Crónica de una función a la alucinación: Cirque du Soleil - Sép7imo Día

El atractivo del circo, el impacto de las luces, la magia de la música y la capacidad de los acróbatas transforman el espectáculo que homenajea a Soda Stéreo en un suceso absolutamente inusual. 0223 vivió de cerca como la compañía circense más famosa del mundo desarrolla una producción que quedará definitivamente en la historia.

4 de Agosto de 2018 18:58

Y no descansan. Definitivamente no lo hacen. Desde el minuto uno de la función, la alucinación que genera cada uno de los números diseñados y programados por el Cirque du Soleil en Sép7timo Día, su espectáculo homenaje a  Soda Stéreo, no se detiene. Un instante tras otro, tema por tema y artista por artista, la exitosa producción de la compañía circense más famosa del mundo envuelve al observador en un espectáculo único, de esos que no se olvidan.

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La vorágine típica del circo de todos los tiempos, nutrida de una maravillosa tecnología a cargo de una larga e interminable lista de equipos, acompaña de manera impactante a los 36 artistas que salen a escena para rendir tributo a la banda de rock-pop latinoamericana más importante de las últimas largas décadas. El show se encuentra obvia e íntegramente relacionado a lo conseguido por el famoso trío de músicos argentinos: aquel fanático de Soda Stéreo, sin lugar a dudas, disfrutará de la presentación muchísimo más que cualquier otro amante del circo.

Con cifras que hablan de 4.000 empleados en todo el mundo, entre ellos 1.300 acróbatas y artistas de más de 50 nacionalidades y 100 puestos de trabajo en cada sede, el Cirque du Soleil se hizo fama al andar desde sus comienzos, allá por 1984, en la ciudad canadiense de Quebec. 34 años después, finalmente, llegó a Mar del Plata, en el marco del cierre de otra exitosa gira que tiene una organización verdaderamente estelar.

 

 

Luego del consejo inicial que invita a ser inteligentes y no utilizar los teléfonos móviles para poder atesorar cada momento en la retina, el público comienza a disfrutar de la música de la legendaria banda y los números de la función se suceden sin detenimiento hasta el final.

El repertorio es amplísimo. Y la interpretación teatral se celebra segundo a segundo. Ninguno de los creadores y productores del Cirque du Soleil conocía el mundo de Soda Stéreo antes de empezar con este desafío, por lo que se percibe a lo largo del show lo complejo que ha resultado encontrar las disciplinas circenses idóneas para representar cada canción de la banda, hasta lograr la perfección en prácticamente todas ellas. Por punto bajo, tal vez, podría citarse el momento del tema "Té para tres", el instante del fogón en el que el circo pone un freno, el único, ya cerca del final.

Los montajes de escenario, el juego de luces y el vestuario merecen también un párrafo aparte: engalanan el fenómeno del circo desde una perspectiva moderna y colorida que resulta fascinante. Aunque tiene una zona exclusiva para el desarrollo de la mayoría de los números, con una plataforma esférica que es el corazón de la escenografía; el espectáculo ofrece otra característica que lo hace distinto y, a la vez, aún más interesante: varias de las presentaciones tienen lugar en medio del campo o sobre distintos puntos cardinales del estadio, con artistas dispersos y movilizados entre la gente.

Con la inquietud y la capacidad manifiesta de los acróbatas y gimnastas, varios de ellos con performances grandilocuentes, cada parte de Séptimo Día puede ser la favorita. El Cirque du Soleil eligió solamente a otras tres representaciones musicales en el planeta para realizar sus shows: Elvis Presley, Los Beatres y Michael Jackson. Soda Stéreo pasó de este modo a conformar un lugar exclusivo en el ya de por sí exclusivo mundo del circo más famoso de la Tierra.

La música, propuesta por Zeta Bossio y Charly Alberti, logra sincronizar con una estética increíble y merece la atención total: de no estar conectado con el show, el espectador puede perderse momentos irrepetibles. Aunque el espectáculo podría disfrutarlo un niño de 10 años, como un adulto de 40, todo depende de en que lugar referencial tenga esa persona a Soda Stéreo. Así lo llegó a describir el propio baterista de la banda, inmerso en la producción del show desde su génesis total, cuando sólo había ideas en torno al proyecto.

 

 

Uno de los más ovacionados de la primera noche de función resultó Guillermo "Toto" Castiñeiras, el representante marplatense de la compañía, que protagoniza un espectacular momento con "Sobredosis de TV", un acto de parodia sobre la proliferación de los canales de TV en la Argentina de la década de 1980 y en el que expone su gran capacidad como clown, envuelto en una delirante voránige de efectos de cámara que se disfrutan enormemente y que, por si fuera poco, invitan a la reflexión.

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Junto a Castiñeiras hay otros dos argentinos que también son parte del show: Florencia Aracama y Nicolás Busso. Artistas de variadísimas nacionalidades complementan un elenco poco convencional en un show poco convencional. Por primera vez, un espectáculo del Cirque du Soleil incluye una zona en donde la gente puede disfrutar el espectáculo de pie.

La magia es total y el circo moderno dice presente de modo contundente, incluso, con un apartado de la vieja escuela: ese que habla de aquellos habituales dobles intentos de los artistas que deben ocasionalmente insistir para concretar su número. Pequeños episodios de realidad en un show circense que roza lo irreal y que muestra que la mejor combinación posible entre música y arte es posible, aún, en un formato que va más allá de lo inimaginable.

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