Luisana Lopilato será Margarita Di Tullio en "La pistolera (la leyenda de Pepita)"
El film contará con la dirección de Lucía Puenzo y tiene el aval de los familiares de "Marga".
Por Redacción 0223
PARA 0223
Luisana Lopilato será la protagonista de “La Pistolera (la leyenda de Pepita)”, bajo las ordenes de Lucía Puenzo, una película sobre la legendaria mujer que supo regentear las wiskerias más salientes de Mar del Plata.
Desde el comunicado de prensa emitido Zeppelin Studios indica que la película estará centrada en "Marga": “la famosa criminal que revolucionó el negocio de la prostitución al rescatar y empoderar a mujeres víctimas de trata y se transformó en leyenda luego de un triple crimen en defensa de su familia”.
En 1985, Di Tullio mató a tiros a tres delincuentes que irrumpieron en su casa. A partir de ese momento y por la repercusión mediática que tomó el caso, la mujer fue bautizada como “Pepita, la Pistolera”.
“Interpretar la historia de Pepita es un deseo en el que vengo pensando y trabajando desde hace varios años, y más para debutar en el rol de productora ejecutiva”, destacó Luisana Lopilato. “Además el plus de trabajar con Lucía”, completó.
La ex "Casados con hijos" protagonizará la película y además será la primera experiencia de la actriz como productora, con guion de Lucía Puenzo junto con Andrés Gelós y Tatiana Mereñuk.
Por su parte Lucia Puenzo ("Wakolda", "XXY", "El niño pez" ), expresó también en la información distribuida a la prensa, que el proyecto “nos llena de alegría y entusiasmo por esta tremenda historia que tenemos entre manos”.
La reina del Hampa
Margarita Di Tullio nació el 15 de junio de 1948 en Mar del Plata y de chica se hizo lugar en un mundo de hombres hasta convertirse en "la reina del hampa". Comenzó su raid a los siete años cuando su padre Antonio la llevaba a la Gruta de Lourdes para que vacíe las alcancías que los feligreses llenaban a diario. Cuando cumplió diez, Antonio le enseñó a disparar y comenzó la leyenda. “Marga no usaba armas blancas, le fascinaban los revólveres”, recuerdan quienes la conocieron.
Durante su adolescencia se dedicó a asaltar a desprevenidos amantes en la denominada "Villa Cariño" marplatense y luego comenzó a asaltar fábricas y comercios de la zona portuaria. Esa rutina la mantuvo hasta 1966, cuando cayó detenida por el delito de robo automotor a mano armada. Tenía 18 años y durante los siguientes cuatro, sus compañeras del Penal de Dolores le enseñaron el abc de la peluquería y manicuría.
Ya casada con Guillermo "el negro" Shelling protagonizó el 20 de agosto de 1985 a las 9.30 el triple crimen que la puso en la primera plana de los medios nacionales. Margarita se adjudicó los tres crímenes pero las pericias determinaron que había causado la muerte de dos de los sujetos. Por el hecho, caratulado como exceso en la legítima defensa, cumplió una condena de tres años de prisión. No le gustó nunca el apodo con la habían bautizado los medios: hacía referencia a una adolescente que mataba y violaba por placer y ella, en cambio, sólo respetaba a los delincuentes con códigos.
A mediados de los '80, Di Tullio abandonó la delincuencia y junto a su pareja abrió "Neisis Drinks", el emblemático cabaret que regentearía hasta su muerte; luego sus hijos continuarían con el negocio familiar. Hay quienes dicen que el nombre era una forma de homenajear a Shelling, a quien llamaban Ness por su aspecto físico. Otros, en cambio, aseguran que leyendo un libro de nombres encontró que "Neisis" significaba "brillante" y no dudó en llamar así a su flamante emprendimiento.
Lo cierto es que en épocas en que la prostitución no era cuestionada, el negocio progresaba y Margarita se jactaba de tener verdaderos antros de perdición al que asistían marineros, comerciantes, profesionales y políticos. Según solía decir, las mujeres que trabajaban con ella estaban allí “porque querían” y porque ella las hacía respetar. En sus mejores épocas, el lugar supo tener 40 mujeres que trabajaban en el bar.
En 1997 el nombre de Margarita Di Tullio ocupó las primeras planas de los diarios nacionales. “Pepita la pistolera”, esta vez, había quedado envuelta en un nuevo caso policial resonante: se la acusaba de liderar “La banda de los Pepitos”, organización sospechada de haber participado el 25 de enero de ese año del crimen del fotógrafo de la revista Noticias, José Luis Cabezas.
Convertida en un personaje pintoresco y novedoso, se paseaba por los medios. Incluso, llegó a contar su historia en la mesa de Mirtha Legrand y participó del detector de mentiras de Chiche Gelblung. Por esos días también se enarboló como una de las principales defensoras de las prostitutas que habían sido asesinadas por el denominado “loco de la ruta”, un falso asesino serial inventado por la Policía Bonaerense.
“Cuando me muera no los quiero ver llorar, quiero que pongan música y tomen champagne. Los voy a estar mirando”, les había dicho a sus familiares meses antes de sufrir el ACV, como si hubiera presentido que el final estaba cerca. Por eso, cuando llegó el momento, su familia cumplió con esa última voluntad al pie de la letra.
El 30 de septiembre de 2009 falleció en el Hospital Privado de Comunidad tras pasar meses internada. En Mar del Plata nunca se vio un velorio igual. Las "chicas" de Marga -así se autodenominaban las mujeres que trabajaban en su cabaret- llegaron a despedirse de la reina de la noche portuaria con sus ropas de trabajo, mientras que cientos de hombres y mujeres se acercaron a la extinta Cochería Italiana, sobre calle Magallanes al 3300, con una copa de champagne en la mano. Si bien el velatorio fue multitudinario, no todos pudieron ingresar a la sala donde se encontraban los restos de Di Tullio. “Los hijos no querían que los periodistas entraran a la sala velatoria pero a mi, como me conocían de estar siempre haciéndole entrevistas, me dejaron pasar”, se acuerda Guillermo Villareal, corresponsal del Diario Clarín. Lo que vio es algo de lo que -cree- no se olvidará jamás: a Margarita la velaron a cajón abierto, la vistieron con ropa de noche, la maquillaron y le pusieron anteojos de sol. Bajo el féretro, un viejo grabador tipo "huevito” reproducía en loop canciones de Sandro a todo volumen, mientras los deudos bebían y un loro cantaba la Marcha Peronista. “Cada tanto alguien gritaba 'Margarita te amamos' y todos aplaudían", cuenta el periodista a 0223.
Villarreal califica la escena como “una mezcla entre surrealista y bizarra” y asegura que las reacciones de la familia de Di Tullio eran de lo más diversas: “Había algunos que lloraban, pero la mayoría sacaba champagne de una heladera y tomaban al lado del cajón. Y, como si eso fuera poco, paseando por la sala y subiéndose al hombro de la gente estaba Lorenzo, el loro de Margarita”, relata.
El sepelio tuvo la misma tónica: cientos de autos preparados con fotos de Margarita caracterizada como “Pepita la pistolera” recorrieron la calle 12 de Octubre con música a todo volumen y se detuvieron frente a los dos bares que administraba la mujer, mientras que el vecindario salió a la vereda a aplaudir el paso del cortejo fúnebre. Hubo una excepción: en la Parroquia "Sagrada Familia", el sacerdote decidió encerrarse bajo llave por temor a sufrir algún robo.
Una vez que arribaron al cementerio de Avenida 10 de Febrero y Antártida Argentina, las cerca de 300 personas que se habían dado cita en el lugar siguieron con la "fiesta” de despedida, aunque de una manera menos llamativa.
Leé también
Temas
Lo más
leído