Sorprendente: un grupo de ratas aprendió a conducir minivehículos en un experimento psicológico

Se trata de un estudio que aplica la terapia conductual en los roedores a través de la competencia entre ellos y así explorar las formas en que el enriquecimiento ambiental esculpe el cerebro.

Las ratas, a través de distintos estímulos, aprendieron a manejar mini-vehículos

23 de Agosto de 2022 09:22

Por Redacción 0223

PARA 0223

Lejos de ser un estudio novedoso, científicos de la Universidad de Richmond aplicaron técnicas de la terapia conductual sobre un grupo de ratas para que aprendan a conducir mini vehículos.

Black Tail fue la primer rata de este experimento en deslumbrar al mundo en 2019 con su capacidad de manejar. A partir de este hito, se ha continuado el estudio sobre otros roedores en el Laboratorio de Neurociencia del Comportamiento, dirigido por la profesora Kelly Lambert.

"Llama la atención de la gente lo inteligentes que son estos animales", explicó Lambert, que se esfuerza por equilibrar el cariño que siente por los roedores y su distanciamiento científico, llamándolos por el color de su cola.

La idea de competir con roedores comenzó como un reto lúdico, pero lejos está de ser un acto novedoso. Los animales ya estaban siendo usados para explorar las formas en que el enriquecimiento ambiental esculpe el cerebro y que podría servir para tratar problemas de salud mental en humanos.

 


Según Lambert, uno de los fallos de la medicina moderna ha sido la incapacidad para curar las enfermedades mentales mediante fármacos. Es por ello que la científica considera que la terapia conductual es la clave para tratar la mente.

En un experimento previo, Lambert dividió a las ratas en dos grupos: en las "trabajadoras", que tenían que excavar en montículos de tierra para conseguir sus aros de cereales, y en las "fiduciarias", que recibían su recompensa sin hacer nada.

 

Kelly Lambert fue la encargada de llevar adelante el estudio sobre roedores (Foto: AFP)


Luego, se les asignó a cada grupo tareas estresantes, las trabajadoras aguantaron más tiempo haciéndolas que las fiduciarias, condicionadas por lo que los psicólogos llaman “indefensión aprendida”.

También cuando se les dio la tarea de nadar, las ratas trabajadoras mostraron una mayor capacidad de recuperación que el otro grupo, como demuestra el hecho de que en sus excrementos hubiera mayor proporción de la hormona dehidroepiandrosterona respecto a la del cortisol.

Cuando los pequeños animales aprendieron a conducir, también tenían biomarcadores de mayor resiliencia y menor estrés, lo que Lambert sugiere que podría estar relacionado a la satisfacción de adquirir una nueva habilidad.

“Hacen caminos que recorren una y otra vez en la naturaleza, y queríamos ver si podían seguir teniendo esta gran habilidad de navegación en un vehículo”, explica Olivia Harding, la especialista del laboratorio de investigación.

No fue fácil su entrenamiento. Al principio, el equipo probó en hacer que las ratas manejaran con el hocico, luego descubrieron que preferían ponerse de pie sobre sus patas traseras y utilizar las delanteras.

Los automóviles han evolucionado rápido. En los últimos modelos, especialistas en robótica han diseñado las palancas para manejar. Incluso cuando los científicos colocaron los coche en un lugar desconocido y en sentido opuesto al de la recompensa, las ratas aprendieron a girar sus vehículos y llegar a la recompensa, lo que indica un procesamiento cognitivo avanzado en el trabajo.

Luego se descubrió que no todas las ratas tienen los mismos intereses, al igual que las personas. Mientras algunas manejaban por diversión, otras lo hacían por la recompensa, mientras que otras ni siquiera se querían poner al volante.