De animador de cumpleaños a enfermero: la historia del “Yasomago”

Obligado a reinventarse por la pandemia y la caída de los shows, Nahuel Ferrer, más conocido como “El Yasomago”, ahora trabaja como enfermero. "Siento que estoy aportando mi granito de arena", dice.

El Yasomago, ahora enfermero de un hogar de ancianos.

10 de Septiembre de 2020 15:15

En el mundo de las fiestas infantiles, El Yasomago es furor. De hecho, siempre hubo que contratarlo con bastante tiempo de anticipación para garantizar su presencia. También es un personaje conocido en el teatro de Mar del Plata: en el verano hizo temporada en la calle Rivadavia junto a Rodrigo Vagoneta y también participó del espectáculo de “Moroko diversión”. Sin embargo, con la llegada de la pandemia y el cierre de los salones de fiestas, la actividad cayó notablemente y, aunque intentó continuar con las presentaciones virtuales, no fue lo mismo. Entonces, como él mismo dice, tuvo que sacar su as bajo la manga y ahí apareció la enfermería, una carrera que estudió pero nunca había ejercido.   

“Estudio magia desde los 14 años, pero cuando terminé la secundaria empecé Enfermería. Al tiempo dejé y me fui a Buenos Aires para hacer shows, pero al tiempo la retomé y me recibí hace en 2013”, resumió Nahuel Ferrer (31), quien a fines de marzo tuvo que dar un volantazo para mantener la economía de su hogar. “Empecé a buscar un trabajo estable y así fue como empecé a cubrir francos en la Clínica Pueyrredón y el HPC”, dijo. 

Desde julio trabaja en un hogar de ancianos y su vida cambió por completo: ahora tiene un empleo en relación de dependencia -el primero- y, junto a sus compañeros, debe capacitarse de forma permanente en cuanto a los protocolos sanitarios y la utilización de los equipos de protección. “Hubo algunos compañeros que se enfermaron y en este momento debemos extremar los cuidados, sobre todo porque trabajamos con personas que están en el grupo de riesgo”, explicó.

A nivel personal, para El Yasomago los cambios también fueron importantes. Ante el recrudecimiento de la pandemia y por miedo a contagiar a su familia, desde hace dos semanas no ve a su hijo de cinco años. “Pasa unos días con la mamá y el resto de la semana lo pasa con mi mamá y mi abuela. Yo solamente lo veo por videollamada”, aseguró.

A pesar de que sus compañeros enseguida lo reconocieron -incluso, algunos lo habían contratado para las fiestas de cumpleaños de sus hijos-, los ancianos del geriátrico no saben quién es. “Igual yo tengo una personalidad payasa, así que siempre trato de hacer algún chiste para sacarles una sonrisa, sobre todo, porque están al tanto de las noticias y tienen mucho miedo”, dijo Ferrer, quien aclaró que, aunque la magia “es su vida”, se siente bien en su nueva función. “Siento que me reencontré con una profesión que me gusta y me llena, además de aportar mi granito de arena. Eso me pone contento”, confió.

Días atrás, el mago y enfermero contó a través de sus redes sociales que había cambiado de profesión, al menos, por el momento. Pero su posteo, más allá de ser informativo, tenía como objetivo concientizar sobre la importancia de cuidarse y cuidar a los demás en este momento tan complejo de la cuarentena. “Esto no es joda, es real, nos está pasando. Si te lo agarrás y sos joven, quizás no te pasa nada, pero tenemos que pensar en las familias y, sobre todo, en las personas mayores. El virus se esparce y es una guerra de nunca acabar; necesitamos más empatía”, sentenció.