Le encontraron un tumor y la obra social le niega nuevos estudios: necesita un diagnóstico urgente
Su nombre es Sebastián Carrizo y tiene 43 años. La enfermedad avanza y su calidad de vida empeora. Los médicos le dieron medicación para el dolor, pero "nada es suficiente".
Por Redacción 0223
PARA 0223
Desesperación y angustia es poco. Lo que siente Sebastián Carrizo es difícil de describir. Hace algunos meses le encontraron un tumor en la zona del ganglio derecho de la garganta, pero la obra social a la que pertenece le niega nuevos estudios que le confirmen si el bulto es benigno o maligno y de esa manera comenzar el tratamiento correspondiente.
Fue a mediados del año pasado cuando comenzó la pesadilla. El marplatense tenía un fuerte dolor de muelas y se dirigió a un dentista que lo derivó a un clínico y éste a otros especialistas para dar finalmente con el tumor. Pero, desde el primer momento el hombre y su familia enfrentan una lucha interminable con las prestadoras de servicios de salud.
Carrizo es monotributista y aunque en ese momento contaba con la cobertura de Osecac, la entidad le negó la atención desde el momento en que quiso atenderse con el odontólogo aduciendo que ya asociaba a trabajadores autónomos. Por ello, el hombre se afilió enseguida a Bramed. Sin embargo, el trámite de traspaso tiene una duración de tres meses y fue justamente durante ese tiempo que le descubrieron el quiste.
"Su salud empeora cada día, el tumor crece, los vómitos y la fiebre no paran"
"Nosotros lo desconocíamos, pero Osecac tenía la obligación por ley de darle cobertura durante los tres meses de caducidad después de la baja porque lo que él tenía era plan médico obligatorio", explicó en diálogo con 0223 este sábado la esposa de Sebastián, Mariela. Para no perder tiempo, la pareja abonó cada uno de los múltiples estudios de manera particular, teniendo que vender objetos valiosos y de mucho afecto para poder pagarlos.
El 1 de enero, Bramed le dio el alta y para el día 23 tenía turno para una segunda biopsia -la primera se la hicieron en el Higa y "su resultado no es concluyente"- que aclararía su diagnóstico. Ese mismo día desde la obra social le dijeron verbalmente que tenía una enfermedad preexistente y no se lo autorizaban. "El tema es que no se sabe todavía qué es lo que tiene porque todavía no hay un diagnóstico", señaló la mujer.
Ante la situación, la familia se dirigió a pedir intervención de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y lograron de esa manera una autorización para hacer la biopsia aunque pagando un coseguro de $1800. Un detalle: en un lugar que no hacen ese tipo de estudio.
En ese desesperado punto se encuentra Carrizo actualmente. Su salud empeora cada día, "el tumor crece, los vómitos y la fiebre no paran" y aún no cuenta con un diagnóstico definitivo para comenzar a tratarse. "Los médicos le dieron Tramadol para el dolor, pero es una droga muy fuerte, derivada de la morfina y le destruye el estómago", concluyó su esposa.
Temas
Lo más
leído