"El modo de funcionar de estos chicos tiene vinculación con el rugby"

El psicólogo Darío Giardelli (51 años) fue jugador y presidente de San Ignacio Rugby, club donde hoy coordina a las divisiones juveniles. Su mirada crítica, ante 0223.

El psicólogo habló con 0223 y tuvo una mirada crítica sobre el rugby.

22 de Enero de 2020 05:27

Luego del crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell en manos de una patota de rugbiers, entre el silencio y la defensa de su deporte por parte del ambiente, el rugby se ve juzgado. En medio de acusaciones y la bronca por una joven vida perdida de modo lamentable, el camino de la reflexión profunda aparece como el más viable. Y el marplatense Darío Giardelli resulta ser una voz más que interesante, porque forma parte fuerte del rugby y además es licenciado en psicología. En entrevista con 0223, el actual coordinador de las divisiones juveniles de San Ignacio Rugby Club sostuvo: "Una parte de autocrítica siempre hay que hacer. En este caso, por el modo de funcionamiento, uno encuentra asociación entre estos flacos del rugby que mataron y el deporte que practican. Yo no me hago el boludo con eso. Un grupo que se mueve como patota golpeando a la gente, maltratando, haciéndose los cancheros a esa edad. Si son del rugby, algo del rugby recibieron, evidentemente. La potenciación que se da al grupo", sentenció de entrada.

"Ante un asesinato tan brutal como el sucedido, hay que tener empatía como ser humano y no hay que banalizar lo que sucedió, que fue una bestialidad", continuó este exjugador y expresidente del club cuyo predio se encuentra en el barrio Parque Hermoso. 

En su análisis inicial, advirtió: "un club tiene, según su idiosincrasia, cartas a su mano para trabajar ese tema. Y depende mucho de cómo se trabaje al jugador. Si vos fomentás que una división juvenil para hacerse fuerte encuentre enemigos a todo su alrededor, y hasta las divisiones de su propio club se pelean o se maltratan... Es una cuestión de dinámica grupal. Si yo quiero fortalecer un grupo, busco enemigos. Entonces, si vos potencias eso, seguramente estás más cerca de actitudes violentas y patoteriles que si vos interactuás una división con otra, ponés el foco dentro de lo que es el juego y la cancha, trabajas la educación integral de la persona para el afuera. Como club vas a estar más cerca o más lejos de actitudes como la de estos flacos".

El exintegrante de seleccionados marplatenses reiteró: "¿Hay vinculación entre el modo de operar de estos muchachos y el rugby? Sí. Es estúpido decir que no. Pibes que se mueven en patota, que son del mismo deporte, que se creen superman porque son grandotes físicamente y maltratan a otro, y sí, alguna vinculación tiene. Y hay que hacerse cargo e intervenir, educar mejor. Pero tampoco creamos que pibes de todos los clubes de rugby del mundo salen a la calle a pegarle a la gente. Ahí estamos errándole".

Darío Giardelli, titular de una consultora empresarial, rechazó "la estigmatización": "Acá no se trata de hablar de ´chetos´ o ´negros´. Yo soy de un club que toda la vida fue recontra inclusivo, tenemos todas las clases sociales, siempre hasta nos han tildado de ´negros´ otros clubes. Y nosotros fuimos creciendo y construyendo lo que somos hoy. Siempre quisimos integrar, toleramos las diferencias, y me parece que la generalización en ningún campo suma." Pero insistió en no mirar hacia otro lado, y aceptar la problemática: "soy un tipo del rugby de toda la vida y no puedo hacerme el boludo y decir ´ah, el modo de funcionar de ese grupo no tiene vinculación con el rugby´. Sí, tiene vinculación. Ahora, creo que como todo campo de la vida, hay boludos, hijos de puta, tipos jodidos, excelentes personas y en el rugby pasa lo mismo. Entonces mi obligación es ver qué hago yo como parte de un club para poder intervenir y seguir haciendo las cosas de una manera cada vez mejor, que es decir ´che, esto que pasó, tiene vinculación´". Y agregó: "Si uno no reconoce y le hecha toda la culpa a la familia.... Pero no quiere decir que uno no tiene que analizar cómo lleva el deporte y cómo lo puede corregir".

Consultado acerca de si encuentra o no una contradicción entre el rugby que se arroga ser formador, pero que luego no acepta las críticas por los hechos violentos de un sector de sus practicantes, sostuvo: "Es así, hay una contradicción. Por eso hay que asumir las responsabilidades".

El licenciado y entrenador explicó cómo trabaja San Ignacio al respecto: "Nosotros estamos todo el tiempo encima del chico. Intervenimos en varias situaciones donde hubo violencia de género, con pibes jóvenes. Nos paramos de mano, esto no es así y si no cambiás la conducta lamentablemente...te marcamos por donde es una, dos, tres veces. Después, te echamos". Así, recordó un hecho puntual: "el año pasado suspendimos a un jugador del plantel superior porque tuvo una discusión fuera de lugar con una manager del club -tenemos muchas mujeres en el club- y rápidamente se lo suspendió por 9 meses a un tipo con muchos años en el club. Es un hecho concreto que marca rápidamente dónde está lo que el club valora y lo que el club no valora."

"¿Estamos exentos de que tres, cinco boludos se junten y se potencien y se mamen y se crean que son superman y hagan cagadas? No, ningún club del mundo. O que un micro choque y tengas un quilombo. Es lo que asumimos cuando somos dirigentes de clubes y tomamos esta labor amateur. Es parte de lo que puede pasar. Pero si laburás, estás más lejos de que pase"

Por otra parte, Giardelli criticó la exacerbación de los "valores del rugby": "Me parece que se exagera el peso del este deporte en estos pibes. El rugby es una parte bastante ínfima en la educación de una persona, como cualquier deporte respecto a cuáles son tus orígenes, tu formación familiar. Realmente creo que una persona bien formada en su familia, la seguís apuntalando en el club. Una persona mal formada en su familia, te cuesta mucho cambiarla en el club y generalmente terminan yéndose. Es decir, nosotros no le cambiamos la vida a una persona que viene descarrilada desde su familia. Le podemos dar un espacio de contención, contribuimos a que se sientan mejores. Pero está la familia, después la escuela, y después están los clubes", señaló. Y agregó: "Hay una cosa que a veces el discurso del rugby confunde. Una cosa es que el deporte colectivo favorezca el desarrollo de ciertos valores como la solidaridad, el trabajo en equipo, el respeto por las reglas. Ahora, no es muy diferente a otros deportes. Lo que lo hace diferente es ponerlo arriba de la mesa y trabajarlo con los chicos. Si vos en un partido sos entrenador y ves algo que no corresponde y que favoreció a tu equipo, y te haces el boludo, el valor se va a la mierda. Ahora, si por más que perjudique a tu equipo decis ´esto no corresponde´, estás mostrando una conducta adecuada. Y esto pasa todo el tiempo. Si nosotros no ejercitamos, no mostramos los valores adelante de los demás, y solamente los discurseamos, vamos a ir al fracaso."

"A la edad de estos chicos, tiene más peso el grupo que el individuo"

En su rol de psicólogo, Darío Giardelli analizó cómo funciona la mente de un joven de 17 o 18 años, en plena ebullición y rebeldía: "Hay un rasgo característico de esa edad. Tiene mucho más peso el grupo que el individuo. El chico a esa edad va a ir buscando identificarse con ciertos patrones que le permitan diferenciarse de los padres y encontrar patrones propios. A esa edad en general se identifican con las cuestiones grupales. Al egresar eligen la carrera en la Universidad del compañero, se mueven en grupo, etc. Es más importante pertenecer al grupo que tener conductas que crean buenas. Es normal y opera así. Por lo tanto, para un chico es muy difícil oponerse activamente a lo que el grupo cree como correcto."

Ante esto, el licenciado sí menciona utilizar al deporte como herramienta: "Eso sí se puede modificar. Nosotros trabajamos mucho en la formación de líderes, en pibes que se impongan cuando hay que imponerse, que se frenen o que digan ´no, pará, esto no. Lo que estamos haciendo es una pelotudez´. Pero el chico encuentra el anclaje en el grupo, con la separación del grupo familiar. Y si venís con una formación de base donde tus viejos no te dieron la bola suficiente, o te dejaron a la deriva, y encima te encontrás con un grupito que tiende al desbande, te vas a sumar ahí. Eso le dará identidad, te constituye, te va sosteniendo hasta que empezás a ser más autónomo y empezás a quedarte con lo que crees es bueno para vos. El grupo, la pertenencia al mismo, pesa muchísimo".

"Si un joven viene con una formación de base donde sus viejos no le dieron la bola suficiente, y encuentra un grupito que tiende al desbande, se va a sumar ahí"

Al joven le cuesta decir "no" a su grupo, dice Giardelli: "Cuesta encontrar al adolescente que se banque oponerse a lo que el grupo manda. Por eso es importante que en los clubes haya figuras grandes que operen, sin ser los padres, como figuras de autoridad que muestran un límite. Sino, el adolescente solo no puede." Y criticó que chicos tan jovenes viajen en soledad de vacaciones: "tenemos prohibidos los viajes en grupo en soledad. No podes largar a un chico, juegue al rugby o no, con seis pibes de 18 años solos en una ciudad de joda. No me parece una salida saludable para nadie", cerró el profesional.