Adiós a una pesadilla: secuestrarán las motos con caños de escape modificados

Lo aprobó el Concejo Deliberante por unanimidad. Para recuperar los rodados, sus dueños deberán instalarle un caño homologado. Se hará hincapié en la educación y en los efectos nocivos en términos ambientales y sanitarios.

Los "cortes", una problemática en ascenso a la que ahora se buscará ponerle un freno. Foto ilustrativa.

25 de Abril de 2024 13:25

Por Redacción 0223

PARA 0223

El fin de una problemática social podría comenzar a partir de este jueves, luego que el Concejo Deliberante aprobara una ordenanza que prohíbe la circulación de motos con caños modificados, las cuales serán secuestradas y, para su restitución, los dueños deberán colocarle caños homologados.

La propuesta presentada en abril de 2023 por el entonces bloque del Frente de Todos -hoy Unión por la Patria- fue convalidada por unanimidad de todos los espacios políticos, luego que también recibiera el apoyo del Ejecutivo tras algunas modificaciones incorporadas a través del tratamiento en las comisiones.

En concreto, la nueva normativa establece la prohibición de la circulación de motociclistas que no posean caño de escape homologado o que haya sido modificado para realizar los conocidos como “cortes”, es decir, las explosiones de impacto por aceleración. En la ordenanza se contempla la excepción de las motos que participan de actividades como exposiciones o competencias habilitadas.

Los caños de escape serán decomisados por la Municipalidad y podrán ser destruidos. Foto ilustrativa.

Más allá de la prohibición, la ordenanza apunta a generar un cambio a partir de la concientización de los problemas que acarrean estos caños de escape en materia ambiental y sanitaria. Por ello, se autoriza la realización de campañas de difusión, donde el Ejecutivo deberá presentar en un plazo 30 días el plan de trabajo al respecto.

A partir de la promulgación de la ordenanza, los vehículos que circulen en infracción deberán ser secuestrados por el personal municipal, mientras que el titular del vehículo deberá reinstalar un caño de escape homologada para recuperar el vehículo.

Como sanciones se establecen tanto el decomiso de los caños de escape modificados, como una multa económica que podrá ser de hasta 10 salarios mínimos del personal municipal, una cifra actual en torno al 1,5 millones de pesos. En caso de reincidencia dentro del año posterior a la primera sanción, la multa se duplicará.

 

“Efecto nocivo y peligroso”

En el proyecto original, su autor Miguel Guglielmotti (UP) alertó sobre “el efecto nocivo y peligroso que genera a las personas con trastorno del espectro autista (TEA) la contaminación sonora y los ruidos molestos emitidos por motos y vehículos ciclomotores de cualquier tipo y cilindrada que poseen caños de escapes modificados o libres”. Si bien la normativa busca proteger la salud de la población en general, el foco está puesto especialmente en las personas con TEA, donde el año pasado se había aprobado la ordenanza “La Hora Silenciosa”, para promocionar que los comercios cuenten con dos horas semanales con los locales acondicionados para recibir a clientes con TEA.

“La modificación de los caños de escape en motocicletas y otros vehículos es una práctica muy difundida que afecta gravemente la tranquilidad de la población al generar ruidos excesivos e intencionales en todo horario. La contaminación sonora a partir de la producción de ruidos molestos produce efectos negativos en la salud auditiva, física y psicológica de la población”, remarcó Guglielmotti en los considerandos del proyecto.

El concejal Miguel Guglielmotti, autor del proyecto,.

En esa línea, el proyecto también sumó el apoyo de la Secretaría de Salud municipal, que en un informe había indicado que “el tema de la contaminación auditiva es una problemática que debe ser atendida”. El reporte firmado por directora general del CEMA, Stephanie Schön, quien remarcó que “los seres humanos están programados para considerar los ruidos como posibles fuentes de peligro. Si la exposición al ruido es crónica y supera ciertos decibeles, los efectos sobre la salud son negativos”.

“La Organización Mundial de la Salud aseguró que los parámetros mayores a 65 decibeles son perjudiciales para la salud tanto mental como física. El ruido produce molestias, distracciones, perturbaciones e incluso si la exposición es muy prolongada puede producir daños irreversibles en el órgano de la audición, efectos cardiológicos, neurológicos y alteraciones en el bienestar psíquico”; agregó la funcionaria.

Finalmente, planteó que “las poblaciones más vulnerables a sufrir los efectos de la contaminación sonora son los adultos mayores, la población infantil y aquellas personas con algún padecimiento mental. Los niños con alteraciones del neurodesarrollo, como aquellos que reúnen criterios compatibles con autismo, sufren particularmente de alteraciones sensoriales, en especial de hiperacusia”.