Mar del Plata tiene un club de caballeros como los de antes: conocé El Ático

Leandro García ideó la única barbería tradicional de la ciudad. Aquí no se admiten mujeres y en la heladera hay de todo menos agua. En apenas 5 meses, su fama llegó a España. 

26 de Septiembre de 2015 10:41

La mística del fomento a la toalla caliente, las navajas, la espuma, el masaje con el bálsamo y acostarse en el sillón. Esos son los pasos previos a la afeitada clásica a navaja, algo que se fue perdiendo con el paso del tiempo. “Recuerdo ver a mi abuelo y a mi papá afeitándose y era un ritual para ellos. Yo los observaba y decía que de grande me gustaría hacer eso. Acá estoy”.

Así se presenta Leandro García, el fundador de El Ático, la única barbería tradicional de Mar del Plata, ubicada en Italia y Maipú. El barbero trabaja mucho con la afeitada clásica, a navaja, con la que busca rememorar la vieja escuela para que todos sientan lo mismo que sentían su abuelo y su padre cuando el acero filoso les recorría la cara. “Acá vienen chicos que los traen sus viejos para que conozcan la afeitada clásica. También los hijos que traen a sus papás para que conozcan el lugar y vuelvan a tener esa sensación”, cuenta.

El creador de la barbería garage tiene un recuerdo que lo marcó cuando decidió embarcarse en esta aventura. “Cuando abrí el local a la calle se acercó un vecino para preguntar lo que hacíamos. Le conté que afeitaba como antes y sacó un turno. Vino, y mientras le pasaba la navaja se le caían las lágrimas y me decía: Pibe, ¿vos sabés que la última vez que me hice esto fue antes de casarme? Un tipo grande que hoy viene cada 10 días. Eso fue algo hermoso e inexplicable”, relata emocionado.

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Leandro García (34) nació en Parque Patricios, a los 18 se fue a vivir a  Villa Gesell con sus padres jubilados, pero a él se aburría en esa ciudad tranquila. Meses después, se instaló definitivamente en “La Feliz”. “No quería vivir en un pueblo, pero tampoco en el lío de Capital. Un día en mi trabajo en el Banco Provincia, que aún conservo, cerré los ojos y pedí el pase a Mar del Plata. Vine solo y alquilé una casa en La Perla”, recuerda.

Leandro se cansó de ir a peluquerías de barrio y que le corten el pelo de cualquier forma y apurado. Se hartó de los salones de belleza modernos y que le provoquen “alergia”. Así fue que comenzó a cortarse el pelo él mismo en el altillo de su casa hace 10 años. “Recién el año pasado empecé a cortarle el pelo o la barba a amigos y familiares que les sucedía lo mismo que a mí. Todo gratis”, aclara. Al playroom de su casa, en el altillo, comenzó a vestirse con máquinas. “Lo ambienté un poco y me largué a cortar ¡habiendo aprendido por internet, leyendo y mirando videos!”, cuenta Leandro, el muchacho que formó su grupo de amigos marplatenses en “sucuchos” donde iba a ver recitales de rock.

Día tras día, “por el boca en boca”, más gente se fue acercando a emprolijarse a su hogar. “Caía el primo de o vecinos de amigos y de la nada se me llenó la casa de gente”, dice. Al principio le pareció simpático, pero a medida que veía en su casa repleta de gente desconocida se dio cuenta que la situación ya no daba para más. “O abría un local a la calle o mi casa iba a ser la casa del pueblo”, recuerda hoy.

“Un día hablando con un amigo de Balcarce que viene a cortarse, le comenté que quería abrir un local pero no me animaba. Al final me convenció y, con su ayuda, empezamos a buscar un lugar. Yo quería barrio, cerca de mi casa, alquiler barato y que no tenga problemas para estacionar. Encontré la esquina de Italia y Maipú y hace 5 meses que armé la peluquería-barbería, tipo garage”, dice. La idea de Leandro era continuar por la misma línea de los comienzos. Trasladar el altillo al nuevo local para cortarles a amigos, familiares y conocidos. Solo pretendía cobrar para pagar el alquiler.

Pero las redes sociales, en especial Facebook, provocaron un antes y un después en El Ático. Sumado al boca en boca, los “likes” fueron subiendo y, en pocos meses, la esquina de Italia al 900 pasó de ser algo armado “jodiendo” a arreglar todas las barbas de Mar del Plata. “Todo esto fue a la par de mi otro trabajo, porque las horas que estoy en la barbería no las considero un laburo. Es mi pasatiempo, mi cable a tierra”, cuenta.    

-¿Cuál fue la clave del “boom” de El Ático?

-Los 45 minutos o 1 hora que le dedico a cada turno. Se usa mucho el despache para ganar más dinero y esa no es mi política. Uno lo siente hablando con los clientes, se lo menosprecia. No me gusta decir cliente porque el que entra acá no lo considero como tal. Es uno más de la familia de El Ático. Otras claves son la atención que ofrezco, la prolijidad con la que trabajo, la buena onda que hay en la barbería y haber puesto en juego gustos populares. Y valoro que no me dejé llevar por ninguna moda. Ahora, como volvió la barba, los salones de belleza unisex se están transformando en barberías y, de esa manera, se traicionan principios. Yo empecé por una necesidad y es algo que me encanta desde chico. La verdad que me llamó mucho la atención el rápido despegue en tan poco tiempo. 

 

“Un verdadero club de caballeros”

 “La barbería –cuenta Leandro- es exclusiva para hombres, donde te atiende un hombre y sólo ingresan hombres”. Por si no queda claro: las mujeres tienen el acceso prohibido. Después del trabajo, los caballeros se reúnen en la barbería, con o sin turno, y es el momento del día de desconexión total. Relajados, esperan ser atendidos -o no- y comen y toman algo y conversan de política, deportes y mujeres.

Leandro siempre dice que El Ático, además de ser un club de caballeros, es una “gran familia”. “El que vino, va a querer volver. El que está al pedo, pasa a saludar. Mi idea del lugar siempre fue esa”, aclara orgulloso. Y vuelve con una anécdota: “Un tipo encontró la barbería por Facebook, vio fotos y sacó turno. Hasta ahí todo bien. Lo gracioso fue que se apareció 15 días antes del turno para ver si todo era verdad. No creía como algo real a la barbería. Se quedó, tomamos una cerveza y conversamos un rato largo”.

En El Ático abunda lo vintage y lo retro. Suena rock y under en todo momento; en el revistero nunca va a faltar el último número de Playboy; las pantallas muestran recitales; los cuadros retratan autos, motos y tatuajes; en la heladera hay de todo menos agua; la cafetera “silba” toda la tarde y, la noche, llega el momento para la picada. “Quise mezclar todo lo que me gusta y lo que curtí durante mi vida y salió esto. Por suerte fue altamente aceptado. Me di cuenta que había mucha gente en Mar del Plata que necesitaba un verdadero club de caballeros”.

 

En el top ten de las barberías del mundo

Con diferencia de una semana entre mención y mención, dos revistas posicionaron entre las 10 mejores barberías al club de caballeros marplatense. Una es nacional, la otra internacional. La Argentina, “Revista Hombre” y la española, “Traveler”.

En su número de septiembre, la revista nacional destacó a El Ático “por su onda” y la colocó en el top ten de las barberías del país. El magazine de viajes español elaboró una nota sobre un relevamiento de clubes de caballeros en el mundo y ubicó al marplatense en la novena posición por su “perfecta combinación de tatuajes, bebidas y navajas”.

Leandro afirma que las publicaciones lo sorprendieron y mientras miraba las revistas se le caían las lágrimas. “Es algo único, no lo podía creer. De la nada, en 5 meses, aparece El Ático y hoy lo conocen en todo el país y en España. Hay gente que viene desde Buenos Aires, Balcarce, Tandil o Necochea para cortarse. Es una locura y algo totalmente impensado”, relata quien tiene como compañero barbero a Juancito, el Colombiano.

-¿Qué tiene El Ático para estar entre las mejores barberías?

-La atención, la buena onda, el clima que se generó y la humildad con la que se armó todo son algunos factores que tiene El Ático y que hacen a las grandes barberías. Además -y esto no lo digo de agrandado-, el nivel de cortes que realizo es muy alto y noto pocas diferencias con respecto a otras barberías del exterior comparando fotos y técnicas. Otra cosa que posiciona en el mundo a los clubes de caballeros es la publicación de fotos de cortes en las redes sociales. La mayoría de las imágenes de Facebook e Instagram de El Ático son trabajos hechos en Italia y Maipú y muy pocos lugares los muestran.

El tipo se la jugó. Pensó en la necesidad del marplatense y abrió su propio club de caballeros. Leandro García disfruta de un buen presente, mientras el país habla de su barbería que trascendió hasta el otro lado del océano. Nació en Buenos Aires. Pero su crecimiento se dio en Mar del Plata. El barbero de Parque Patricios buscará conservar su pasatiempo sabiendo que todo le llegó muy rápido y que tiene mucho para seguir proyectando.