“Perdoná que te joda, estoy con Neymar, ¿tendrás tiempo para tatuarlo?”

Roberto López, el tatuador de Lionel Messi, revela detalles de su relación con el crack argentino. "Soy fanático del pibe, no de la estrella", revela.

4 de Julio de 2015 09:54

Por Redacción 0223

PARA 0223

Por Rocío Díaz, especial para 0223

Roberto López, un tucumano devenido en marplatense, es uno de los pocos tocados por la varita mágica que hoy puede hablar de uno de los jugadores más grandes de la historia del fútbol desde cerca. No sólo se convirtió en su tatuador sino que ya es parte de su vida, un amigo. “Es dueño de una humildad descomunal”, repite una y otra vez desde una de esas sillas negras y con rueditas que le permiten a uno buscar una cosa que está más lejos, sin caminar.

Eikeel Tatto es su casa cuando está en Mar del Plata; el local 7 de la galería San Martín. Las fotos que decoran la vidriera hablan por sí solas: jugadores de fútbol, celebridades de la televisión y los impresionantes tatuajes realistas que Roberto creó con su derecha. Ya en la entrada uno empieza a entender de qué va el talento: hay premios, cuadros y medallas por donde se detenga la vista. Pero el laboratorio de arte, ahí donde puede estar solo con el sonido de sus ideas, está abajo. Como si fuera una sala de cirugía, hay una limpieza abrumadora y un infaltable horno para esterilizar las herramientas.

Con una sonrisa que le va a durar toda la entrevista, empieza a hablar. El intermediario fue Juan Cruz Leguizamón, arquero de Central Córdoba de Rosario y compañero de Messi en las inferiores de Newell’s hace más de 20 años.  La Pulga ya venía con ganas de tatuarse y le preguntó a su amigo de la infancia quién podía dibujarle lo que él buscaba: una imagen realista que cause impacto. Le sugirió a Roberto y le pasó el teléfono. La primera semana el marplatense la vivió con mucha ansiedad; hasta que un día dejó de esperar lo que en un mes al fin llegó. Al principio pensó que los mensajes de WhatsApp eran una broma y cuando lo comprobó no pudo creerlo.

El primer encuentro, aquel que materializó a la persona que estaba detrás de la pantalla del celular, fue en febrero. Roberto viajó a Barcelona y todos los gastos corrieron por cuenta del rosarino. Para Messi, Roberto fue desde el principio uno más de su círculo; lo buscó él mismo en el hotel en su camioneta (que no tiene vidrios polarizados ni blindaje) y compartieron momentos juntos con la familia del rosarino. Es por eso que su tatuador no puede dejar de destacar su generosidad con él y con todas las personas. Como ejemplo recuerda el anteúltimo partido del Barcelona por el campeonato. “Podría haber pateado él el penal y se lo dio a Neymar; él podría haber sumado un gol más para pasarlo a Cristiano (Ronaldo); pero no, no le interesa eso”, dice en defensa de su ídolo.

Muchos critican a Messi cuando no canta el himno durante los partidos de la Selección, Roberto en cambio protege el nacionalismo de su nuevo amigo: “El gesto que tuvo de haberse tatuado con un argentino, cuando podría haberse tatuado con cualquier otra persona del mundo” es el detalle que destaca y aclara: “Más allá de mí, eligió a un argentino y eso delata que las raíces le tiran siempre”. Y aunque la comparación con Maradona es inevitable, para Roberto muchas veces resulta inútil. Explica que en la época de Diego no era “tan alto el nivel del fútbol”, en cambio “hoy está muy alta la vara, y hacer lo que hace Leo frente a equipos que son sorprendentes, lo hace verdaderamente bueno”.

Si bien la imagen de Lionel tatuado provocó muchas polémicas en los medios, Roberto, que conoce mucho del tema, explicó que la mayoría de los jugadores llegan a un momento de su vida en el que necesitan expresarse y más cuando “han llegado a lo máximo”. “Buscan tal vez agradecer a todos ese sucesos de cosas que vivieron”, explica. López estudió bellas artes y hace más de 15 años se dedica al rubro de los tatuajes. Pasaron por sus manos celebridades como Marcelo Tinelli y desde hace un tiempo es elegido por jugadores de fútbol de la talla de Martín Palermo y Andrés D’Alessandro.

Messi propuso las imágenes y Roberto las diseñó. Jesús con las espinas en su cabeza; una flor de Loto que lo representa a él con un capullo que es su hijo Thiago; una flor de cerezo volando; un rosario cuyas cuentas forman la silueta de su ciudad natal; la ventana de la Sagrada Familia en honor a Barcelona y a su propia familia; un mapa que une a Sudamérica con Europa; y un reloj que simboliza a Cronos, el Dios del Tiempo. El último, ocupa un lugar de privilegio dentro del brazo; ya que lo que quiso demostrar es que “todo tiene su tiempo”. Todos los elementos juntos forman una alegoría, es decir una representación artística que tiene un significado simbólico único: la historia de su vida.

“Robert, perdón que te joda, estoy con Neymar, él quiere hacerse un tatuaje relacionado a la familia, ¿vos tendrás tiempo para tatuarlo?; vio mis tatuajes y le gustaron, pero no sé si vos tenés ganas de tatuarlo”, le preguntó Messi. Fue entonces uno de esos días de su primer viaje cuando llegaron al departamento de invierno de Leo y los estaba esperando el 11 del Barcelona. “Fue justo un día antes de su cumpleaños número 23”, relata Roberto.

El segundo viaje fue en abril. Cuenta que fue en el avión con Antonella y resalta la humildad que tiene ella también, quien durante el check in “hizo la cola normalmente” como cualquier pasajero, a pesar de estar con Thiago. Todavía le falta tatuar una parte interna del bíceps, pero no se sabe cuándo será “porque en Barcelona es verano” y por el calor no va a poder usar “camiseta térmica para protegerse”.

Hoy, el marplatense lleva en su muñeca derecha un diez tatuado por el mismísimo Messi y se ríe mientras cuenta que muchas noches no podía creerlo y se miraba para ver si era real. En la izquierda tiene el 9, dibujado por Palermo, el histórico jugador de Boca Juniors.

“Justo está en línea”, dice en un momento de la entrevista. Messi está concentrado junto a la Selección Argentina viviendo los últimos días de la Copa América, pero en sus momentos libres, prefiere conectarse con los que están allá afuera, su gente. Entonces Roberto le manda un mensaje para contarle que la semana que viene viajará a Rosario para tatuar a Rodrigo, uno de sus hermanos y él le responde en apenas unos segundos. Charlan casi todos los días.  “Más de una vez hemos cruzado mensajes cuando está en el vestuario”, cuenta. “De hecho, en el primer viaje, me invitó a ver un partido con el Villareal. Voy, y enseguida me llegan mensajes de mi hija que quería una camiseta de Messi, ‘¿Ahora me lo decís?’ le pregunté, pero igual lo intenté, le mandé un mensaje mientras lo estaba viendo jugar, y me lo contestó en el entretiempo ‘No te preocupes que tengo un par de camisetas en mi casa’, me dijo. Terminó el partido a las 22, llegué al hotel y a las 23 en punto me dice: en 5 estoy. Fue hasta la casa, me trajo una camiseta y me la firmó. No lo pude creer.”, recuerda.

Caminar por la calle, salir a comprar una gaseosa o un paquete de fideos parece algo totalmente normal para cualquier persona. Para Leo, es imposible. Esclavo de su propia fama. “En 10 años lo máximo que caminó por una vereda son 150 metros”, revela López. Fue en Estados Unidos, donde la pasión por el fútbol no es tan extrema; pero enseguida alguien gritó su nombre y se cortó su paseo. Es inevitable. Tal vez por las centenas de marcas que llevan su cara como publicidad o por la viralización que produce Internet; pero lo cierto es que La Pulga superó hace mucho tiempo el universo deportivo. Sin ir más lejos el ingeniero argentino secuestrado hace unos días en Nigeria salvó su vida por haber nombrado a Messi.

Lionel Messi es dueño de más de 15 récords. Se puede decir por ejemplo que fue el jugador más chico en convertir y vestir la camiseta de la Selección de Argentina en un Mundial (18 años, 11 meses y 23 días); que es el futbolista con mayor cantidad de goles oficiales en un mismo año (91 goles en 69 partidos durante 2012) o que fue el más joven en conseguir tres veces el Balón de Oro. Pero, a pesar de eso y de todo lo que falta por venir en su carrera, lo que vale la pena admirar, es su esencia. Roberto lo dijo durante la entrevista: “Soy fanático del pibe y no de la estrella”.