Un grito mudo ante oídos sordos

Arroyo envió una carta a un funcionario nacional para que deje sin efecto el tarifazo del gas. El jefe de la Policía Local cuestionó la falta de apoyo de la Provincia. La situación es compleja y el intendente, por necesidad, marca distancia. 

18 de Mayo de 2016 20:03

-Es una burrada lo que plantean Macri y Vidal.  

En los pasillos de la Gobernación y la Casa Rosada todavía retumba aquella frase que pronunció el intendente Carlos Arroyo en una conferencia de prensa con todos los medios de Mar del Plata. No muchos recuerdan a qué se refería y tampoco les importa. La excusa del adelanto del inicio de clases sirvió para que muchos en las altas esferas comiencen a conocer quién era aquel hombre hosco que ganó la intendencia de General Pueyrredon. Un hombre difícil de controlar.

Desde aquella experiencia hasta, en los primeros días del año, hasta hoy, los dirigentes más encumbrados de Cambiemos y varios de segunda línea mantuvieron reuniones con el jefe comunal y su entorno más cercano. Lo retaron, le dijeron que debía atemperar sus declaraciones, le enviaron un funcionario del riñón de Horacio Rodríguez Larreta y le impusieron la idea de un coordinador de Gabinete.

En su entorno también cumplieron su parte. Lograron, por ejemplo, que Arroyo nunca dijera públicamente que estaba absolutamente en contra del pago a los Fondos Buitres. Hicieron que el intendente baje su nivel de exposición: desde hace semanas sus apariciones ante los medios fueron contadas con los dedos de una mano. Así lograron que el nivel de tensión baje considerablemente.

Sin embargo, las señales del “otro lado” no ayudan a que el intendente reduzca su nivel de confrontación. Las respuestas a los principales problemas de los marplatenses escasean. Hoy, hay dos fundamentales: la inflación, motorizada por los tarifazos, y la inseguridad, siempre latente.

En las últimas horas, hubo hechos que dejan en evidencia que ni la Provincia ni la Nación están colaborando demasiado para resolver estas dos cuestiones.

Es cierto que Arroyo se sumó a la pelea por la recategorización del gas una vez que varias ONG y la Defensoría del Pueblo habían puesto en alerta a la sociedad por los violentos aumentos que sufrirían especialmente los marplatenses. Pero eso no inhabilita que sí se sumó al reclamo y personalmente envió un planteo para que Mar del Plata tenga una tarifa de gas similar a la de ciudades patagónicas o con condiciones climáticas similares.

El pedido, por ahora, no tuvo respuesta. Y en General Pueyrredon las primeras boletas del gas están haciendo estragos: una pileta de natación que pagaba 1.200 pesos al mes recibió una factura por 18.000. Todos en la ciudad saben que lo que se pagaba de gas era irrisorio, pero lo que se paga hoy es imposible.

En la ciudad con mayor índice de desempleo del país, el jefe político no puede quedarse de brazos cruzados mientras los marplatenses no tienen para pagar los servicios esenciales. Y especialmente cuando el valor del metro cúbico de gas salta de 20 centavos a más de 4 pesos.

Sin frases estridentes y con la calma que permite elevar un pedido a través de una carta que se escribe, se relee y se revisa, Arroyo hizo público su reclamo al ministro de Energía, Juan José Aranguren, para que deje sin efecto el nuevo cuadro tarifario del gas hasta que se resuelva el planteo de que se modifique la vara con la que se mide a Mar del Plata.

El intendente firmó esa carta con dos impresiones. Una, que no caería bien en el seno del gobierno nacional. Dos, que son escasísimas las chances de que esa carta tenga un efecto real. Sin embargo, la crisis social que provocará –entre otros factores- el tarifazo del gas lo pusieron en la obligación de adoptar alguna medida.

A esta situación, se le sumó el preocupante panorama que dio el jefe de la Policía Local, Fernando Telpuk, esta semana en la comisión de Legislación del Concejo Deliberante. El funcionario confirmó que la fuerza, financiada por el gobierno de María Eugenia Vidal, no recibió chalecos y equipamiento adecuado; dijo que los aspirantes no pueden practicar tiro porque no hay municiones. Los que quieran hacerlo, deben pagarse las balas.

Nadie discutiría que las tarifas de los servicios públicos estaban desfasadas. Tampoco que era necesario fortalecer a las economías regionales. Sin embargo, las decisiones adoptadas por Cambiemos en estos escasos meses de gestión sobre estos puntos fueron abruptas: quite de retenciones (lo cual reduce los recursos públicos) y subas fortísimas (lo cual sacude, fundamentalmente a las personas más vulnerables). Y hasta el momento no surtieron el efecto deseado porque todo está absorbido por una inflación violenta.

Así, los gobiernos nacional y provincial se escudan en el anuncio de que en el segundo semestre el panorama cambiará: la inflación se controlará y comenzarán a llegar las inversiones que generarán empleo y reactivarán la economía. Mientras tanto, en las calles de Mar del Plata, el clima se caldea cada vez más y el intendente se corre un poco la mordaza y hace oír sus quejas.