Torreón del Monje: ¿Cuáles son los mitos y leyendas del ícono marplatense?

El complejo fue declarado de Interés Turístico Nacional, Provincial y Municipal; y Bien de Interés Patrimonial determinando su conservación y protección. Hoy es un  lugar elegido por marplatenses y visitantes, incluso por las figuras más trascendentes de la política y la cultura a nivel nacional e internacional.

31 de Enero de 2023 17:51

El Torreón del Monje es, sin dudas, uno de los lugares más emblemáticos de Mar del Plata. Pero, ¿cómo logró convertirse en el ícono que es hoy? Dichos de época indican que la leyenda fue encontrada en un cofre por un picapedrero italiano entre las rocas cercanas al Torreón. En él había un plano, el manuscrito, y cincuenta monedas antiguas. 

Cuenta la leyenda que hacia fines del siglo XVII existía una fortaleza construida sobre Punta Piedras, por el Padre Ernesto Tornero. En esa torre vivía el soldado Alvar Rodríguez, quien protegía la fortaleza y mantenía relaciones amistosas con los indígenas que provenían de la vecina Reducción del Lago (Laguna de los Padres). Así es como conoció a Mariña, una hermosa india con quien comienza a frecuentarse y nace un apasionado romance, el cual causó el enojo del cacique Rucamará, quien también pretendía mantener un vínculo con Mariña. 

Rucamará decide entonces asaltar la fortaleza con el objetivo de apoderarse a la fuerza de la hermosa india. En medio del ataque, Rucamará toma a Mariña y emprenden la huida. Rodríguez no renunciaría a su amor tan fácil y los persigue montando a caballo. En medio de la persecución, lamentablemente, su amada cae al mar desde lo alto de los acantilados y muere. 

Es así como el soldado, por la pérdida de su amada, decidió encerrarse en la torre y convertirse en monje, esperando que su amada algún día regrese. Cuenta la leyenda que “en noches de luna llena se oye el galopar de un caballo y se ve en lo alto de la torre la figura de una hermosa mujer morena vestida de blanco” 

Además, otro de los grandes mitos que nos confiesa Nicolás Parato, uno de los dueños del Torreón del Monje, es que al tratarse de una historia de amor prohibido, un amor que no pudo ser, “se cree que el soldado español tenía tantas ganas de volver a revivir el verdadero amor en libertad que puso su foco en una roca elegida para que nadie tenga que vivir lo que él vivió, una roca a la que le había otorgado un poder: Quienes la toquen van a conocer un verdadero amor sin impedimentos”. Creer o reventar, pero dicen que creer es crear. Esa piedra se encuentra fácilmente ya que es una que sobresale debajo del puente de la Torre.

Si bien esa es la leyenda que acompaña al emblema marplatense, la historia real es otra. Ernesto Tornquist, un miembro de la elite europea y benefactor de la ciudad, fue quien encargó la construcción de una torre al arquitecto Aleman Karl Nordmann. La llamada Torre Belvedere, actual Torreón del Monje, fue donada por Tornquist a la ciudad. Este icónico mirador fue ampliado en 1927 logrando el gran aterrazado al mar denominado pedana, el cual fue  inagurado en 1929 con los diseños de los prestigiosos arquitectos Eduardo Lanús y Federico Woodgate. Allí se alojó el Pigeon Club local, dónde se practicaba el «tiro a la paloma», deporte aristocrático en boga en la época. 

Ya como Torreón del Monje en la década de 1940 pasó a ser la sede del Círculo de Oficiales de la Marina,  hasta finales de la década de 1960. Desde entonces permaneció cerrado por más de 10 años sufriendo un deterioro en su estructura de tal magnitud que se debía demoler gran parte de la construcción. 

A partir de 1979 un empresario marplatense, Domingo Parato, comenzó a trabajar en la puesta en valor de la unidad, convirtiendo al Torreón del Monje en una de las postales indiscutidas de Mar del Plata y recuperando los enormes valores patrimoniales del conjunto que, de otra manera, podrían haberse perdido. Fue a través de aquellas obras realizadas por el empresario como fue salvada, por ejemplo la denominada pedana, cuyas bases y estructuras fueron reafirmadas permitiendo la creación de tres sub niveles de salones para eventos y muestras culturales con vista panorámica al mar. 

Uno de los mayores logros de Parato fue la construcción de dos escolleras, obras impensadas en 1980, que junto con el sembrado de arena permitieron formar una playa que para muchos era de imposible realización. Hoy donde antes solo había piedras y ruina, los turistas y locales pueden disfrutar de una playa con vista única tanto en su parte pública como en el balneario de la unidad equipado con carpas, sombrillas y todas las comodidades de los mejores balnearios 

Por su dedicación y compromiso con el Torreón, Parato fue nombrado Miembro Honorario del Centro Internacional de Conservación Patrimonial y reconocido por el Municipio de General Pueyrredón con el Mérito Ciudadano. También el Torreón del Monje fue declarado de Interés Turístico Nacional, Provincial y Municipal; y Bien de Interés Patrimonial determinando su conservación y protección. 

El Torreón del Monje hoy cuenta con servicios de confitería en sus salones dentro del castillo o espacios versátiles para la realización de eventos como sus terrazas frente al mar. Uno de sus salones tiene capacidad de hasta 1200 personas. Actualmente es el lugar elegido por marplatenses y visitantes, incluso por las figuras más trascendentes de la política y la cultura a nivel nacional e internacional.

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