De película: lo asaltaron, fue colgado del capot por tres cuadras y recuperó su camioneta
Un repartidor de correo sufrió un robo y se defendió de forma inédita. Ocurrió en Malvinas Argentinas. El increíble relato.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Un repartidor de la empresa de correo Andreani sufrió este viernes un robo y vivió momentos de tensión en una secuencia casi de película.
El hecho sucedió en la zona de Santa Cruz y Armenia, del barrio Malvinas Argentinas, donde el hombre de 60 años bajó del vehículo para entregar una tarjeta de crédito a un cliente. En ese momento fue abordado por un sujeto que lo golpeó y le robó las llaves de su auto.
"Me empujó, me abordó en la camioneta pero como tardó en arrancar por el pedregullo, logré alcanzarlo", relató la víctima en diálogo con 0223.
Lo que vivió a continuación fue digno de una serie hollywoodense: en la desesperación por no perder su camioneta, el hombre salió corriendo y se trepó al capot del coche que ya estaba en marcha.
Así fue llevado por tres cuadras, en las que soportó el zigzagueo del delincuente y las maniobras bruscas para lograr que se cayera. "Me lastimé mucho las manos de agarrarme tan fuerte. Iba entre 60 y 70 kilómetros por hora", narró.
En un momento de descuido, el trabajador logró acercar su brazo y tomar del buzo al delincuente, quien perdió estabilidad y aminoró la marcha para dejar el vehículo.
"Fue todo muy rápido; se bajó corriendo, abandonó el coche y atrás venían dos motos que yo no había visto, que se lo llevaron. Al instante empecé a gritar y fue tan fuerte el alarido que vinieron vecinos de hasta dos cuadras", describió el hombre.
Personal del Same lo asistió y le dio puntos de sutura en ambas manos, mientras que efectivos de la Comisaría 6° le tomaron la denuncia.
Aunque la secuencia fue de película, no es la primera vez que un transporte de esta empresa es asaltado. Según las denuncias, es la décima camioneta de la firma que roban en el año y las cerraduras de seguridad parecen no frenar a los delincuentes.
Los ploteados llaman la atención y atraen a los asaltantes, que saben que en su interior hay mucha mercadería por repartir.
"Es algo que nos pasa en todos los barrios, no sabés qué te puede suceder cuando salís. Somos como un imán para estar gente. Yo le gritaba al tipo que la camioneta es lo único que tengo, pero si me pasara de nuevo no se si volvería a hacer lo mismo", destacó la víctima, que es monotributista y brinda un servicio tercerizado a la compañía.
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