Dolarización, devaluación e inflación: la lupa sobre los grupos dominantes de la economía

Ante un nuevo proceso de presión devaluatoria, un economista de la Unmdp analizó el panorama económico, las razones de la puja distributiva y la crisis del endeudamiento.

En solo dos días el peso argentino se devaluó cerca del 11%.

1 de Mayo de 2023 16:59

En el marco de un nuevo proceso de presión devaluatoria en la Argentina y con un dólar que en el mercado ilegal llegó a cotizar en una cifra cercana a los $500, vuelven a surgir los análisis en torno a una problemática que se ha vuelto recurrente en el país, con final incierto, muchos cuestionamientos repartidos y una teoría que apunta toda la atención a la especulación financiera de las grandes empresas exportadoras.

Al respecto habló el economista Marcos Gallo, docente investigador de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata, quien respondió a diversas consultas en las que trazó un análisis sobre el angustiante panorama económico argentino actual.

La semana pasada, la moneda nacional se depreció un 11% y la tensa situación llevó al ministro de Economía, Sergio Massa, a advertir de que se llevará a los responsables ante la justicia. El presidente Alberto Fernández, por su parte, acusó directamente a la “derecha” de un ataque especulativo. Desde la oposición, en paralelo, pidieron al gobierno que “no invente conspiraciones para justificar fracasos propios”.

¿Qué está pasando en Argentina a nivel económico?

Nosotros hace unos días publicamos un informe socio laboral que hacemos desde un grupo de investigación y los datos que encontramos ahí es que los números reales de la economía argentina son números buenos, o sea, la economía argentina durante 2022 creció un 5,2%, es un nivel de crecimiento que está por encima del promedio mundial y del promedio de América Latina y los niveles de desempleo, si bien no podemos decir que son bajos, no son tan elevados como en otras épocas históricas. La realidad es que el mercado de trabajo está presentando dinamismo en Argentina, la problemática es, como todos bien sabemos, un inconveniente inflacionario que hace que los salarios reales no puedan apropiarse de parte del crecimiento económico. La problemática que actualmente tiene la economía argentina en relación al dólar y a lo que hablamos cotidianamente de la inflación y la subida en la cotización del dólar blue y demás, es que la carga de los servicios por deuda extranjera, lo que habitualmente se llama deuda externa, es tan grande, que eso genera presiones sobre el precio del dólar y eso a su vez hace que haya inflación.

Si los números de la economía son buenos, vemos que incluso crecen, y tenemos niveles de desempleo bajos, ¿a qué se debe que suba la pobreza?

Hay un problema de distribución del ingreso que tiene como núcleo central el mercado cambiario. Argentina sabemos que desde hace varias décadas ya es una economía fuertemente dolarizada donde todos los agentes tratan de refugiarse en el dólar para preservar el valor de sus ahorros y hay sectores poderosos de la economía argentina que presionando sobre el precio del dólar logran transferencias de ingresos a su favor muy importantes, muy significativas, como es el caso del complejo agroexportador, que siempre pide una devaluación ya que mediante ese mecanismo consigue una transferencia de ingresos desde el conjunto de la sociedad argentina que percibe sus ingresos en pesos hacia su sector. Esto es una puja distributiva, no es una razón técnica por la cual tenga que subir el precio del dólar. Es una puja distributiva que se agudiza en momentos de relativa debilidad del frente cambiario como la que tenemos actualmente. Para poner las cosas en perspectiva, durante enero y febrero durante los primeros dos meses del año el país pagó más de 7.000 millones de dólares en concepto de servicios de la deuda externa, por eso hubo caída de reservas y eso es lo que desata las corridas. En ese contexto el complejo agroexportador dice: “Sino me dan un dólar más alto, no líquido”. Todo esto genera presiones sobre el dólar blue y todo esto genera expectativas inflacionarias que lo que hacen es erosionar el poder adquisitivo del salario.

¿Ese es el problema de fondo?

El problema de fondo primero son los enormes servicios de la deuda externa que tenemos, y en segundo lugar una conducta por parte de prácticamente todos los agentes de la economía argentina, por supuesto, la conducta de los agentes económicos con más poder de negociación y más poder de presión de correr hacia el dólar, lo que hace que se genere una profecía autocumplida: si todo el mundo piensa que el dólar va a subir, el dólar sube, eso genera inflación y genera caída del salario real. Los asalariados no tienen poder de presión sobre el mercado cambiario, es el poder económico concentrado del complejo agroexportador, los grandes bancos y las empresas de servicios públicos.

¿No se puede poner un tipo de cambio fijo para evitar la inestabilidad permanente?

Eso fue lo que sucedió en los 90, cuando hubo un acuerdo entre los acreedores externos y los grupos económicos locales, el complejo agroexportador y el sector financiero, de fijar el dólar en ese momento. El problema de esos esquemas es que requieren endeudamiento externo permanente para funcionar. Miremos la economía argentina, pierde dólares por el pago de servicios de deuda externa. Durante los tres años y un poco más que llevamos del gobierno de Alberto Fernández el país perdió 30.000 millones de dólares por pago de servicios de deuda externa tanto pública como privada. Para que un esquema de convertibilidad de fijar la paridad de la moneda local con el dólar funcione, el país tiene que tener dólares, tiene que tener un ingreso de dólares permanente. Ahora estamos perdiendo dólares por pagos de servicios de la deuda externa y además por los poderes concentrados de la economía, que tienen como estrategia de acumulación depositar sus ingresos afuera. Así vamos a tener una pérdida de dólares por canales financieros muy grandes. Eso, en caso de no tener crédito externo, hay que compensarlo con un superávit de balanza comercial muy grande, hay que exportar mucho más de lo que se importa y aumentar las exportaciones es complejo. La capacidad productiva del complejo agroexportador argentino y de la economía argentina es la que es y prácticamente lo que se puede exportar, se exporta casi en su totalidad. Argentina no exporta más soja no porque el mundo no se la demande, sino porque Argentina no la puede producir. Con la cantidad de hectáreas productivas que tiene Argentina genera alrededor de 140 millones de toneladas al año de soja, una parte es consumo interno y lo que puede exportar lo exporta, hay una sobre demanda en el mundo de este tipo de mercancías, lo mismo con los productos energéticos que Argentina exporta, lo mismo con casi todos los rubros grandes de exportación, que son principalmente recursos naturales y productos primarios o productos industriales con bajo grado de elaboración. El ajuste solamente se puede producir reduciendo las importaciones, no aumentando las exportaciones, que solamente pueden crecer gradualmente a largo plazo. En el corto plazo un superávit de balanza comercial grande, solamente se puede lograr reduciendo las importaciones, pero para reducir las importaciones hay que reducir el consumo interno y eso en términos sociales, se traduce en un nivel de desocupación elevado, en un nivel de pobreza elevado y en un salario real muy deprimido. De hecho cuando la convertibilidad dejó de tener crédito externo, a fines del año 1998, los números de desempleo y de pobreza empezaron a subir hasta llegar a niveles muy elevados. Recordemos que llegamos al año 2002 con 22% de desempleo y 57% de pobreza. Eso fue resultado de la convertibilidad. Sin crédito externo, la única forma de hacer sustentable en el largo plazo con recursos propios, un régimen de tipo de cambio fijo, es aumentando el desempleo y aumentando la pobreza para que se reduzcan las importaciones. Eso sucede con un tipo de cambio fijo y muchísimo más con un esquema de dolarización como se está planteando hoy desde algunos sectores.

Justamente una de las cuestiones que se escuchan como propuesta económica en este año electoral es la de dolarizar al 100%. ¿Es algo improbable o descabellado?

Me pregunto de dónde van a salir los dólares para sustentar un esquema de dolarización plena. Porque tenemos un acceso al crédito externo restringido, y además tenemos que poner una cantidad de dólares muy grande como país por los vencimientos de deudas que se van sucediendo, y a eso le agregamos que parte de la riqueza que se genera en la Argentina en un sector de grandes empresas la dolariza y la deposita en el exterior, a veces mediante mecanismos legales a veces mediante mecanismos ilegales. Ahí teniendo esa serie de canales de drenaje de los dólares que hay en Argentina hacia el exterior enormes, ¿de dónde van a salir los dólares para las transacciones cotidianas que requiere una economía relativamente compleja como en Argentina? Hay dos posibilidades, o con endeudamiento externo -lo cual veo difícil porque Argentina ya es una economía sobre endeudada-, o reprimiendo brutalmente el consumo interno para que las importaciones bajen y de esa manera podamos tener superávit. Eso es socialmente inviable, llevar a la economía y llevar a la sociedad argentina a niveles de desempleo que serían el triple del actual y niveles de pobreza que podrían ser el doble del actual, sería socialmente muy conflictivo. Y no estoy diciendo cifras inverosímiles, insisto con recordar el año 2002, llegamos a tener 22% de desocupación y un nivel de pobreza cercano al 60%. Hoy tenemos 7% de desocupación y un 40 de pobreza. O sea, son cifras a las que un régimen de cambio fijo o dolarización podría empujar tranquilamente a la sociedad argentina. El problema es que someter a la sociedad a semejante esfuerzo, por supuesto llevaría conflicto. Y ahí pasamos a la siguiente pregunta: ¿hasta que punto es sustentable política y socialmente y hasta qué punto es deseable?, porque eso implicaría un enorme sufrimiento social.

¿Qué podemos esperar en el corto plazo en este escenario de disparada de los dólares paralelos?

Qué podemos esperar es difícil de prever, porque no depende sólo de cuestiones técnicas y económicas. Acá entran a jugar mucho los acuerdos políticos que se puedan establecer para que los sectores que tienen los dólares y que generan los dólares, los liquiden y que el Banco Central pueda acceder a esas divisas y de esa manera estabilizar el tipo de cambio. Ese es el sentido del dólar agro. Cuando el gobierno decide darle un dólar más alto a los exportadores es para que puedan ingresar dólares y que la situación cambiaria se tranquilice. Es posible que suceda y es posible que no. Si no sucede uno puede prever que la inestabilidad cambiaria y económica empeore. Es un escenario abierto, creo que las cosas no están predeterminadas, es posible que tengamos una mejora en cuanto a que el tipo de cambio se estabilice y que la inflación por lo menos no siga subiendo. En este punto me gustaría destacar una cuestión: el problema de la inflación en Argentina es cambiario, está relacionado con el dólar, no pasa ni por la emisión de dinero ni por el déficit. El déficit fiscal en 2022 está entre los más bajos del mundo, fue del 2% del PBI, y la emisión monetaria fue del 40%, menos de la mitad de la inflación. La causa tiene que ver con la escasez de dólares inducida por la enorme deuda en moneda extranjera que creció en el período entre 2016 y 2019. Uno puede ver el paralelismo entre el crecimiento de la deuda y la fuga de divisas. Durante 2021 y 2022 la economía tuvo niveles de crecimiento importantes. Se creció no solo sin acceso al crédito externo, sino teniendo que cancelar deuda tomada previamente. Cuando algunos economistas dicen que hay que acceder al crédito externo para poder crecer, hay que tener cuidado. Acceder al crédito externo siempre es algo bueno depende para qué y en qué medida. Si se accede el crédito externo para financiar la creación de obras de infraestructura que incrementan la capacidad productiva está muy bien, si se accede al crédito externo para financiar fuga de capitales como históricamente viene sucediendo en la economía argentina desde la última dictadura militar, no. Es importante aclarar esto: los tres grandes procesos de endeudamiento externo que vivió la economía argentina son la dictadura militar, la convertibilidad y el último gobierno de Mauricio Macri. Los tres grandes procesos de endeudamiento se tomaron casi pura y exclusivamente para financiar fuga de capitales. Bueno, esos procesos de endeudamiento no solo no son necesarios, sino que son perjudiciales y la muestra es que todos terminan con recesión y con desempleo creciente porque ese endeudamiento tiene por finalidad dolarizar parte de la riqueza que se genera en Argentina para poder integrarla a los circuitos financieros internacionales y de esa manera sacarla del país. Eso es algo que la sociedad argentina tiene que comprender, aprender y evitar en el futuro.

En el tema de la inflación, la cadena de distribución tan amplia que hay en Argentina influye notoriamente, todos remarcan y especulan. ¿Cómo ves esa situación?

Si claro que eso influye, hay actores adicionales que empeoran una situación de base. Cuando vos tenés que el mercado cambiario se complica, se generan expectativas de que el dólar va a subir, ahí pasan dos cosas en simultáneo: todo el mundo corre hacia el dólar -todo el que puede porque el mercado cambiario está muy restringido para gran parte de la población- y por otro lado el que puede remarca precios previendo que va a subir el dólar. Ahí entran a jugar primero, las cadenas de distribución relativamente largas y el poder monopólico de determinados sectores dentro de esas cadenas de distribución. Siempre pongo como ejemplo sencillo lo que es el mercado frutihortícola, que tiene grandes saltos en los precios en las distintas fases de la distribución: en la quinta un kilo de tomate sale mucho más barato que en la verdulería y ahí tenemos cadenas de distribución donde en algunos sectores tenés cuellos de botella, donde tenés pocos actores que son intermediarios que concentran la oferta de una gran cantidad de productores y redistribuyen hacia una gran cantidad de vendedores minoristas. Esto pasa con muchas cosas. Pongo el ejemplo del mercado frutihortícola porque es simple de entender, pero esto pasa con toda la canasta básica de alimentos, pasa con los productores lácteos en Argentina, hay poquitos, se cuentan con los dedos de una mano, los productores de aceites son muy poquitos, los productores de artículos de limpieza son muy poquitos, o sea, tenemos un sector productivo en áreas sensibles fuertemente concentrado. Alguien alguna vez me ha dicho “esto también pasa en otros países”, es verdad, pero en Argentina hay una serie de particularidades: todos los artículos que produce el complejo agroalimentario son muy sensibles en el costo de la canasta básica y están referenciados al dólar, como por ejemplo la harina, el aceite o los lácteos. Todos están vinculados al mercado de exportación y tiene sus precios referenciados en el dólar. Esto hace que su precio sea particularmente sensible a cualquier vaivén de la economía o a cualquier coyuntura complicada y hay que negociar permanentemente cuanta parte de su producción estas grandes empresas dejan al mercado interno y a qué precio. Eso es una función que tiene que cumplir el Estado y la Argentina tiene un Estado estructuralmente débil, por años de reformas que llevaron al desmantelamiento de la capacidad de control y de gestión. No es algo nuevo.

¿Cuál es tu reflexión desde el lado cultural de los argentinos, que desprecian su moneda y van en busca del dólar?

Sí, hay un tema cultural, pero no se puede culpar al ciudadano argentino de a pie que cuando le queda una pequeña capacidad de ahorro a fin de mes va a una cueva y compra dólares. Ante un escenario que es imposible de modificar, el argentino promedio se refugia en el dólar, que es lo único que hoy por hoy le garantiza que el poder adquisitivo de su ahorro no se va a licuar. El problema acá es otro, son los sectores dominantes de la economía argentina que están en cierta medida desconectados del mercado interno y vinculados a cadenas de comercio y financieras globales y piensan en esos términos y piensan en esas lógicas. Por eso promueven la dolarización permanente y lo que hace el conjunto de la sociedad argentina es adaptarse a eso. La cultura argentina del dólar es la consecuencia de ese fenómeno. Entonces acá, primero, creo que tiene que existir una concientización para que el conjunto de la sociedad argentina comprenda esto. Hay un conjunto de núcleos dominantes de la economía argentina que tienen en la dolarización y en la fuga de capitales, una estrategia de acumulación y eso hay que cambiarlo y eso requiere un gran proyecto social y un gran acuerdo social donde los sectores populares tienen que participar con peso político. La pesificación de la economía tiene que ser una demanda y un objetivo de los sectores populares. Para eso primero se requiere construir una correlación de fuerzas políticas favorables y una concientización por parte de la ciudadanía, es un proceso largo. Para un ciudadano argentino común y corriente ir al dólar es un actitud racional, creo que no cabe establecer un orgullo de valor. Ahora el problema es otro, es qué modelo de desarrollo nos damos como sociedad. Lo que son las clases dominantes argentinas, los núcleos dominantes de la economía argentina no tienen un modelo de desarrollo con el país, no lo tienen como lo demostraron cada vez que tuvieron gobiernos a fines a sus intereses. El de Mauricio Macri fue un gobierno favorable a las corporaciones, que hacía suyo el discurso de esas corporaciones, del libre mercado y de inversión privada y que respondieron fugando 40.000 millones de dólares en un año. Por eso Macri perdió las elecciones, era un gobierno afín en teoría a los intereses de las grandes corporaciones. Lo que pasa acá es que la estrategia de las grandes corporaciones es esa, dolarizar y reciclar sus ganancias en los circuitos financieros internacionales. Mientras eso pase nunca va a haber estabilidad económica en la sociedad argentina y nunca va a haber al fin y al cabo una mejora del nivel de vida del conjunto de los argentinos. Se necesita otro modelo de desarrollo y otro modelo de desarrollo es diversificar la matriz productiva, agregar valor a nuestros recursos naturales y tener una mayor participación del Estado en la economía. Ahí se podrá valorizar la moneda nacional y ahí se podrá romper este círculo maldito de dolarización, devaluación e inflación.

La inflación está instalada, ¿qué se recomienda en este contexto?

Es muy difícil, pero como consejo simple, quien tiene una pequeña capacidad de ahorro, que no tenga el efectivo, que lo deposite en un plazo fijo que hoy está dando buenas tasas de interés. De esa manera por lo menos se preserva el valor de sus ahorros. Y después en contexto de alta inflación, la actitud racional que siempre tiene la gente es, si no se puede comprar dólares, si no tenés mucha capacidad de ahorro y bueno, tratá de stokearte en artículos de primera necesidad. Comprar cosas como alimentos no perecederos o cosas que tienen fechas de vencimiento relativamente largas, es una actitud más racional que esperar. Si te llegó el sueldo tratá de hacer las compras de todo lo que se vaya a consumir en el mes en los primeros días, ya que sabés que semanas después todo puede estar más caro. Pero bueno, no son soluciones estructurales a la problemática, son actitudes defensivas.