Fin de la espera: Netflix ya estrenó la cuarta temporada de Stranger Things

Stranger Things es una serie más que cayó en la tentación de estirar y estirar. Eso significa que muchos fans ya han abandonado sus intenciones de conocer más del upside down o que al menos no lo hacen con la ansia de antes. Para esos otros que todavía siguen con ganas de sumergirse en la Hawkings de los años 80, no se preocupen: la producción ofrece la misma calidad de siempre en la última entrega de la serie que ya se encuentra disponible en Netflix.

La cuarta temporada profundiza una línea que ya se venía planteando en la anterior: los chicos crecen y la adolescencia es confusa y difícil. El grupo está más dividido que nunca. En primer lugar, veremos a una Eleven que es posiblemente la más perdida de todos: sin sus poderes e intentando adaptarse a la vida normal y en una nueva ciudad, lejos de Mike tras la mudanza a California y triste por la pérdida de Hopper 

Los cuatro amigos también sufren ante lo que parece la inevitable fragmentación de su grupo. Los tres que quedaron en Hawkings se dividen entre ser los nerds de siempre o intentar cambiar esa etiqueta. Max, mientras, se aísla tras la muerte de Billy. Nancy y Jonathan están lejos y con su amor intacto pero preocupaciones muy diferentes. 

Además, hay nuevos personajes que prometen, como Vickie, interés amoroso de Robin, que es interpretada por la aplaudida Amybeth McNulty de Anne with an E. O Eddie, quien es otro de los marginados sociales y que es clave en el comienzo del misterio.

Todo se ambienta en un 1986 que suma algunas inmersiones en la atmósfera californiana. Stranger Things, además, aún en los ‘80 continúa con sus propios planteos muy anclados con lo actual, aunque sin darles mayor desarrollo sino tomándolos como disparadores o meras menciones a dimensiones de lo que ocurre: trastornos alimenticios, bullying, diversidad sexual.