Las últimas fichas del progresismo latinoamericano

Argentina, Bolivia y Uruguay protagonizarán importantes procesos electorales que medirán la capacidad de las fuerzas progresistas de torcer un rumbo que parece estar destinado a la consolidación de proyectos de derecha. 

5 de Marzo de 2019 19:31

El progresismo latinoamericano no está pasando su mejor momento. Después de una década de protagonismo los principales países perdieron terreno con una nueva ola de gobiernos de derecha que, montados más sobre errores propios que virtudes ajenas, terminó configurando una nueva correlación de fuerzas en la región. 

La derrota del Frente para la Victoria en 2015, la caída de Dilma Rousseff en 2016 y posterior victoria de Jair Bolsonaro en 2018, el viraje y traición de Lenin Moreno en Ecuador y la vuelta de Sebastían Piñera en Chile, son algunos de los países en donde gobiernos izquierda dejaron de gobernar. 

En ese marco, lo que parece ser un fin de ciclo se topará con tres procesos electorales para medir la suerte de proyectos que buscan no continuar con ese rumbo. Dos ellos, Uruguay y Bolivia buscan la continuidad de procesos de 15 y 14 años respectivamente. Veamos.

 

El Frente Amplio y el dilema de reemplazar liderazgos

El oficialismo uruguayo deberá afrontar las elecciones generales sin ninguno de los referentes que protagonizaron el proceso político desde sus comienzos. El actual presidente, Tabaré Vazquez, no puede ser reelecto y el José “Pepe” Mujica no solo declinó una nueva postulación sino que renunció a su cargo de senador para “aportar desde otro lugar”. 

En ese sentido, el Frente Amplio presentará cuatro candidatos que buscarán garantizar la continuidad. Hablamos del actual intendente de Montevideo, Daniel Martínez, la ministra de producción, Carolina Cosse, el ex director del Banco Central, Mario Bergara y el secretario general del Sindicato Único de la Construcción y Anexos, Óscar Andrade. Ante la ausencia de liderazgos fuertes, el oficialismo apela a la diversidad de perfiles. Productivismo en la figura de Cosse que tiene el apoyo del Movimiento de Participación Popular de Mujica, un sector proletario representado en la candidatura de Andrade, gestión en Martínez y la pata tecnócrata de Bergara.

En este contexto, el Frente Amplio debe poner toda la carne al asador en el plebiscito a una gestión que tiene datos positivos para mostrar. Cuenta con un crecimiento sostenido desde 2004, el salario mas alto en dólares del continente y una fuerte reducción de la pobreza de 40 a 7 por ciento en más de diez años. Uruguay, a diferencia de otros países en donde también gobierna o gobernó el progresismo (en el más amplio sentido de la palabra), tiene estabilidad como principal carta de presentación al electorado. 

¿Qué hay en frente?

El Partido Nacional con el candidato de las últimas dos elecciones, Luis Lacalle Pou, pero que tendrá contendientes internos como la senadora Verónica Alonso, el dos veces intendente de Maldonado Enrique Antía, Álvaro Germano, Carlos Iafgliola y el jóven empresario y outsider, Juan Sartori.

Un tercera opción es el magnate, Edgardo Novick quien se presentó como “el Bolsonaro uruguayo” y espera que el cambio la llegada del ex capitán del ejército a Brasil genere un efecto contagio en la banda oriental. Esto es muy difícil que suceda dado que el sistema político uruguayo goza de muy buena salud.

El argumento por el cual la derecha uruguaya pretende lograr el gobierno es con el discurso del aumento de la inseguridad y el incremento en el desempleo. Por lo pronto, el Frente Amplio ha manifestado que para llegar con chances a la segunda vuelta, deberá alcanzar los cuarenta puntos en primer turno. Como observa, el panorama no es sencillo y habrá que ver si los números de la realidad le ganan a los 15 años de desgaste. 

¿Es posible pensar Bolivia sin Evo Morales?

Bolivia es el otro país que pone en juego un proceso político de más de diez años. Inflación a un dígito, crecimiento sostenido del orden del 5 por ciento, aumento del salario medido en dólares e inversión. Según estimaciones del FMI y el Banco Mundial desde la llegada de Evo Morales a la presidencia se crearon más de 243 mil empresas y, de acuerdo a cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se redujo el desempleo hasta llegar al 4,5% en 2017, lo que puso a Bolivia como el país con menor tasa de desocupación de toda la región. A su vez, estudios del BID, el gobierno de Bolivia no sólo bajó la desocupación, sino que también disminuyó la desigualdad en un 28%.

Por otra parte, en 2006 la pobreza representaba el 59,9% de la población, y logró reducirse al 36% según la medición realizada en 2017. De igual manera, la pobreza extrema, que era del 36,4%, se redujo al 17,1%. En ese sentido, la distribución de la riqueza permitió que entre 2005 y 2017 la clase media aumentará en más de 3 millones de personas, pasando del 35% de la sociedad al 58%, mientras que la clase baja se redujo del 61 al 37%.

Números similares se pueden encontrar en educación, salud e inversión extranjera, sin embargo, aunque parezca extraño Evo Morales no la tiene fácil. Su persistencia por seguir en el poder hizo que un sector de la sociedad viera con malos ojos que el mandatario no respete los resultados del referéndum del 2016 cuando por poco margen la población le dijo no a un nuevo mandato. Vale la pena preguntarse, si es posible un proceso de cambio en Bolivia sin Evo. De esta manera, Evo tiene dos factores que puede jugarle en contra en esta elección. Por un lado, como dijimos la persistencia en el gobierno que lo lleva a otro mal de época para los gobiernos progresistas: el piso alto y techo bajo en las encuestas, Evo lidera con 30/35 por ciento. El segundo punto negativo para la suerte del gobierno es el revés que tuvo en la Corte Internacional de Justicia en la disputa marítima con Chile. Esto puede ser capitalizado por la oposición, especialmente por Carlos Mesa, principal candidato de la oposición. 

Hay un tercer punto vinculado a la corrupción. El gobierno boliviano ha sido muy transparente pero la mancha de Odebrecht llegó al país mediante una denuncia sobre un supuesto favorecimiento ilícito a la empresa brasileña Camargo Correa para la construcción del tramo carretero Roboré-El Carmen Rivero Tórrez. ¿Será un eje de campaña que perjudique a Evo?

Argentina: el peronismo ante la posibilidad de volver

El tercer escenario electoral es conocido por todos nosotros y muestra un escenario dividido entre el macrismo y el peronismo que, muy probablemente, vaya dividido.  Un retorno del justicialismo al poder puede ubicar al país en una dinamica menos dependiente del mercado de capitales, Estados Unidos y las grandes potencias. 

En ese contexto, Cambiemos cuenta con un 30 por ciento de votos que sostienen a pesar de los nulos resultados económicos y el peronismo ostenta los 30 puntos de Cristina Fernández de Kirchner que hoy no alcanzar para ganar en segunda vuelta. ¿Podrá una tercera opción romper esa paridad? 

Por lo pronto, la inflación, la recesión y el altísimo endeudamiento parecen motivos suficientes como para que el gobierno de Mauricio Macri tenga los días contados. El malestar social es notorio pero Cambiemos sigue muy competitivo. 

 

Ultima ficha

La particularidad de estas tres jornadas electorales es que serán todas el 27 de octubre la primera vuela y el 24 de noviembre el balotaje. Allí sabremos si el progresismo juega su última ficha para impedir un cambio de ciclo histórico en América Latina.

El contexto internacional es diferente al de prinicipios de los 2000 pero la necesidad de pensar una estrategia autónoma y los vaivenes globales es la misma que durante la salida del neoliberalismo.