Abrir menos días para no decirle a la gente que no hay más viandas: la dura decisión de un comedor

El lugar asiste a 150 personas de lunes a sábado pero, ante la falta de recursos, a partir de la semana que viene abrirá sólo tres veces por semana. “Nos duele tomar esta decisión pero peor es decirle a la gente que viene a buscar un plato de comida que no hay”, explican.

Desde marzo, el comedor funciona de lunes a sábado y asiste a 150 personas por día.

25 de Septiembre de 2020 14:59

Es jueves al mediodía y un nene de no más de cinco años a bordo de una bicicleta se acerca hasta Cerrito 2961 a preguntar si le pueden dar algo para sus cuatro hermanos y su mamá. Blanca mira las bandejas con milanesas de pollo, pescado y cerdo con ensalada de papa que repartirá entre las 150 viandas que en un rato comenzará a entregar a los vecinos de Juramento, Cerrito Sur y San Martín y le pide que vuelva después de las dos de la tarde, quizás sobre algo. Pero el nene vuelve a aparecer al rato, a consultar si ya es la hora indicada. Entonces, esta vez Blanca no duda y separa seis porciones para que el chiquito lleve a su casa. Si bien no es la primera vez que le pasa, a la mujer le afecta siempre de la misma manera tener que decirle a alguien que espere por un plato de comida.

Blanca es Blanca Ojeda y la escena transcurre en las puertas de su propia casa en donde funciona el comedor y merendero “Los tiburones de Cerrito”, el único que desde mediados de marzo abre de lunes a sábado. Hasta ese momento, desde agosto de 2018, cocinaban tres veces por semana y asistían a unas 40 personas. Pero hoy, producto de la crisis del coronavirus, el número se multiplicó por tres y estiman que seguirá en aumento. Sin embargo, en las últimas horas anunció que desde la semana que viene volverá a funcionar lunes, miércoles y viernes porque la comida ya no alcanza.

Blanca Ojeda sostiene el comedor en su propia casa del barrio Cerrito Sur.

Según un balance que hicieron los responsables del comedor y merendero, en los últimos seis meses entregaron alrededor de 18 mil viandas elaboradas con 9 mil kilos de mercadería, 70 kilos de condimentos y 60 kilos de sal. También utilizaron 4 mil kilos de leña y 50 garrafas. La comida fue entregada en 3 mil bandejas descartables. Casi todo se hizo gracias a las donaciones que recibieron de los Estados municipal, provincial y nacional y de los particulares que, de forma anónima, aportaron durante este tiempo 230 mil pesos, además de alimentos secos y carne.

Aunque no fue fácil tomar la decisión, Ojeda dice que la asistencia por parte del municipio, provincia y nación mermó y en este momento sólo reciben ayuda “mínima” por parte de los Comité Barriales de Emergencia y el frente barrial de CTA. En consecuencia, las reservas de alimentos se redujeron y prefieren abrir menos veces a la semana a decirle a la gente que no hay más.   

Todo este tiempo se sostuvieron, en gran parte, gracias al aporte de personas particulares.

Blanca sostiene el comedor con cuatro ayudantes, entre ellos, su marido, y a esta altura puede calcular rápidamente cuánta materia prima necesita para completar las 150 viandas. Por ejemplo, para hacer un guiso precisa 30 paquetes de medio kilo de fideos, 12 tomates, un litro y medio de aceite, 5 kilos de cebolla y otros dos y medio de zanahorias. Todo eso se cocina en tres ollas de 80 litros y suele empezar con los preparativos desde muy temprano para que esté listo para las 13, hora en la que empieza a llegar la gente. En el caso de la merienda, como la leche suele escasear -“nos entregan dos cajas de leche de 20 paquetes que no alcanza para mucho”, dice-, suelen mezclarla con té o mate cocido para que rinda más. 

Las personas que asisten son adultos mayores y desempleados, la mayoría, con familias numerosas. “Normalmente siempre las que se acercan son las mujeres, pero en este último tiempo empezamos a ver más hombres que vienen con la cabeza gacha a pedir una vianda porque se quedaron sin trabajo y con suerte hace alguna changa”, advierte Ojeda.

En total, cuatro personas ayudan a Blanca en la cocina.

“Nos duele tener que tomar esta decisión”, dice Blanca este viernes a la mañana en diálogo con 0223, mientras cocina para el mediodía y espera “un milagro” que les permita revertir la situación. “Peor es decirle a la gente que viene a buscar un plato de comida que no hay. Las caras de esas personas no te las olvidás más”, sentencia. 

Quienes deseen colaborar con el comedor “Los tiburones de Cerrito” podrán hacerlo en Cerrito 2961 (entre García Lorca y Güiraldes), a través de Mercado Pago con el correo blancaojeda721@gmail.com o al CBU 0140323503420060575008.

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