Un padre del IAE reflexionó sobre el estacionamiento en doble fila y su carta se volvió viral

Imágenes ilustrativas.

14 de Marzo de 2018 16:55

Por Redacción 0223

PARA 0223

El Instituto Albert Einstein (IAE) de Mar del Plata difundió este martes una carta escrita por el padre de un alumno del colegio en la que el hombre reflexiona sobre el estacionamiento en doble fila y en cuestión de horas el texto se volvió viral.

CARTA DE UN PADRE A TODOS LOS PADRES

Cuando un padre o madre dejan el auto en doble fila, o estacionado en una ochava, o en la puerta de un garaje; están cometiendo desde luego algunas faltas. Principalmente está faltando a las reglas de tránsito y por lo tanto a las normas de convivencia. Pero además, entre otras cosas, está poniendo en riesgo a todos; está obstaculizando el 50% del paso a otros vehículos; está molestando a algunos vecinos; y está también tomando ventaja sobre otros padres que estacionan debidamente aunque deban caminar.

Para continuar compartiendo estas líneas, si así lo decide, deberemos coincidir en menos de un pestanear en que nunca será un argumento que otro padre/madre haya quedado al volante, que sea solo un minuto, y menos aún que “los demás lo hacen”. Y que la multa como elemento intimidador no funciona para disuadirnos como lo hubiese hecho una buena educación.

Bueno, entonces ahora podré explicarles lo que me pasa: Me pasa que no me importa nada de todo lo que escribí hasta acá. Me pasa que no me molesta dejar el auto lejos porque aprendimos a disfrutar ese rato que caminamos juntos. Y me pasa que no llevo resentimiento ni pretendo moralizar al respecto si no fuese por un pequeño gran detalle: que nuestros hijos nos están mirando. Que nuestros hijos todo el tiempo nos están mirando, y que todo el tiempo con nuestras acciones y des-acciones los estamos formando. 

Entonces en qué lugar queda el valor de una educación de calidad, de 30 años de trayectoria y excelencia, si como principales actores en la formación de nuestros hijos fallamos ahí, en lo más primitivo y lo más tangible que ellos tienen, que es mirarnos. Tratar de comprender lo que nosotros cobardemente aceptamos como natural y no tenemos las agallas de cambiar.

Toda vez que llego o me voy del colegio pienso qué le voy a decir a mi hijo cuando me pregunte porqué el papá fulanit@ estaciona así y nosotros caminamos todos los días. Creo que le diría que porque hace las cosas mal y no se adapta a la sociedad, que no respeta a los demás y busca sacar ventajas sobre el resto. Que a nivel primitivo es la misma actitud que tienen los famosos “políticos corruptos” de los que tanto oye hablar a los grandes, y que en este país “estamos como estamos” por este tipo de cosas. 

Pero no lo puedo hacer. Porque esa respuesta quizá me sirva a mí, pero no es la que necesita mi hijo. Lo voy a mirar derechito a los ojos y le voy a decir que hay una manera de hacer las cosas bien, y aunque no siempre es fácil todos los días nos tenemos que levantar con ganas de hacer las cosas de ese modo. Y que no nos tiene que molestar lo que hagan otros papás porque nosotros disfrutamos de caminar juntos y si ellos nos ven llegar a la puerta jugando y riéndonos, es muy probable que comiencen a hacer lo mismo.

Agradezco a los que leyeron hasta el final. Creo que hoy al menos, hice algo más que mirar a alguien con mala cara, y encima delante de mi hijo. Les dejo estas frases como cierre de mi reflexión:

“La palabra convence, pero el ejemplo arrastra” (Teresa de Calcuta)

“Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única” (Albert Einstein).

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