Las otras estrellas del Mundial de Optimist: las medialunas que enamoraron a los competidores extranjeros

El objetivo de los competidores extranjeros que llegaron para copar el Club Náutico en el Mundial de Optimist es aprender, desarrollarse en el deporte y tratar de llevarse experiencias y medallas. Pero en medio de la competencia que finalizará el próximo sábado los timoneles pudieron descubrir una novedad que les sacó sonrisas durante un buen rato: las medialunas marplatenses.

Como parte del tercer tiempo que se realiza en medio de las prácticas y las regatas en el mar, los chicos de los 52 países representados en la competencia de vela tendrán la oportunidad de probar varios clásicos marplatenses: medialunas, alfajores y churros. Y el primer contacto con parte especial de la gastronomía de la ciudad lo tuvieron con las medialunas de La Reina del Parque, que les dieron a muchos de los juveniles de todo el mundo la chance de descubrir un sabor nuevo.

El desfile de competidores de todos los países para probar lo que más de uno describió como un croissant francés terminaba siempre con la misma imagen: una sonrisa de aprobación. Fue parte del objetivo que cumplieron las 500 medialunas que se repetirán durante cuatro de las jornadas del Mundial de Optimist, para los más de 200 competidores, incluido un puñado que pudo disfrutar de las medialunas libres de gluten, uno de los productos más famosos de La Reina del Parque.   

Un clásico de La Reina del Parque, las medialunas sin TACC

Las medialunas que probaron los jóvenes timoneles son bien conocidas en Mar del Plata, en sus dos versiones: las comunes, hechas 100% con manteca, y las libres de gluten, que les permiten a muchas personas que necesitan comer sin TACC (sin trigo, avena, cebada y centeno) y pueden darse un gustito gracias a los productos de La Reina del Parque destinados a los celíacos, que la convirtieron desde hace más de 20 años en una panadería pionera en esta clase de productos. 

La panadería es una empresa familiar impulsada hace casi 30 años por el empuje de Gloria y Gustavo, y sus hijas Macarena y Carolina. Fue Gloria la que cuando poco y nada se hablaba del gluten propuso dedicarle tiempo y espacio a los productos aptos para celíacos. Todo era nuevo. Hasta para los inspectores de Bromatología, que luego de un par de jornadas de trabajo en el local en plena medianoche se acercaron, curiosos, a ver qué era lo que estaban haciendo.

Corría el año 2000, y los productos libres de gluten eran poco conocidos. Ni hablar de tener medialunas libres de gluten como opción. Pero Gloria tenía razón. La Reina del Parque se convirtió en esos primeros años en pionera y desde entonces dejó de ser "una panadería común, sino una en  la que le podés compras algo rico a todos en un mismo lugar, los que son intolerantes a la lactosa, los celíacos, los veganos, los que se cuidan del azúcar y los que hacen deporte", cuenta Macarena, Contadora y Licenciada en Administración de empresas que le dedicó buena parte del final de sus estudios en la Facultad a desarrollar la línea Libre de Gluten que ofrecen desde hace más de dos décadas.

Cuatro líneas de productos para convertirse en pioneros 

En los primeros años, de aprendizaje y perfeccionamiento para hacer productos de calidad y que respeten la idea de la panadería (usa 100% manteca en sus medialunas, nada de margarina), nacieron las tres primeras línea de productos especiales: Libre de Gluten, Integral-Vegana (hechos 100% con harina integral y lácteos vegetales) y Baja en Carbohidratos, aptos para diabéticos. En los últimos años, le sumaron una línea con alta proteína que también es apta para celíacos para aquellos que entrenan, que incluyen alfajores y cookies.

Hoy, la producción artesanal (la crema pastelera se bate con cuchara de madera) no se detiene nunca, ya que abren también los domingos, y desde la planta de elaboración de Tejedor al 600 y de la sucursal de Independencia, donde se hacen los productos libres de gluten con una decena de empleados especializados (en total son unos 40), además de la venta en los tres locales abastecen a restaurantes y hoteles y ofrecen medialunas congeladas para que se coman frescas y no se desperdicie nada.

Así, cada día arman de manera artesanal, desde el levado, el amasado y el arrollado, sin apurar el proceso de fermentación y respetando los tres días de elaboración que necesita una medialuna para conservar su calidad, unas 2.000 medialunas que cumplen con la rica historia de la ciudad, y de una panadería barrial que, por la visión de una madre y el empuje de una familia, se convirtió en pionera a la hora de llevar a la mesa y a la boca de los marplatenses productos para todos los gustos y necesidades.