Lucas Sigismonti, de jugar al fútbol en Aldosivi a "joya" del básquetbol que se lleva Baskonia

A los 16 años, el alero de Kimberley viajará este miércoles a Vitoria, España, para sumarse al poderoso club que lo contrató por nueve temporadas. 

Sigismonti ante 0223, sobre el parquet del gimnasio "Valentín Pérez" de Kimberley (Fotos: FG).

7 de Enero de 2020 04:54

La vida del marplatense Lucas Sigismonti empieza a cambiar por completo. Este miércoles a las 8 de la mañana dejará la ciudad que lo vio nacer, crecer, formarse como persona y deportista para emprender un viaje soñado. Ya no será más basquetbolista del Club Atlético Kimberley, sino del Baskonia de la ciudad de Vitoria, España. Y en sus últimas horas en la ciudad, fue entrevistado por 0223: "Comienza otra vida, otro tipo de entrenamiento. Es una emoción increíble", sostuvo.

Con solo 16 años y un contrato de nueve temporadas por delante, el alero que cuenta con un gran lanzamiento llegará a una de las entidades más poderosas del básquetbol europeo y que se dedica a reclutar grandes promesas de este deporte en todo el mundo. Baskonia, con esta apuesta, renueva así su confianza en los jugadores argentinos: desde Marcelo Nicola (el primero, entre 1991 y 1996), Luis Scola, Andrés Nocioni, Pablo Prigioni, Juan Espil y Fabricio Oberto -entre tantos otros-, a los marplatenses Patricio Garino y Luca Vildoza, y el juvenil base chaqueño Lautaro López en la actualidad, a ese tren se suma Sigismonti aunque, claro, con todo un camino por desandar.

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En la mañana de un verano otoñal, Lucas Sigismonti se sentó sobre una de las gradas del histórico gimnasio "Valentín Pérez" para charlar con 0223. Sus 2.03 metros contrastan con el rostro de un joven aniñado, pero que tiene las ideas muy claras, y que entrega respuestas que no necesitan demasiado desarrollo. "Estoy muy bien, intentando disfrutar lo que me queda en la ciudad", comenzó. "Es complicado irme a esta edad porque pierdo todo: mi familia se queda acá, mis amigos...me voy del colegio, será otra cosa", expresó. Y agregó, con una sonrisa: "Por suerte no estoy de novio, sino sería más complicado irme, je".

El 2019 fue el gran año para el marplatense. En abril, fue seleccionado con otros cuatro basquetbolistas para integrar el Escuadrón Élite de FIBA Américas durante la segunda edición del Campamento de Élite del Programa Desarrollo para Jóvenes, en el CENARD. Y en junio, integró la Selección argentina U16 que jugó el Premundial Fiba Américas de la categoría en la ciudad de Belém, Brasil. Lucas tuvo poco protagonismo al principio, pero la "rompió" en la semifinal ante Estados Unidos (18 puntos, 2 rebotes y 2 asistencias) y ante República Dominicana pese a la derrota por el bronce (15 anotaciones, con 5 de 8 en triples). El reconocido Claudio Villanueva asumió como su representante para escuchar propuestas. En julio fue seleccionado para participar del campus "Básquet sin fronteras" organizado por la NBA y FIBA, cuya décima edición se desarrolló en Medellín, Colombia con más de sesenta promesas del continente. Y luego, llegó la propuesta de una semana de entrenamiento en Baskonia de España, en noviembre. 

Defensa de Sigismonti ante Dominicana, en el Fiba Américas 2019 de Brasil con la Selección argentina U16. Foto: FIBA.

"La verdad, me sorprendió todo. Cuando me dijeron de ir a hacer la prueba, no lo podía creer", recordó. Toda una experiencia nueva: "Primero me hicieron estudios y luego entrené técnica individual y con el equipo Junior. Los entrenamientos son otra cosa. La intensidad cambia un montón", relató sobre aquellos cinco días que fueron un anticipo de lo que vivirá desde este mes. "La mayoría de mis compañeros son reclutados de otros lados. Tendré a mi lado chicos de Senegal, Polonia, Rusia, Brasil...Por suerte todos hablan español, y tuvimos un buen contacto", agregó.

Sigismonti regresó a Mar del Plata sin demasiada información sobre las impresiones que había dejado en el club vasco. "No pensaba que había quedado. Me entró la duda, porque allá no me habían dicho nada. Después hablaron con Claudio, él me explicó todo y con el tiempo llegó la confirmación". Semejante noticia fue recibida con convicción, seguridad y felicidad, y también con naturales dudas: "Fue un sí rotundo de mi parte, pero es complicado. A veces tuve días de no querer ir. Pero ya está. Sabes que es lo mejor para vos y no lo cambiás por nada", expresó con sinceridad.

Sigismonti, en el imponente "Buesa Arena" de Baskonia, en noviembre.

En Vitoria, el basquetbolista continuará con sus estudios, y terminará la cursada a mitad de 2020 (como el calendario escolar europeo lo indica). Vivirá en una residencia con el resto de los reclutados, hasta los 18 años, a dos cuadras del colegio. Y una camioneta lo pasará a buscar para los entrenamientos con la división Junior. "Me va a cambiar un montón la vida y el juego. Voy a poder mejorar mucho más y llegar preparado para competir en alto nivel", manifestó.

Luca Vildoza y Patricio Garino son dos figuras marplatenses que juegan en Baskonia. Será importante contar con ellos cerca. Lucas Sigismonti recordó sus charlas con Garino (hoy, recuperándose de una operación de rotura de ligamentos), especialmente: "Cuando viajé, ´Pato´ me invitó a cenar y charlamos mucho. También lo habíamos hecho en Kimberley la última vez que estuvo en Mar del Plata. Me ayudó un montón esa charla. Me explicó cómo iba a ser todo de difícil, él también se fue de joven a Estados Unidos".

Sin querer hablar bien de sí mismo, Lucas se refirió a sus cualidades y defectos en el juego: "Ponele que soy buen tirador y penetrador, un poco. La verdad, pienso que vieron en mí la proyección, más que nada. Sé que tengo que mejorar mi defensa y también penetrar mucho más".

Un alto defensor de Aldosivi convertido a basquetbolista en su colegio

A contramano de lo que podría pensarse, Lucas Sigismonti, una de las promesas del básquetbol argentino, fue futbolista hasta los 12 años. Primero, en el salón de Deportivo Norte, más cerca de su barrio. Luego, cuatro años en Aldosivi donde fue campeón con la categoría 2003. "Fui con mi hermano (Ignacio, categoría ´99, hasta diciembre futbolista de la reserva del "Tiburón") a probarme y quedamos", recordó. Por su altura, jugó como defensor central. "Siempre fui alto. Siempre le sacaba una cabeza a todos mis compañeros. Desde el jardín. En la familia de mi vieja había una tía que medía 1.90 metros", recordó sobre los centímetros que hoy son fundamentales en su presente. 

Desde su casa del barrio Constitución hasta el predio deportivo lindero a la reserva, Sigismonti iba a entrenar con sus compañeros de Aldosivi, con los que celebró la obtención del Torneo Ángel Canata en 2013.

Y sí, el más alto. Sigismonti, de pie en el centro, con sus compañeros de la categoría 2003 de Aldosivi.

Sin embargo, el básquetbol también lo acompañó de chico, pero en modo recreativo en su colegio, el Atlántico del Sur. "En gimnasia jugábamos bastante", recordó. "Mientras estaba en Aldosivi, en los recreos del CADS los profesores Filipo Ferreyra y Juanse Lofrano me insistían que arranque básquet, por mi altura. Hasta que un día comencé, me empezó a gustar más y dejé el fútbol". Así, compitió un año representando a su institución. Y como todo "pibe" que empieza un deporte nuevo, también tuvo su pequeña frustración: "Estuve en una preselección marplatense U13, pero no quedé. Me cortaron como el 13er jugador".

Hasta que, por la ligazón del colegio con Kimberley, se sumó a la división U14, con chicos que conocía de haber enfrentado antes: "Jugábamos amistosos de los equipos ´A´ y ´B´, me adapté fácil al club". Y ese mismo año 2017, tuvo revancha de Selección, pero mejor: Juan Gatti lo convocó a la de Argentina para disputar el Sudamericano de Maturín (Venezuela). Una experiencia que fue bisagra para Lucas: "La Selección fue lo que me marcó que tenía que seguir con el básquet. Los entrenamientos eran otra cosa, duraban cinco horas por día...". 

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Lucas Sigismonti terminó el 2019 estudiando en el "Luis Federico Leloir", a la par que recibía la gran noticia de su pase a Baskonia. "La verdad, mi vida fue ir al colegio, juntarme con amigos, dormir la siesta o ir a entrenar", contó sobre sus días marplatenses. Luego, agradeció lo vivido en Kimberley estos tres años: "Fue hermoso haber estado en este club, porque te apoyan en todos los sentidos. Siempre están con vos, juegues como juegues. Les agradezco por eso", remarcó. No se olvidó de los entrenadores que lo marcaron: "Filipo (Ferreyra) fue el que me hizo arrancar y ese año me preparó muy bien la verdad. Imanol (Hernández, hijo de "Oveja" y en Kimberley) y Juan Tumminello que siempre estuvieron y me entrenaron mucho". 

Preparándose para viajar con su hermano "Nacho", papá Sergio y mamá Natalia, cuenta que extrañará a la familia cuando regresen. Y dice estar preparado también para las frustraciones que el deporte le pueda deparar: "Varias personas que me hablaron me aconsejaron por lo que vendrá. Las primeras dos semanas, van a ser lo mejor del mundo. Ya la tercera y la cuarta, empieza a cambiar. Y al segundo mes te queres volver, no queres hacer más nada. Pero tenes que superar esos momentos y después te acostumbrás".

Y, claro, mira con ilusión el futuro. Con la inspiración que jugadores que admira -como Nicolás Brussino, por posición y parecido físico- le generaron con la Selección argentina subcampeona del mundo en China. "Pensás mucho en lo que puede suceder más. Puede pasar cualquier cosa. Capaz no juego más en dos años, o de pronto estoy en un Juego Olímpico. Sería muy lindo poder llegar a jugar en la Selección mayor, la Euroliga o la NBA. Sería hermoso", relató ilusionado. 

Falta mucho por recorrer para Sigismonti. Sus bases son sólidas, y a horas de comenzar a disfrutar la oportunidad de su vida, parece tener bien claro cómo afrontar su destino.

 

Bonus: así juega Sigismonti