La Revolución de las Viejas, un colectivo de mujeres que reescribe la historia de la vejez en Argentina

La relevante contribución de las mujeres a la historia de Argentina fue invisibilizada por el relato oficial patriarcal. Pero también se puede reconocer que en los últimos años se ha comenzado a valorar su rol en la lucha y la construcción de la patria. Desde aristócratas hasta campesinas, indígenas, artistas, periodistas, y muchísimas otras, han dejado una marca indeleble, aunque omitida en la historiografía. El movimiento feminista, iniciado en el siglo XVIII, ganó protagonismo en los últimos años, principalmente en la escena pública, buscando la igualdad de género. El empoderamiento femenino se ha gestado durante décadas, con destacadas figuras como pioneras. Reconocer su legado es un compromiso vital para una sociedad más justa e inclusiva. 

Pero la historia no se detiene, y la lucha de las mujeres tampoco. La Revolución De Las Viejas (LRDLV) es un colectivo de mujeres que propone la construcción de un nuevo modelo de vejez. La propuesta original de LRDLV tiene que ver con problematizar lo que les sucede a las mujeres después de los 50 años: no es taxativo, de hecho hay mujeres que comienzan a transitar esta etapa de la vida desde edades más tempranas, principalmente tiene que ver con un sentir. En el manifiesto que elaboraron pregonan: "Su vocación es poner en palabras lo que las mujeres envejecientes hemos sentido y sufrido a lo largo de generaciones. Lo que ahora queremos es deconstruirnos, desarticular el andamiaje de estereotipos y prejuicios que nos encorsetaron y resignificar las vejeces para nosotras y para las que vendrán."

En diálogo con 0223, Marta, una marplatense de 75 años que forma parte del grupo en la ciudad, define al espacio como "policlasista" y explica que los orígenes y las trayectorias de vida de las mujeres que mantienen reuniones mensuales es diverso y nutrido. Alrededor de 120 mujeres forman parte del grupo de WhatsApp que lleva por nombre La Revolución De Las Viejas, con historias de vida muy disímiles pero con un punto de encuentro: la vejez. Las viejas no se quedan en ese punto, sino en el cómo: cómo atravesarlo, cómo acompañarse, cómo convivir, cómo gozar, cómo encontrarse, cómo sortear los mandatos sociales.

Al igual que Marta, más de 30 mil mujeres a lo largo y ancho del país forman parte de este movimiento que reivindica el derecho al disfrute y a la autonomía en la vejez. Las temáticas que las congregan y forman parte de la agenda son variadas. Acompañan propuestas legislativas como la "Ley de edadismo" o la "Ley de eutanasia", pero además eligen construir comunidad con sus pares, y salen a bailar, van al teatro, organizan encuentros naciones y cimientan, así, nuevos paradigmas que hagan lugar a las vejeces y a la participación en la vida comunitaria, social y política.

Son activas, son deseantes, buscan habitar la vejez desde el paradigma del buen vivir. Y para eso se encuentran, problematizan, comparten experiencias y saberes, son solidarias, y eligen acompañarse en este nuevo camino, para elegir y construir una vida mejor.

Según las Naciones Unidas una población se considera envejecida cuando posee más del 7% de personas mayores de 60 años. En este sentido, Mar del Plata casi triplica el porcentaje ya que, según datos del Indec del Censo 2010, presenta un 19,4% de su población como población de personas mayores. Por esta razón es que LRDLV en nuestra ciudad, además, tiene un valor extra, porque muchísimas personas eligen como destino la feliz para vivir durante esta etapa de su vida. 

Sin lugar a dudas el movimiento feminista las atraviesa y forma parte también de sus raíces, de sus orígenes, es una parte constitutiva del espacio que hoy eligen compartir. LRDLV exclama: "Somos feministas incluso desde antes de definirnos como tales. Nuestro movimiento nació al calor de las luchas de los movimientos antipatriarcales de todo el continente. Somos Marea Plateada, hijas de los pañuelos blancos, madres de los pañuelos verdes". 

Han vivido buena parte de la historia, y hoy eligen escribir una nueva para las generaciones venideras, desafían a los cánones impuestos sobre la belleza y cuestionan la tiranía de los estereotipos de belleza de una sociedad que venera ser eternamente jóvenes. Ponen sobre la mesa y en la discusión la represión de la sexualidad en la vejez y afirman que hay un desconocimiento enorme sobre el goce y el erotismo en esta etapa de la vida. LRDLV deja en claro que "la sexualidad no se jubila" y aseguran que "el clítoris no envejece".

Reclaman un espacio en la arena pública pero no se sientan a esperar a ver si se los dan, hacen, desarrollan, avanzan y, sobre todo, proponen nuevas formas de atravesar la vejez. Y concluyen así el manifiesto que elaboraron colectivamente: "Porque nos tocó transitar de este modo nuestra historia, es que no queremos cambiar la vejez, queremos cambiar la vida. Sabemos que será una lucha extraordinaria, la afrontamos con convicción y libertad"