Dióxido de cloro: la falsa cura del coronavirus que puede llevar a la muerte
Mientras se investiga si un nene de 5 años murió en Neuquén a causa del dióxido de cloro que le suministraron sus padres y crecen las consultas sobre los supuestos beneficios de la sustancia, la comunidad científica de Mar del Plata salió a alertar sobre los graves riesgos de consumir este producto.
La promoción del consumo de dióxido de cloro para prevenir el coronavirus mantiene en alerta a las autoridades sanitarias y a la comunidad científica, que advierte que la ingesta del producto puede provocar intoxicaciones severas y es potencialmente mortal. Si bien el tema no es nuevo, en Argentina cobró mayor relevancia semanas atrás, luego de que la conductora televisiva Viviana Canosa tomara en su programa dióxido de cloro y recomendara irresponsablemente su uso como tratamiento para prevenir el Covid-19. Incluso, este martes la periodista fue denunciada ante la justicia porteña por haber promovido públicamente supuestos beneficios de la sustancia que le habría causado la muerte a un nene de 5 años en Neuquén, a quien los padres le suministraron el producto para protegerlo de la pandemia.
El “Milagroso Suplemento Mineral” (MMS), clorito de sodio y sus derivados son publicitados desde hace dos décadas como una “solución milagrosa” para la cura del autismo o enfermedades como el cáncer y el Alzheimer, a pesar de que no existen evidencias científicas que así lo avalen. Por el contrario, ya desde el 2016 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) desalienta su consumo y alerta sobre los graves riesgos que conlleva su ingesta; mientras que la Organización Panamericana de la Salud recomienda no tomar productos que contengan dióxido de cloro, clorito de sodio e hipoclorito de sodio porque pueden causar irritación de la boca, el esófago y el estómago, náuseas, vómitos y diarreas, además de graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.
Sin embargo, en medio de la pandemia y multiplicado por las redes sociales, el peligroso mensaje se expande con velocidad. Sin ir más lejos, las consultas sobre el producto en químicas de Mar del Plata se intensificaron durante el último tiempo. Al menos, así surge de un sondeo entre las principales firmas del sector: si bien en todos los casos aseguran que se advierte sobre la peligrosidad del consumo humano y en algunos comercios directamente no se vende a particulares, es posible conseguir la sustancia a un valor de 1200 pesos el litro. También se puede comprar a través de internet, por valores que van desde los 1.100 a los 5.600 pesos. Su venta no está prohibida, de hecho, se utiliza como bactericida en el saneamiento de agua, desinfectante de superficies y blanqueador en la industria del papel. Su uso, además, está autorizado por el Senasa para el lavado de frutas y verduras ya que, al estar durante un tiempo expuesto al oxígeno y a la luz, se degrada y no deja residuos.
“Es un producto desinfectante que no es ni debe ser bajo de ningún punto de vista utilizado como fármaco”, aclaró Cristina Ramírez, farmacéutica nacional, doctora en Química e investigadora del Conicet, quien explicó que, como se lo usa para sanitización de agua, está la falsa creencia de que “es inocuo”. “El problema no es solamente el dióxido de cloro, sino también las cantidades: para sanitizar agua, las concentraciones son miles y miles de veces menor que lo que se está recomendando”, remarcó y reparó en que “todos los fármacos son potenciales venenos en dosis incorrectas”.
“No deja de ser un desinfectante de uso externo para sanitizar y matar bacterias. Para que algo sea apto para consumo humano debe pasar por fases de exploración que están reguladas y que no son casuales ni están para molestar a las entidades farmacéuticas, sino para prevenir muertes”, subrayó la especialista. En ese sentido, Ramírez reconoció que lo que más los pone en alerta es “la descalificación del sistema científico” que hay en este momento. “Es decir, Viviana Canosa puede más que nosotros”, resumió y repudió la difusión de este tipo de informaciones falsas que puede tener consecuencias graves, sobre todo en un contexto de pandemia, “cuando el riesgo es mayor, la gente está mal informada o desconoce cuál es la fuente confiable”. “No existe ningún estudio validado en el mundo que diga cuál es la dosis que una persona puede tomar para no morirse. Mientras eso no ocurra, el producto no se puede ingerir porque es potencialmente tóxico”, sentenció.
En la misma línea, Sandra Churio, licenciada en Química de la Unmdp, coincidió en lo nocivo que es que se difundan estas prácticas y también analizó que se dá como parte de “una película más larga” que protagoniza “la escuela del ‘sentido común’ y ‘anticiencia’ que se está propagando y de la cual forman parte los movimientos terraplanistas, los antivacunas y aquellos que niegan el cambio climático”, entre otros. “Hay una tendencia a negar o poner en tela de juicio los aciertos que tiene la ciencia y eso es peligroso. A veces, cuando uno presenta a la ciencia como la autoridad, en ese tipo público no tiene mucho peso", evaluó y consideró la necesidad de "hacer un trabajo de educación con el público en general para reconocer que la ciencia es algo que surge de un método para crear conocimiento válido, aplicable y beneficioso que nos ha llevado a los medicamentos y avances científicos de todo tipo que tenemos hoy en día".
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