"Maristas" de bronce

Siete representantes de Sporting que formaron parte de la Selección Juvenil que conisiguió el tercer lugar en el Campeonato Argentino de la categoría, analizaron lo que fue el certamen. 

Los siete representantes de Sporting que formaron parte de una excepcional campaña de la Selección Juvenil que obtuvo un meritorio tercer puesto. (Foto: Prensa Sporting)

11 de Abril de 2017 08:24

Por Redacción 0223

PARA 0223

Joaquín García Argibay, Joaquín Pérez Maraviglia, Martín Psenda, Simón Martinelli, Darío Silenzi, Jorge Di Iorio y Pedro Perenzín fueron protagonistas del tercer puesto del Seleccionado M18 de Mar del Plata en el Campeonato Argentino Juvenil. Con mayor o menor participación, cada uno aportó su granito de arena para la obtención del importante logro que dejó a nuestro rugby bien arriba por segundo año consecutivo y estampó su nombre en la historia de la Unión.

Los siete se juntaron en el gimnasio del club para repasar y compartir momentos inolvidables tras la gran campaña realizada. El primero en hablar fue Joaquín García Argibay, quien consultado por las virtudes del "Trébol" en cuanto al juego, declaró: "en defensa creo que nuestra virtud fue no desordenarnos. Siempre estuvimos organizados. El que tackleaba trataba de pararse y pescar con la ayuda de uno más. No involucramos mucha gente sin sentido y entonces nos replegamos bien y fuimos sólidos. En ataque la idea era hacer dos puntadas con los forwards y después abrir la pelota con jugadas predeterminadas, siempre atentos al momento de ir al piso para no perderla".

Además, el wing comentó que "físicamente nos hemos equiparado, aunque siempre son más grandes que nosotros. Si lo vas a buscar abajo y con mucha actitud, se cae cualquiera. Así contrarrestamos la diferencia de tamaño". Y finalmente, se refirió a su aporte: "dentro de la cancha, aporté mi velocidad para poder meter varios tries. Creo también que me destacó tackleando. Fuera de la cancha estuve siempre de buen humor y con actitud positiva".

Joaquín Pérez Maraviglia, por su parte, fue un jugador importante y de mucha trascendencia en el grupo ya que fue designado como capitán. Para hablar de su responsabilidad, el polifucional back destacó: "tuve que ser un poco más duro con todos. Dentro de la cancha debía estar siempre concentrado. Teníamos un gran grupo que me hizo las cosas mucho más fáciles. Lo mejor que tuvo el equipo fue la actitud y las ganas de salir adelante, a ganar cada partido".

El año pasado, el M18 también obtuvo el tercer puesto. Consultado sobre si fue una presión, Pérez Maraviglia respondió: "fue una motivación, pensando en que se puede, que Mar del Plata ratificó ese tercer lugar y que no es casualidad. Es un trabajo duro el que se viene haciendo, vimos a los chicos del año pasado que llegaron hasta ahí y nos metimos en la cabeza que nosotros también podíamos".

En el plantel del Seleccionado hubo además jugadores de Mar del Plata Club, el clásico rival. "Fue buenísimo compartirlo con ellos. Yo tenía una relación desde antes y fue increíble vivir esto. Ahora los clásicos van a ser más divertidos y mucho mejores porque enfrente va a haber amigos", dijo Pérez Maraviglia.

A Martín Psenda le tocó formar parte del proceso, aunque no fue convocado para disputar los últimos tres partidos del certamen. Lejos de mostrarse triste, el back comentó que "me da un orgullo muy grande porque los chicos lograron ese objetivo de estar entre los tres mejores del país. Venimos juntos desde hace muchos años en el CIAR. Pasamos varios etapas y viajes. Los vi unidos en todo momento, desde que arrancamos en el 2013 hasta que se terminó el torneo. Eso hace que las cosas vayan para adelante y salgan bien". Luego, a modo de autocrítica, "Tincho" explicó: "creo que me faltó comunicación con el resto de los jugadores y además en el debut contra Rosario hubo mucha lluvia y viento, cosas que no me ayudaron".

Para Simón Martinelli, en el éxito fue clave "tener un grupo muy unido que se afianzó. Se armó un grupo de amigos, olvidándose totalmente de que fuéramos de distintos clubes. Tuvimos grandes partidos, como el de Cuyo, el de Tucumán aunque perdimos, y el de Rosario, en el que pareció que éramos un club. Eso estuvo muy bueno. Me llevo muchos amigos con los que compartí tres meses. Todos teníamos la misma ambición y ganas de ganar. Eso nos ayudó para hacer esa gran campaña. Estoy muy conforme con lo que hicimos. Todavía no caigo. Fue hermoso. Nos preparamos mucho tiempo y conseguimos algo muy importante".

Para el hooker, levantarse tras la caída con Tucumán en semis para afrontar con todo el choque por el tercer puesto fue "una virtud. Veníamos enfocados en ganarle a Tucumán. Le hicimos un buen partido, no nos achicamos en ningún momento pero ellos jugaron mejor. Ese día fue un dolor tremendo, más por cómo había sido el partido. Dejamos todo, jugamos a lo nuestro. Estuvimos cabizbajos y tristes, pero después había que seguir entrenando y levantarse para salir tercero que era el objetivo. Queríamos dejar a la Unión más arriba o igual que el año pasado".

Darío Silenzi fue uno de los entrenadores principales del equipo y tuvo una visión distinta a la de los jugadores porque lo vivió desde afuera. Sobre sus sensaciones, el coach destacó que "son óptimas porque cuando empezamos el proceso, en octubre, nos propusimos como objetivo dejar al Seleccionado Juvenil en la misma posición o más arriba que el año pasado. Trabajamos para eso y en el inicio del campeonato no nos fue bien. En los amistosos y en el Cuadrangular vimos que no alcanzamos a aceitar el juego que pretendíamos. Cuando jugamos de local con Cuyo empezaron a salir algunas cosas y las fuimos plasmando poco a poco. Estamos contentos y conformes. Con un poquitito más de suerte y viento a favor nos hubiera ido mejor. Pero eso es ambición pura mía. El trabajo estuvo muy bien hecho por todos"

Según Silenzi, el equipo fue de menor a mayor y explotó en la parte más caliente. "En el Concentrado, contra Mendoza, se vio un equipo aceitado. La actitud siempre la tuvieron pero se afianzó el sistema y confiaron, se sacaron la presión. Contra Tucumán perdimos por cinco puntos pero dejaron el 100% de lo que tenían. Corrieron y tacklearon a más no poder. El equipo rindió al 100%", destacó.

Al meterse en la pelea por el título por segundo año consecutivo y mostrar un buen juego, Mar del Plata fue reconocido por el ambiente del rugby nacional. "Continuamente recibimos elogios. Después de ganarle a Mendoza hubo mucha gente conocida del rugby que nos felicitó por el juego y el comportamiento. Y cuando perdimos con Tucumán, muchos de la UAR se acercaron. Desde Marcelo Loffreda (DT de Los Pumas en 2007), hasta Gastón Conde (entrenador de Los Pumitas) o Emiliano Bergamaschi (entrenador actual de scrum en Los Pumas), todos nos felicitaron por cómo jugamos y por lo que levantó el rugby de Mar del Plata. Eso nos dio fuerzas y se lo transmitimos a los chicos", destacó Silenzi.

Jorge Di Iorio estuvo también en el cuerpo técnico ya que fue el encargado de trabajar específicamente en el scrum. Sobre su tarea y sensaciones, "Fatu" comentó que "iba una vez por semana para evaluar y laburar desde lo individual a lo grupal. Lo que me pasó es que vi una evolución cada día que estuve con ellos", comentó quien también entrena en esa faceta al Plantel Superior de los "Maristas".

Luego, siguió con los elogios para los pibes: "Lo bueno que tienen es que son de elite y permeables porque son chicos, entonces le decís algo y lo ejecutan, los corregís y lo hacen bien, a diferencia de jugadores mayores que ya mecanizaron algo mal. El scrum es algo muy técnico y una sumatoria de técnicas individuales. Corregíamos cuestiones posturales, de tiempos, de cuándo atacar. También trabajamos mucho sobre las reglas nuevas y sobre la interpretación de cada árbitro, ya que hay cosas que son muy ambiguas. Fue una experiencia que me encantó. Nos propusimos obtener todas nuestras pelotas y complicar lo máximo posible al adversario y se logró. Complicamos con el empuje al resto y las nuestras la jugamos cómodas y claras".

Para Pedro Perenzín el logro tiene un sabor más fuerte porque le tocó cumplir funciones distintas a las que realiza en el club. "Hice cosas diferentes y eso me sirvió. Me tuve que adaptar al sistema de la Unión, tacklear más y pasar más los rucks para asegurar la pelota de los tres cuartos en las puntas. Me movieron de carrilero a la línea de touch y me costó porque no tocaba tanto la pelota pero después me di cuenta de que esa posición era fundamental para el sistema que queríamos hacer", confesó el octavo.

Sobre el rendimiento de sus compañeros del pack, Perenzín explicó que "la tarea de los forwards fue excelente. Siempre en la ronda antes de salir decíamos que debíamos ganar la batalla para que después los tres cuartos lo definan, porque su velocidad y habilidad eran los puntos fuertes del equipo. Nos golpeamos mucho, nos esforzamos y en ningún partido nos superaron a pesar de que todos eran más grandes que nosotros. La actitud y las ganas superaron todas las expectativas".

Sobre la diferencia física que tiene gran parte de las uiones del país con los marplatenses, Perenzín dijo que "sigue habiendo. Los entrenadores nos dijeron que hablaron con el de Los Pumitas y les dijo que nos faltó un poco más de tamaño para ser campeones. Dijo que le gustó nuestro juego. El scrum, técnicamente fue impecable gracias al trabajo y la concentración de todos. Ni siquiera nos superó Tucumán, que es famoso por la fuerza de sus forwards. Eso es un mérito".
 

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