El final de una generación que dio más de lo merecido

De aquel seleccionado campeón mundial Sub-20 en 2007, pasando por tres finales, a esta temprana eliminación. La AFA necesitará una profunda reestructuración.

30 de Junio de 2018 17:12

La Selección argentina se fue tempranamente del Mundial de Rusia 2018, con poco que reprocharse como equipo si se toma en cuenta el contexto tóxico que lo rodeó desde la final de Brasil 2014. Con el mejor jugador del mundo dentro de la cancha, una profunda cadena de desaciertos culminó otra vez desperdiciando el potencial para alcanzar el título más preciado, título que se niega desde 1986.

Un 4-3 ante Francia en octavos de final que marca el final para una generación de futbolistas que, aún con errores y bajones individuales, entregó más de lo que el fútbol argentino se merecía. Todo comenzó once años atrás: en el Mundial Sub-20 2007 de Canadá, Sergio Romero, Federico Fazio, Gabriel Mercado, Ever Banega, Sergio Agüero, Ángel Di María fueron campeones mundiales con Hugo Tocalli en el banco de suplentes. Ya Lionel Messi y Javier Mascherano integraban la Selección mayor. Y Gonzalo Higuaín debutaría en 2009 con Maradona como DT.

En 2008, la medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos de Beijing ensambló aún más a este grupo. Se había sumado Ezequiel Lavezzi. Fue el único logro de gran parte de esa generación.

Tras ciclos tormentosos con Maradona y luego Sergio "Checho" Batista, Alejandro Sabella fue quien más jugo le sacó a esta camada. Hubo un partido en Barranquilla que se toma como punto final de partida para esta generación: por Eliminatorias, caían 1 a 0 con diez jugadores y un gol en contra de Mascherano. En el entretiempo, un par de cambios tácticos derivaron en el 2 a 1 con Messi y Agüero como estandartes. 

Luego, pese a no ser un equipo espectacular en su rendimiento, dominó las Eliminatorias y fue finalista mundial en Brasil 2014 tras 24 años. Aquel gol de Mario Götze en tiempo suplementario fue el inicio de un calvario para estos jugadores. La gloria eterna, los honores, habíab estado al alcance de la mano (fallas en las definiciones de Higuaín y Rodrigo Palacio, remate cruzado de Messi...). Argentina había sido mejor que Alemania. Pero la copa, se fue para Europa.

Para sorpresa de algunos, Sabella renunció a su cargo. Murió Julio Grondona, luego de 35 años en su cargo de presidente de la AFA. Y asumió Gerardo "Tata" Martino. Un año después de Brasil, la Selección llegó a la final de la Copa América de Chile. Y el seleccionado local de Jorge Sampaoli se impuso en los penales por 4 a 1, tras igualar 0 a 0 y volver a desperdiciar oportunidades para marcar. Fallaron desde los 12 pasos Higuaín y Banega.

A la frustración deportiva, en la calle Viamonte y en Ezeiza, la AFA aumentaba su papelón con una votación histórica: el 3 de diciembre de 2015, Marcelo Tinelli y Luis Segura dirimieron quién sería el presidente de la entidad. Votaron 75. Empataron 38 a 38. Inexplicable. A la par, el FBI destapaba el corruptísimo "FIFA Gate" con dirigentes argentinos implicados

La vida continuó y en 2016, en la Copa América edición "Centenario" de Estados Unidos, llegó otra revancha. Nuevamente, Chile en la final. Nuevamente, derrota por penales. Martino luego renunció, molesto por las internas y los papelones dirigenciales de la AFA. Asumió con la "comisión normalizadora" Edgardo Bauza. Fue despedido a los 8 meses, sin convencer nunca en su ideario futbolístico. Y llegó el mediático Sampaoli, solo conocido por su paso por Chile y una salida poco prolija de Sevilla de España.

Fracasados, amargos, pechos fríos...el menú de insultos y memes potenciados por las redes sociales mandaron a más de un jugador al psicólogo. Argentina deambuló por las últimas Eliminatorias, cómo no. ¿Qué podía esperarse? Lionel Messi se vistió de héroe y en Ecuador, con dos goles, le dio la clasificación a Rusia cuando todo parecía perdido.

Lo que podría haber servido como advertencia, no fue tomada como tal. Sampaoli, en su ciclo que incluye estos cuatro partidos del Mundial, dirigió 15 partidos y todos con formaciones y tácticas distintas. Tan incoherente fue su labor que terminó como titular el jugador 24, que tras días de vacaciones viajó a Rusia para reemplazar en la lista al lesionado Lanzini. Sin mostrar autoridad, con dudas y malas relaciones con su cuerpo técnico, su conducción como DT en el Mundial fue un caos. Y así se trasladó al equipo, con reuniones y el famoso "doble comando".

Una prensa carnívora alimentada por dirigentes que operaron entre las sombras, hinchas contaminados por conjeturas e informaciones inventadas, videos y audios viralizados con nociva intencionalidad, algunas realidades que los protagonistas no supieron proteger puertas adentro. Nigeria a punto estuvo de consumar el golpe en primera ronda. Pero el gol salvador de Marcos Rojo maquilló la desesperanza y la convirtió en ilusión. Y Francia, devolvió todo a la normalidad.

Argentina fue eliminada. Y una camada de jugadores dirá adiós, con Javier Mascherano a la cabeza. Un líder con valores, que siempre dio la cara y a la vez cargó con grandes críticas.

Hoy el fútbol argentino no cuenta con ninguna camada esperanzadora Sub-20. El año pasado, esos chicos quedaron eliminados en primera ronda del Mundial desarrollado en Ecuador. Aparecen los nombres de Paulo Dybala, Cristian Pavón, Lautaro Martínez como figuras de lo que viene.... ¿Seguirá Messi? Pero antes, se necesitará un equipo.

Tal vez estos jugadores deberían haber estado acompañados de una renovación más intensa. Algunos llegaron más por pergaminos pasados que buenos presentes. Como fueron responsables de tres finales, también lo son -en una parte, tal vez mínima- de lo que no se consiguió. El descalabro de la AFA dejó este presente.

Se necesitará una profunda renovación dirigencial y de jugadores. También de entrenadores desde juveniles a la mayor. El 2019 tendrá una nueva Copa América, en Brasil. Debería ser el verdadero punto de partida de un nuevo equipo. Pero a esta altura los resultados son lo menos importantes. El principal objetivo, deberá ser cambiar las formas, los modos. Que "proyecto" no sea una mala palabra ni un "verso" que quede lindo mencionar. De seguir así, los fracasos seguirán acumulándose.