La emotiva historia del nene que casi pierde la vida en un pozo ciego y vuelve a casa después de 16 meses

Enzo Rodríguez tenía 3 años cuando cayó a un pozo ciego en el barrio La Peregrina. Se sometió operaciones difíciles, superó múltiples recaídas y pronto la familia lo podrá recibir en su hogar con los brazos abiertos. "Hoy queremos llorar pero de alegría", contó su mamá, a 0223.  

La historia de Enzo Rodríguez es la historia de un milagro.

13 de Abril de 2023 19:45

El 20 de diciembre de 2021, Enzo Rodríguez cayó accidentalmente a un pozo ciego en una casa del barrio La Peregrina. Con tan solo tres años, luchó por su vida, se mantuvo fuerte a cada una de las recaídas que lo sorprendieron en el camino y recién hoy, casi dieciséis meses después, puede empezar a despedirse del Hospital Interzonal Especializado Materno Infantil Don Victorio Tetamanti.

A partir del martes, el nene podrá iniciar un proceso de internación en su propia casa, donde lo espera un cuarto readaptado con las instalaciones dignas de una “mini terapia” y otros cuidados muy estrictos. “Es lo que más deseábamos. En este tiempo, lloramos por muchas cosas: Enzo tuvo una gran cantidad de operaciones, cuadros realmente complicados, y sentíamos que la vida no nos daba respiro. Así pasamos dos Navidades, dos Año Nuevo, hasta el cumple de cuatro de él, y recién ahora le llega este momento y queremos llorar pero de alegría, por esto que es tan grande y tan lindo”, expresa Abigail Méndez, la mamá, al compartir la gran novedad con 0223.

Leonel cuida a su hermanito y sueña con ser neurocirujano.

Por esta fecha, Enzo se encuentra en la terapia intermedia del hospital público. Permanece en “coma natural”, un estado que le permite conservar una “mínima consciencia”, según dice la madre, pero sin perder noción de lo que sucede en el entorno. “Él abre los ojitos, te mira, se mueve… Siempre lo tratamos como si nada pasara. Nosotros, durante la internación, jugamos con él, le hablamos y le contamos el día a día”, explica.

Un daño irreversible

Cuando cayó al pozo ciego, el niño sufrió un importante ahogamiento y entró en un paro cardiorespiratorio que logró revertirse gracias a las maniobras de resucitación avanzada que realizaron inmediatamente los médicos, tras el rescate que hicieron los familiares. Una vez en el Materno Infantil, a Enzo se lo indujo a un coma y se lo sometió a numerosas operaciones. Y si bien, con el correr del tiempo, las intervenciones arrojaron resultados esperanzadores y permitieron estabilizar el cuadro, nada pudo evitar el “daño neurológico irreversible” de la caída.

“Enzo está con una hipoxia cerebral, hidrocefalia avanzada y diplejia hepática. Son todos problemas neurológicos que ya no se pueden corregir. Nosotros somos conscientes de la gravedad de la situación pero desde el hospital creen que esta internación domiciliaria va a ser lo mejor para avanzar un poquito más y, sobre todo, para que mi hijo tenga mejor confort y calidad de vida”, confía la mamá.

Enzo, paradójicamente, empezó a dar grandes pasos en su recuperación en un momento de crisis, donde su diagnóstico ya parecía lejos de cualquier luz de esperanza. “El 18 de abril a Enzo le hicieron una operación y ahí nos dijeron que tenía una membrana en su cerebro que era de las mismas bacterias de la materia fecal que estaba en el pozo donde él cayo. Eso cubría todo su cerebro y los médicos nos decían que ya no había ninguna operación o tratamiento”, recuerda Abigail, y agrega: “Yo entré en crisis, tuve que ir a terapia, pero lo cierto es que desde ese día él avanzó un montón y dejó de tener convulsiones”.

Próximamente, cuando ya se encuentre instalado en casa, la evolución será monitoreada por un grupo de enfermería pero también será seguida de cerca por Leonel, el hermanito de nueve años de Enzo, que ya aprendió a realizarle distintas prácticas diarias de cuidado. “Mi otro hijo sufrió bastante toda esta situación pero se adaptó bien y de alguna manera supo tomar esto como si fuera un juego, algo normal. Ahora me dice que sueña con ser neurocirujano, gracias al médico Marcelo, que se volvió su mayor referente”, revela la mujer.

El niño fue contenido desde el primer momento en el hospital Materno Infantil de Mar del Plata. Foto: 0223.

La internación domiciliaria, además, representa un poco de alivio para la familia, que no faltó a ninguna de las tres visitas que le permite realizar por día  el hospital. “Fue todo bastante complicado. Para ir en colectivo, tenemos que tomarnos el 62 o el 43, con un viaje que demora unos cincuenta minutos, y a veces, como yo trabajo en la cocina de una rotisería de Sierra de los Padres, no me queda otra que ir en remis al hospital”, dice Abigail.

“La lucha más grande que tuvimos fue contra la burocracia por la pensión por discapacidad que debía garantizar el Estado y que nunca nos salió. Eso le correspondía a Ioma, iniciamos los papeles pero hasta el día de hoy no tenemos noticias de esos trámites. Así que yo me tuve que hacer monotributista y pagar la Obra Social de los Trabajadores Rurales y Estibadores (Osprera) para que tenga cobertura y por suerte ellos se hicieron cargo sin problemas”, afirma.

Gracias

Mientras espera ansiosa por el regreso a casa de su hijo más pequeño, Abigail solo tiene palabras de agradecimiento para el personal médico del Materno Infantil. “La gente del hospital siempre estuvo y no solo desde el lugar de médicos sino de familia;  muchas veces dejaron de lado su profesión y vocación y me acompañaron como una hija, una hermana o una sobrina más”, reconoce.

“Fue increíble el trabajo de la terapia, de los neurocirujanos, de los médicos kinesiólogos y de las enfermeras de todos los servicios. Sentí que estábamos tratando con un equipo bastante familiar. Nos acompañaron desde un lugar muy humano”, reitera la mamá de Enzo Rodríguez.

La mujer tampoco olvida el aporte solidario que hicieron vecinos para ayudar a sortear la extrema situación que vivió la familia. “Recibimos mucho amor desde el primer día, aunque mucha gente ni siquiera nos conocía. Nos han ayudado un montón. Se hicieron rifas y un poco de todo para ayudarnos a mantener los gastos que teníams en colectivos y en comida, y eso no me lo voy a olvidar nunca”, promete.