Pedro Sánchez fue insultado en un acto por el 12 de octubre

El presidente de España Pedro Sánchez llegó este martes al desfile militar por el Día de la Fiesta Nacional en medio de abucheos y gritos de "dimisión". Acompañado de sus ministros, el líder socialista también fue insultado al terminar el acto, cuyos anfitriones, el rey Felipe y la reina Letizia, recibieron los aplausos de un público en su mayoría pro monárquico.

El exvicepresidente y exlíder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, vinculó la hostilidad hacia Sánchez con la ultraderecha. "Los aplausos al Jefe del Estado y los abucheos al Gobierno solo expresan una obviedad: la Monarquía es un símbolo político de la derecha y de la ultraderecha. De nadie más. Una institución que solo genera adhesión en esa parte del país tiene su futuro muy comprometido", escribió en Twitter. 

Los silbidos contra Sánchez recuerdan a los recibidos por el también mandatario socialista José Luis Rodríguez Zapatero una década atrás, solo que esta vez el debate sobre la hispanidad y la colonización de América ha polarizado a los partidos políticos y a la sociedad española. 

De hecho, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que semanas atrás defendió "el legado de España en América" y tachó al indigenismo de "nuevo comunismo" durante su gira por Estados Unidos, fue ovacionada en la celebración al igual que los reyes. 

Pero la visión de la baronesa del PP contrasta con la del jefe de Gobierno, quien antes de acudir al desfile, donde se encontró con la propia Ayuso, envió un mensaje en el que pidió reivindicar este 12-O "lo que nos une, lo que nos engrandece como sociedad, lo que hace de España un país acogedor, abierto, diverso".

Por su parte, Pablo Casado ha optado por un mensaje más nacionalista y pidió mantener el orgullo "frente a la falsa leyenda negra contra la Historia de España", así como el presidente de Vox, Santiago Abascal, que describió el 12-O como "la mayor obra de hermanamiento universal" por poner fin "al genocidio entre pueblos indígenas".

Tras los gritos de "Sánchez okupa", el presidente se trasladó a la recepción en el Palacio Real, de la que participaron los integrantes del gobierno, a excepción de los ministros de Industria, Reyes Maroto, en viaje oficial, el de Universidades, Manuel Castells, y el de Consumo, Alberto Garzón. Tampoco asistieron los presidentes autonómicos de Cataluña, País Vasco, Castilla-La Mancha y Galicia. Allí Sánchez se encontró con Casado y Ayuso, en un escenario más cómodo para los populares.