Montenegro busca oxígeno para una economía que cruje

El sector comercial enfrenta una crisis muy delicada. Foto: 0223.

29 de Abril de 2020 21:19

Desde el primer día, Guillermo Montenegro tomó la decisión de preservar la salud por sobre la economía. En línea con el presidente Alberto Fernández, el intendente relegó la actividad productiva de Mar del Plata en pos de evitar la propagación del coronavirus. Y lo consiguió: desde el 12 de marzo, cuando se confirmó el primer caso de Covid-19, hasta  hoy hubo 17 infectados, de los cuales queda solo 1 activo que recibirá el alta en las próximas horas. “Está claro que el virus no está en Mar del Plata”, dijo este miércoles intendente.

La decisión, en términos sanitarios, es irreprochable. Pero la economía de Mar del Plata cruje. La ciudad de mayor desocupación de la Argentina, en la que según el último reporte del Indec, casi 100.000 marplatenses buscaban un empleo, ya sea porque no tenían o porque necesitaban otro, y en la que el 35% de los ocupados no son asalariados, no puede resistir semejante parate.

 

 

El éxito sanitario también se convirtió en un arma de doble filo. Muchos sectores empezaron a hacer oír cada vez más su descontento por el bloqueo. “Tenemos un millón de habitantes y un infectado. Es una locura lo que hacen”, planteó un empresario gastronómico de la ciudad. La respuesta del Ejecutivo es contundente: “Tenemos un infectado porque justamente tomamos esas medidas”. El planteo es razonable, pero el humor social no siempre se rige por la lógica.

El descontento creció  aún más cuando el intendente rechazó la posibilidad de que los marplatenses tuvieran una hora por día de ocio para salir con sus hijos. “Vamos a privilegiar lo productivo por sobre el esparcimiento”, anticipó en diálogo con 0223 Radio Alejandro Rabinovich, este lunes cuando justificó esa decisión. En ese momento, Montenegro ya sabía que tenía que dar comienzo a esta nueva etapa de la cuarentena.

Desde hace algunas semanas, el intendente y el secretario de Desarrollo Productivo, Fernando Muro, vienen manteniendo distintas reuniones con sectores que piden volver a la actividad. Sin plazos concretos, el objetivo fue que todos pudiesen comenzar a planificar protocolos para volver a la actividad. “Muchos de esos protocolos se van a aplicar durante todo el año, porque muchas de las medidas se van a sostener varios meses”, anticiparon desde el entorno del intendente.

El martes, Montenegro envió al gobierno provincial protocolos de siete actividades: agrimensores, contadores, martilleros, arquitectos, pinturerías, venta de comida para llevar y se modificó y reenvió el protocolo para que se reactiven los tejidos de punto. Ahora resta que el gobierno provincial analice esos planteos y los eleve al gobierno nacional.

El proceso no es rápido. De hecho, la semana pasada generó chispazos entre el municipio y la provincia que fueron minimizados este miércoles por el propio Montenegro. Es que el municipio había autorizado el retorno de algunas actividades, que no habían sido habilitadas por la provincia. “Son demoras administrativas, no hay nada de fondo”, plantearon desde el municipio.

La principal preocupación que se plantean las autoridades municipales antes de avanzar en un pedido a la provincia es calcular el impacto que esa actividad tendrá en la presencia de personas en la calle y, fundamentalmente, en el transporte público. “Sabemos que si hay un lugar en el que se va a contagiar la gente es en el colectivo”, precisaron.

 

Apenas se decretó el aislamiento social, la cantidad de boletos de colectivo utilizados por día se desplomó: pasó de 300.000 a 20.000. La primera flexibilización que adoptó el gobierno nacional, que permitió el funcionamiento de los bancos y otras actividades pasó a 30.000 boletos diarios. “Hoy ronda el 14% o 15% de lo habitual”, deslizan desde Movilidad Urbana, lo cual significan unos 35.000 boletos diarios.

De los últimos pedidos, ninguno supone un desembarco masivo de personas en las calles. La mayoría son rubros profesionales y la entrega de comida a domicilio en restaurantes, estiman, significa la participación de 2.000 personas. “Algunos trabajan en cafés a la mañana, otros al mediodía y otros a la noche, así que además están repartidos. No va a ser un problema”, plantean desde el entorno del intendente.

Un potencial conflicto es el regreso de las obras privadas, aunque al mismo tiempo es una fuente de empleo para miles de marplatenses. “Es un sector particular, pero que abre un abanico muy grande de subsectores. Por eso estamos estudiándolo muy bien para no cometer errores”, señalan.

Uno de los puntos, en principio, será autorizar solo a las obras que ya están en marcha. En la mesa de discusión se puso en debate si esas obras debían tener determinado grado de avance. Finalmente, se acordó no limitar al grado de avance de las obras.

Ahora, la búsqueda de consensos es encontrar el modo de que los obreros no deban utilizar el transporte público en horarios pico. “Se pueden adelantar los turnos. Estamos charlando. Lo importante es que están los empresarios y también la Uocra para poder llegar a la mejor solución”, explican desde el Ejecutivo. Una opción que se barajó es que, especialmente en obras grandes, se puedan utilizar las unidades de transporte escolar lo cual permitiría controlar la población que se transporta y al mismo tiempo darles un respiro económico a los propietarios de esas unidades que están sin trabajo desde que se suspendieron las clases. La idea es tener el protocolo definido para presentarlo a fin de este semana o comienzo de la próxima.

 

Otro sector al que el intendente le está prestando especial atención es a peluquerías y esteticistas. ¿Por qué? En los barrios periféricos, hay muchas mujeres que se dedican a hacer uñas, depilación y otros tratamientos de belleza y necesitan volver a la actividad. “Queremos encontrarle la vuelta porque sabemos que ese ingreso es muy importante para esas familias”, plantean. La dificultad es que, a diferencia de otros sectores, no hay cámaras o sindicatos que los nucleen, por lo que las autoridades hablan con algunos referentes con la idea de establecer un protocolo de trabajo.

Hay otros sectores que tienen más dificultades para volver. Los hoteles, por ejemplo, saben que, al menos hasta que comience el calor, es difícil imaginar el regreso de turistas. Y otros tienen dificultades para implementar protocolos que garanticen el distanciamiento social y las medidas de prevención. Los gimnasios y las canchas de fútbol, por citar algunos ejemplos. “Nos estamos reuniendo, pero les explicamos que es muy difícil”, cuentan desde el municipio.

 

Mar del Plata necesita que la rueda económica empiece a girar. Todavía no se saben las consecuencias concretas que tendrá la pandemia en una endeble estructura socioeconómica como la de Mar del Plata, pero nadie duda que las habrá: cerrarán comercios, se perderán empleos y caerá la actividad económica. Un informe de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Nacional de Mar del Plata anticipó que una de cada tres industrias no pagó impuestos durante marzo y plantean su preocupación por el pago de salarios de abril. En el sector comercial el cuadro es peor, especialmente para los más pequeños, que no tienen desarrolladas las herramientas para la venta online. Muchos de ellos anticipan que no podrán sostener todas las fuentes laborales si esto persiste.

Y la crisis no se da solo en el sector privado. Este mismo miércoles, en tono de súplica, Montenegro también hizo un pedido a los marplatenses: “El que pueda pagar las tasas, que las pague; lo necesitamos”.