Presentan el libro "Veintidós vidas", relatos sobre los desaparecidos de origen armenio

El trabajo del periodista Cristian Sirouyan, que cuenta las historias de los desaparecidos armenios durante la última dictadura, será presentado el domingo 4 de junio a las 18  en la Asociación de Residentes Armenios de Mar del Plata.

28 de Mayo de 2017 13:52

Por Redacción 0223

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El libro “Veintidos vidas”, los desaparecidos armenios de la dictadura ’76-‘83”, del periodista Cristian Sirouyan, será presentado el domingo 4 de junio a las 18  en la Asociación de Residentes Armenios de Mar del Plata (11 de septiembre 36809, con acceso libre y gratuito.

A través de esta reciente publicación de CICCUS Ediciones, Sirouyan propone un homenaje a los 30 mil desaparecidos desde una perspectiva poco abordada: las historias de vida de las víctimas de origen armenio: Juan Carlos Abachian, Alfredo Manachian, Amanda y Rosa Assadourian, Ana María Gueuverian, Angélica Beatriz Toundaian, Antonio Alberto Hanigian Díaz, Antonio y Gregorio Dadurian, Arpí Zeta Yeramian, Elena Kalaidjian, Juan Carlos y Nora Mardikian, María Bedoian, María Ester Goulecozian, María Luisa Luisa Karaian, Martín Toursarkissian, Miguel Bezayan, Miguel Keledjian, Rosa Kazgudemian, Segundo Chejenian  y Valentina Keheyan.

Además, este trabajo de investigación reflexiona sobre la doble tragedia que marca de por vida al puñado de familias de la colectividad signadas por la pérdida de su ser querido. Todas ellas –al igual que los armenios dispersos en su diáspora en todo el mundo- también arrastran la herida abierta por otra tragedia, el genocidio cometido por el Estado turco a principios del siglo XX.

Los barcos a vapor que amarraban en Buenos Aires después de completar agotadoras travesías desde los puertos del Mediterráneo depositaban a los refugiados armenios en un escenario que les resultaba absolutamente extraño, un nuevo mundo, generoso e inabarcable, donde la única opción era empezar a rehacer sus vidas desde cero. Al principio cundía el dolor del desarraigo y la subsistencia de los armenios recién llegados quedó supeditada a rutinas sacrificadas que arrastraban a toda la familia.

Mientras tanto, iban superando los escollos en el camino a la integración  a una sociedad que percibían cada vez más amable y solidaria. De a poco, en el hermético círculo de la colectividad asomó un horizonte de prosperidad. Los nubarrones de la tragedia afloraban a la par de cada proyecto de vida, pero aquí la vida comunitaria florecía envuelta en una inquebrantable atmósfera de paz, tal vez la más pieza que más valoraban en la tierra del exilio.

Para una veintena de familias de origen armenio, ese ideal de vida recuperado iba a recibir una nueva estocada. Esta vez serían los represores de la Triple A y de las dictaduras establecidas en el Cono Sur, que reinaron entre los años ‘70 y ‘80, los verdugos que se encargarían de reabrir sus llagas más lacerantes.

Seguramente, las efímeras existencias de los 22 asesinados y desaparecidos de origen armenio de la Argentina y Uruguay fueron atravesadas por la impronta revolucionaria inoculada por el Che en Cuba y expandida hacia el resto del continente, la irrefrenable explosión del Cordobazo y las turbulencias que encendieron las pasiones de toda una generación en torno a la lucha por el retorno de Perón al país tras 18 años de exilio Pero en ellos también seguían haciendo estragos las marcas indelebles dejadas por la intolerancia y el odio de los turcos sobre los cuerpos lacerados de sus antepasados. La histórica demanda de Verdad y Justicia los impulsó a tomar parte de esa cruzada colectiva en pos de un mundo más equitativo.

Este modesto recorte de la inconmensurable tragedia de la Argentina signada por los 30 mil desaparecidos y la enorme legión de exiliados y presos políticos que alcanzaron a sobrevivir a la masacre pretende rescatar del olvido, cuanto menos, algún aspecto de esas 22 vidas jóvenes, silenciadas por los crueles modos de la intolerancia.

Sus pensamientos y acciones se hacen voz a través de los relatos de familiares, amigos, compañeros de estudio, militancia o infortunio en el infernal submundo de los centros de tortura y exterminio. Cada testimonio brindado para este libro entrega una mirada personal –cargada de pasión, nostalgia, tristeza y el esbozo de alguna mueca alegre- sobre ese ser añorado, una poderosa presencia cuatro décadas atrás que se mantiene inalterada. Pervive aún hoy a través de sus rutinas austeras, los recurrentes pecados de juventud, las charlas íntimas entre hermanos y la firme decisión de renunciar a los privilegios de la vida burguesa para socorrer a los más necesitados.

Un inesperado halo luminoso emana de estas historias, que el dolor más profundo se empeña en sostener. El avance de los juicios por los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura parece haber insuflado en los últimos años un aire esperanzador a la mayoría de los familiares de los desaparecidos armenios, pese a que nunca cejaron en su arduo derrotero en pos de una reparación.

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