Deschamps es el nuevo Napoleón y Francia es campeón del mundo

El DT que fue capitán y levantó la copa en 1998 se dio el gran gusto y llevó a su Selección a la segunda estrella. A pura contundencia, los "galos" vencieron 4 a2 a Croacia y tocaron el cielo con las manos. Mirá los goles.

15 de Julio de 2018 14:27

Por Redacción 0223

PARA 0223

Francia y Croacia nos ofrecieron una final inolvidable. Sin jugar del todo bien, pero en un partido cargado de emociones, "Le Bleus" ganó 4 a 2, se dio el gran gusto y se coronó merecidamente campeón del mundo por segunda vez en su historia en Rusia 2018. Los croatas sintieron el desgaste de los tres tiempos suplementarios, se fueron con la frente alta y alcanzaron su mejor ubicación. Podría haber sido una goleada histórica pero Lloris le dio vida a los de Dalic y fue dramático hasta el final.

Como no podía ser de otra manera, el último partido del Mundial estuvo a la altura de lo que fue un mes que será recordado por muchas cosas. Que varios intentarán quitar valor por las tempranas eliminaciones de Alemania, Argentina, España y Brasil, que se discutirá si fue positiva o no la intervención del VAR y que se remarcará que una vez más la pelota parada fue una de las grandes vedettes a la hora de atacar. Sin embargo, se fue un Mundial que tuvo muy buenos equipos que fueron superiores a las grandes individualidades, que mostró buen juego en varios, que mantienen sus proyectos e ideas más allá de los resultados. 

Y que tiene un nuevo campeón, Francia, que después de 20 años vuelve a levantar el trofeo máximo, con un mismo protagonista principal. Aquella vez, Didier Deschamps, con la "8" en la espalda, hizo sonar a todo volumen la Marsellesa en el Parque de los Príncipes de París tras vencer en la final por 3 a 0 a Brasil. Hoy, manejando los hilos desde el banco de suplentes, el excapitán llevó a su Selección a la segunda estrella, invicto en la Copa del Mundo, que empató con Dinamarca cuando ya estaba clasificado por sus triunfos sobre Australia y Perú, y que en los "mano a mano" dejó a otros grandes candidatos como Argentina (4 a 3), Uruguay (2 a 0) y Bélgica (1 a 0).

En la final, poco hizo en el primer tiempo para estar ganando 2 a 1. Es verdad, anotó dos goles, pero mucho tuvo que ver Antoine Griezmann. Porque la figura del Atlético Madrid se inventó una falta cerca del área y la ejecutó de manera perfecta, para que Mandzukic en su afán de despejar la terminara metiendo en el ángulo derecho de Subasic. Y porque cuando Perisic lo había empatado con un gran zurdazo, Pitana (a instancias del VAR), cobró un claro penal del propio Perisic para que el "7 bravo" lo cambiara por gol con un toque suave, a la derecha del arquero que eligió el otro palo. 

En el complemento, Croacia se lo intentó llevar por delante y jugó cerca del arco de Llorís, cosa que ayudó que Francia pudiera sacar a relucir una de sus grandes virtudes: el contra ataque. Pogba asistió de manera fantástica a Mbappe hacia la derecha, llegó al fondo, tocó atrás para Griezmann que no pudo definir, Giroud se la frenó al propio Pogba que había acompañado la jugada, en el primer intento la pelota dio un defensor y en el rebote, tuvo lucidez para abrir el pie zurdo y ponerla lejos del alcance de Subasic. 3 a 1.

Ese tanto lo liquidó a Croacia que se quedó sin fuerzas, estaba nock out y parecía que Franci podía seguir estirando la cuenta. Y así lo hizo con Mbappe, que tuvo su premio, con un notable derechazo desde afuera del área que se clavó contra la base del caño derecho y cuando resataban 25' empezó la fiesta de los "galos" que ya se sentían campeones. Lo que no esperaban, era que en ese exceso de confianza, su arquero y capitán Hugo Lloris arriesgara innecesariamente con los pies, quisiera gambetear a Mandzukic que se la "pellizcó" y marcó el descuento.

Los últimos 20' minutos fueron de empuje de Croacia, un equipo que juega como sudamericano, que va al golpe por golpe, que sintió el desgaste de los tres suplementarios en las fases anteriores, pero que nunca se rindió y estuvo cerca de alcanzar un tercer gol que le hubiera puesto más dramatismo al final. Pero Francia lo controló bien, aguantó la pelota con Griezmann lejos de su arco, respiró profundo y esperó el pitazo final de Néstor Pitana, el argentino de flojo arbitraje, para desatar la fiesta y gritar campeón, por segunda vez en la historia, otra vez con Deschamps como protagonista, el nuevo Napoleón.