Quilmes volvió a darse el gran gusto ante Peñarol

El "Cervecero" festejó por segunda vez consecutiva en la temporada ante el "Milrayitas": sólida victoria, 78 a 61, para afirmarse en zona de play offs. 

Eric Flor e Ivory Clark se pechean. Quilmes fue sólido y ganó su segundo clásico consecutivo (fotos: Diego Berrutti).

3 de Marzo de 2017 23:10

La solidez y la confianza de uno, las limitaciones y la impotencia de otro. Quilmes volvió a festejar en el superclásico del básquetbol argentino y derrotó a Peñarol por 78 a 61, para afianzarse en la Conferencia Sur de la Liga Nacional en el objetivo de clasificar a los play offs. Gran marco en el Islas Malvinas, con casi 5.000 espectadores.

Una gran noche del "Cervecero", siempre al frente en el marcador, reponiéndose de tramos irregulares y anulando a un "Milrayitas" demasiado pendiente de sus individualidades. Eric Flor fue el goleador de la noche con 23 puntos, en medio de un equipo con rendimiento parejo.

El "Tricolor" alcanzó su cuarta victoria consecutiva -todas en el Islas Malvinas-, mientras que su rival de toda la vida sufrió la 9 derrota en 10 presentaciones.

Quilmes salió al campo mejor parado que su rival, y rápidamente sacó una ventaja de 5-0 en base a su defensa y contragolpe, con Basualdo dañando en la pintura. Peñarol comenzó trabado en ataque, forzado, con pérdidas y sufriendo robos que su rival le cobró con puntos. Luego de un triple de Clark (12-6), el elenco de Richotti mejoró unos minutos con la defensa de Diez y se acercó (12-11) con un gran doble de Pettigrew.

Desde la temporada 2003/2004 que Quilmes no ganaba dos clásicos consecutivos en una temporada.

Pero desde entonces, en los 4 minutos finales, fue un festival del “Cervecero”. Defendió, obnubiló a un Peñarol que no encontró respuestas en sus extranjeros, y logró un parcial apabullante de 16-1, corriendo la cancha con la determinación de Flor para encarar el aro y con la dupla Vildoza-Eslava (7 puntos, había ingresado por las dos faltas de Basualdo) haciendo estragos. Así, cerró el primer “chico” por 28 a 12, la máxima diferencia.

En el segundo cuarto, el conjunto de Bianchelli ya no dominó como al principio. Peñarol logró frenar los daños que su rival le generaba en la pintura y enlazó un parcial de 10-0, con triples de Reed y Figueroa para achicar el marcador (32-24). Pero la visita, en un primer tiempo de 9 pérdidas contra solo 3 de su rival, dejó escapar rápido ese esfuerzo. Una penetración de Sansimoni y un robo de Clark que generó el minuto de Richotti devolvieron la tranquilidad al local. Vildoza, con un triplazo desde lejos, acentuó ese momento (39-26). El retorno de Acuña y el buen ingreso de Giorgetti volvieron a poner a tiro al “Milrayitas”. Pero Quilmes, pese a que atacó forzado y con baja efectividad (Ruiz, 0/5 en tiros de campo, por caso), logró irse al descanso con un 41-31 algo más tranquilizador.

En la reanudación, Peñarol continuó con problemas para tener fluidez en ataque. Estuvo casi 3 minutos y medio sin anotar, con 0/7 en tiros de cancha. Quilmes tampoco se lució pero con Robinson sacando un doble-falta y un triple tras buena movida de pelota, estiró su ventaja en la mitad del parcial (47-33).

En ese contexto, el “Milrayitas” plantó mejor su defensa. Figueroa llegó a las 4 faltas y el “pibe” Juan Ignacio Marcos asumió la base. Con un buen pasaje de Pettigrew y un triple de Giorgetti limó la diferencia a -6 (51-45, a 2m21s del final). Y con el retorno de un Vildoza que extrañó, cerró con un parcial de 5-0 otra vez renovador (56-45).

Peñarol siguió corriendo de atrás, en busca de ponerse verdaderamente en juego. Y en tres minutos y medio lo consiguió desde el marcador (59-52), con arrestos de Pettigrew y un buen triple de Giorgetti. Pero era todo forzado lo del "Milrayitas", dependiendo de sus individualidades, importente y con tiros que no le entraron.

Quilmes, más equipo, siempre encontró soluciones. Y respondió rápido con la fórmula del inicio, buscando a Basualdo y culminando con un "golón" de Eric Flor un parcial de 8 a 0 (69-52). El exSan Lorenzo, goleador de la noche, fue determinante para liquidar el partido con diez puntos (dos triples) y dejar delirando al pueblo "Cervecero".