Bullying en la escuela: cuál es el rol de los padres y la institución ante un caso

El drama vivido por una familia marplatense en España y el trágico final, despertó una problemática que no es nueva y encierra diversas causas. Cómo detectar el acoso hacia nuestros hijos a través del diálogo y el de "estar atentos".

El bullying escolar, en el club o en las redes, genera angustia y hay que detectarlo de manera temprana a través del diálogo. Imagen ilustrativa.

5 de Marzo de 2023 20:57

Por Redacción 0223

PARA 0223

El caso de bullying ocurrido en Barcelona con unos gemelos marplatenses y el trágico final, encendió las alarmas de madres y padres ante el temor que sus hijos puedan sufrir situaciones de acoso en el ámbito escolar, que puedan causarles angustia y dolor.

La licenciada Mariela Pérez Lalli (*), psicóloga, especialista en Evaluación y Diagnóstico Psicológico, habló con 0223 acerca del bullying y del rol de los padres y la institución educativa ante un caso y la posibilidad de la detección temprana del conflicto.

 

-¿Cómo los padres pueden percibir que su hijos o hijas son víctimas de bullying ?

-El primer punto es preventivo. Es importante que los adultos responsables del cuidado dialoguemos cotidianamente con los niños y niñas sobre sus sentimientos, experiencias y dificultades en lo social, tanto como lo hacemos sobre rendimiento escolar, responsabilidades y cuidados físicos. Es muy central comprender también que hoy en día, los espacios sociales virtuales son muy relevantes y es allí donde se juega en gran medida la sociabilidad de nuestros hijos.

Después, siempre tenemos que estar atentos a los cambios que se producen, en preferencias, en desempeño escolar, en amistades, en hábitos como el sueño, la alimentación y las conductas en casa.

El sufrimiento que genera el acoso sistemático muchas veces produce síntomas e inhibiciones, por lo cual si observamos y hablamos al respecto podremos estar en contacto con dificultades tempranas para poder intervenir.

-¿Cómo ayudarlos?

-Como primera medida, si no sabemos lo que ocurre no podremos acompañarlos y ayudarlos. Es por esto que no existe herramienta más importante que el diálogo. Necesitamos comprender que vínculos de calidad con compañeros y amigos es un indicador central de Salud Mental. Sin embargo, el bullying no es un fenómeno individual y el principal error es reducirlo a cuestión víctima-victimario. Tanto quien ejerce bullying como quien es destinatario son personas que sufren. Es un emergente relacional y fundamentalmente institucional.

El bullying no es un conflicto interpersonal puntual, se trata de un acoso sistemático que siempre tiene espectadores. Los abordajes realmente eficaces toman en cuenta esta complejidad. Es por eso que no podemos prevenir ni intervenir en esta problemática sólo desde casa.

Fortalecer a nuestros hijos en su gestión emocional y en la resolución de conflictos es importante, pero insuficiente. La detección temprana es vital para instar a las instituciones a abordar el tema en el foco mismo de su producción: lo grupal.

 

-¿Cómo desde el diálogo con los hijos se puede abordar?

-Hablando. No hay otra manera. Aprovechar estas circunstancias en las cuales se vuelve mediático un tema, incluir situaciones que hemos escuchado y estar atentos cuando nuestros hijos cuentan situaciones difíciles en lo vincular en la escuela, el club o las redes. Preguntar explícitamente cómo se siente con su grupo, si están contentos con sus amigos, si se sienten cómodos cuando tienen que hacer un trabajo en grupo, si disfrutan de los juegos en red, etc, introduce el tema y abre a la posibilidad de charlas fructíferas.

-¿Es recomendable tener el soporte de un profesional ante casos de acoso más fuertes?

-Es importante que cuando captemos algún tipo de sufrimiento emocional en nuestros hijos incorporemos la idea de la consulta psicológica. Será el profesional que nos orientará sobre las intervenciones adecuadas según la singularidad de cada caso.

La manera en que transmitimos esto a nuestros hijos es fundamental, porque sería contraproducente que creyeran que la problemática está vinculada a algún problema individual que ellos tienen, ya que revictimiza, culpabiliza y sabemos que no es una lectura correcta por lo cual no sería eficaz ese abordaje. En todo caso será un espacio de acompañamiento a familias y niños para atravesar una situación difícil, pero enfatizar que la causa de esta violencia no son ellos ni sus conductas.

 

-¿Cómo deben intervenir las instituciones educativas ante un caso de bullying?

-Hay otra arista interesante y es la importancia de cómo encaran el tema las autoridades de las instituciones educativas. Es un gran error pensar que esto es “una cosa de niños”. Hablar de cualquier violencia en términos que la banalicen o minimicen es la base de la violencia institucional. Las instituciones deben intervenir preventiva y correctivamente. Insistimos en que son fenómenos que emergen de la vincularidad y la institución no sólo es responsable de promover espacios sociales saludables, sino que debe priorizar el trabajo de estas situaciones por sobre cualquier contenido curricular. Nuestros hijos van al colegio, al club, al instituto a socializar fundamentalmente.  En un espacio relacional violento o generador de sufrimiento no están dadas las condiciones para ningún aprendizaje y esto es algo que debe garantizar la institución.

Legalmente inclusive, desde la transversalización de la ESI, esto está explicitado. Lo vincular no es sólo contexto, es la base misma de la posibilidad de la construcción de saberes, y no existe ninguna función más relevante cuando tenemos a nuestro cargo a niños y niñas (sea familiar o profesionalmente) que su cuidado y amparo para garantizar su integridad psico-física.

-Si detectamos situaciones de bullying hacia nuestros hijos. ¿Hay que plantearlo en la institución educativa?

-Teniendo en cuenta la cantidad de horas que pasan nuestros hijos o hijas en las instituciones y lo importante que es para su desarrollo psíquico y su sociabilidad, siempre que detectemos que nuestro hijo está sufriendo, nosotros podemos acercarnos y plantearselo al colegio. A la Dirección, a la profesora e incluso al Equipo de Orientación si es que lo tiene. De manera temprana, como una preocupación. Ellos verán de qué manera observar, acompañar e intervenir. Las intervenciones, sobretodo del nivel preventivo, no deben depender que un papá o una mamá lo vaya a decir. Pero si es importante que le trasmitamos al colegio cuando detectamos una situación que le está siendo mal a nuestro hijo o hija, sobre todo si creemos que viene de ese espacio social. Después los profesionales de la educación y los directivos sabrán cómo deben intervenir. De hecho existen protocolos y guías de orientación para los docentes sobre qué hacer en esos casos. Plantearlo como una preocupación para ver de qué manera como familia e institución podemos intervenir para que ese niño o niña pueda reestablecer sus vínculos de una manera saludable con los demás.

(*) La licenciada Mariela Pérez Lalli es psicóloga, especialista en Evaluación y Diagnóstico Psicológico. Diplomada en Géneros, Diversidades y Territorios. Investigadora en Vínculos y Ciberviolencias (Infolab). Asimismo es Directora de Dispositivos Telemediados en Salud Mental Comunitaria (Facultad de Psicología. UNMDP)  y Educadora en Nivel Superior.