Murió una mujer de 34 años por un aborto clandestino

Vivía en el municipio bonaerense de San Martín y tenía un hijo de 2 años. Ocurre apenas cinco días después de que el Senado rechazara la interrupción voluntaria del embarazo

14 de Agosto de 2018 16:21

Por Redacción 0223

PARA 0223

Una mujer de 34 años, oriunda de municipio bonaerense de San Martín, murió en las últimas horas a raíz de una serie de complicaciones producto de un aborto inseguro y dejó huérfano a un nene de apenas dos años.

Liz había ingresado este lunes al Hospital Manuel Belgrano, en mal estado general y con un tallo de perejil en el cuello del útero. Si bien los profesionales que la asistieron le hicieron una histerectomía de urgencia y luego la derivaron a la terapia intensiva del Hospital Magdalena Villegas de Martínez, en Pacheco, murió horas más tarde. Hace apenas cinco días, el Senado había rechazado el proyecto de ley para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo. 

Con a muerte de Liz, suman 43 las mujeres fallecidas en abortos inseguros durante 2018 y 3030 desde el retorno de la democracia.

Tras conocerse el hecho, redes de profesionales de la salud y organizaciones de la sociedad civil firmaron un comunicado titulado “la clandestinidad mata”, en el que advirtieron, una vez más, que se trata de una muerte que se podría haber evitado. 

“Sucede cinco días después de enfatizar una y otra vez que la amenaza de la penalización no disuade a las mujeres y personas con capacidad de gestar de realizarse un aborto sino que las acorrala en la clandestinidad y la inseguridad que a veces sólo es amortiguada por su acceso a recursos simbólicos y materiales”, señalaron.

“Cada una de estas muertes es un hecho singular para el entorno de la mujer y también para los equipos de salud que las atienden y cuidan. Muestra las dificultades de los equipos que trabajan en atención primaria porque no tienen los recursos necesarios y porque no todos cuentan con el respaldo institucional para dar acceso a interrupciones legales del embarazo, a consejería y a métodos anticonceptivos. Muestra la desarticulación de un sistema fragmentado por dependencias administrativas que no proveen la tecnología necesaria (medicamentos para el aborto y/o aspiración manual) para resolver con calidad y oportunidad las solicitudes de aborto. Muestra la desesperación y la urgencia de los equipos en los hospitales ante la imposibilidad de salvar a una mujer en estas condiciones”, aseveraron.

Y concluyeron: “La muerte de Liz también es producto del ajuste. El Misoprostol aumentó más de un 400% en tres años. Los abortos en la clandestinidad también aumentaron. Las mujeres somos quienes pagamos los costos de la crisis, el ajuste y las decisiones del Senado”.