Crítica situación de acompañantes terapéuticos de Osuthgra: no cobran desde diciembre

Son alrededor de 20 profesionales que trabajan con chicos discapacitados en escuelas. Afirman que la situación es insostenible e, incluso, acorralados por las deudas, varios tomaron créditos para llegar a fin de mes.

Foto: archivo 0223

25 de Junio de 2019 12:38

Por Redacción 0223

PARA 0223

Acompañantes terapéuticos de la obra social de Uthgra advirtieron que atraviesan por una “crítica” situación ya que, pese a que cumplen con sus servicios, el último pago por prestaciones que recibieron fue en diciembre de 2018. Así, desde enero hasta hoy, sólo acumulan deudas administrativas (monotributo, ingresos brutos) y algunos hasta debieron tomar créditos para vivir.

“Estamos desesperados”, definió Luciana, una de las acompañantes terapéuticas que junto a otros veinte profesionales reclaman a Osuthgra que libere los pagos. “La única respuesta que recibimos cuando hemos ido a reclamar es que nos van a abonar nuestros honorarios correspondientes a marzo recién en agosto, mientras nosotros seguimos sumando deudas de hasta 5 mil pesos mensuales de monotributo, contadores y demás”, aseguró en diálogo con 0223.

Los profesionales en cuestión acompañan a chicos discapacitados a la escuela y, aunque en la mayoría de los casos deberían hacerlo durante la jornada completa, aseguran que la obra social de los gastronómicos “sólo autorizó” la mitad de las horas, “sin tener en cuenta informes de neurólogos y médicos especialistas”. “Eso no sólo nos afecta a nosotros, sino también a los chicos y a sus padres”, sostuvo.

A su vez, hizo hincapié en que, a diferencia de otras obras sociales, Osuthgra aumentó apenas 20 pesos el valor de la hora a partir de mitad de año. “Esto nos deja muy lejos de lo que perciben otros profesionales y muy atrasados en este contexto de hiperinflación que estamos viviendo”, aseveró.

Según dijo, la complejidad del panorama obligó a varios acompañantes terapéuticos a renunciar, mientras que los que continúan, lo hacen con “un gran esfuerzo”. “Lamentablemente esta es una lucha enorme y uno se empieza a resignar. Muchos nos quedamos y seguimos trabajando por ética, pero es muy difícil vivir con esta incertidumbre”, afirmó, y reparó en que algunos de sus compañeros sobreviven “pidiendo prestado o tomando créditos para comer y llegar a fin de mes”.