momentáneamente también los canódromos de Bolívar y Chacabuco. Según cifras extraoficiales, en promedio, la convocatoria es de 100 hasta 400 personas, aunque se asegura que hay festivales en los que llega a haber hasta 15 mil participantes, a razón de 100 pesos por entrada, las cuentas en el mejor de los casos llegan a cajas de 1,5 millones de pesos, apuestas aparte.

Por si fuera poco, estas carreras también son utilizadas por los productores como pantalla para vender drogas. En junio de 2011, la Policía Federal detuvo en varios procedimientos a seis personas acusadas de formar una organización dedicada al narcotráfico. La operación se llamó “Galgos Verdes” y en ella se pudo comprobar como en diversos autos de alta gama acondicionados para trasladar perros de competición, había un doble fondo en el que se repartía la droga. Incluso, la investigación detectó que en el domicilio de uno de los proveedores de los estupefacientes había ocho perros de la raza galgo, algunos de ellos premiados en las carreras y valuados en quince mil pesos cada uno. 

La mafia es tal que el Hospital Veterinario de Dolores, gestionado por esta organización protectora de Animales, sufrió tiempo atrás un atentado que dejó todas las instalaciones envueltas en fuego. Dos bombas molotov cayeron sobre el inmueble y todo quedó destruido para las decenas de animales que allí vivían. “Lo terrible de todo esto es que no sólo hay una connivencia de malos policías, sino que los fiscales también miran para otro lado”, relató Wagner y concluyó: “Días pasados le pregunté al ayudante del Fiscal cómo iba la investigación sobre el atentado al Hospital y me respondió que estaba trabado con la causa. Es una burla si se tiene en cuenta que enviaron a los peritos 10 días después del atentado, luego de dos tormentas de viento y lluvia que se llevaron todas las evidencias”.