"Cumplí mis 20 años siendo un desaparecido": el recuerdo de un marplatense detenido por la dictadura

Alberto trabaja en el Hospital Materno Infantil donde hay un mural con los nombres de los desaparecidos. "Mi nombre no está ahí por cinco minutos", cuenta. Conocé su estremecedor relato en el Día de la Memoria.

Alberto cuenta su relato en primera persona y repasa lo sucedido en cautiverio. Foto: archivo 0223.

24 de Marzo de 2025 10:11

Cada 24 de marzo, antes de la marcha por la Memoria, Verdad y Justicia, se realiza un acto en el monumento ubicado en Santa Fe y Castelli, que guarda los nombres de cada uno de los desaparecidos de Mar del Plata. Alberto Pellegrini, trabajador del Hospital Materno Infantil y sobreviviente, lo mira con especial atención. "Mi nombre no está en ese muro por cinco minutos", dice.

Recuerda que por cinco minutos no estuvo en el mural de los desaparecidos.

Lo atravesado por los detenidos durante la última dictadura cívico militar dejó marcas que no cicatrizan nunca. Muchos de los que salieron en libertad pueden recordar lo vivido y seguir su vida, dando testimonio de lo sucedido. Pero otros quedan atrapados por ese pasado. "Yo afortunadamente pude hacer el devenir de una película, otros se frenaron en la foto. Algunos están presos todavía, aunque los veas en la calle, quedaron donde estaban detenidos", aseguró Pellegrini en diálogo con Extra (102.1).

Tenía 19 años y un pequeño taller textil donde alojó a un matrimonio y una bebé que eran perseguidos. "Fue mi delito", dice, marcando el entrecomillado, poniendo énfasis en lo que significa ser secuestrado por salvar tres vidas. Cuando los fueron a buscar, se había ido de la casa hacía 5 minutos.

Alberto Pellegrini. Foto: 0223.

Sin embargo, lo encontraron y se lo llevaron. Alberto estuvo secuestrado en la Base Naval, el Faro de Punta Mogotes y en un barco abandonado en Puerto Belgrano. Cumplió sus 20 años estando desaparecido.

Su confinamiento fue separado del resto, ya que cada uno de los detenidos estaba en un camarote distinto, en las peores condiciones. Durante más de 6 meses no tuvo contacto con ningún ser humano y cuando entraba un oficial de la Marina a su celda, lo hacía encapuchado.

Estuvo detenido en el Faro de Punta Mogotes. Foto: 0223.

"Un día abrió la puerta un tipo con la cara descubierta, me abrazó y me dijo que me había salvado. 'Anoche hicieron los traslados, algunos se fueron a distintos destinos y quedaron solo el viejo (un hombre de apellido Crespo, que tenía una imprenta en Alvarado y Córdoba y había impreso algo que no estaba avalado) y vos'. A partir de ese día me empezaron a dar de comer razonablemente bien y me cortaron el cabello. Después me soltaron, me dieron el documento y me dejaron en la terminal de ómnibus", narró.

La desesperación por hacerle llegar noticias a su familia tuvo que aguantarse hasta llegar a Mar del Plata, ya que no tenía cospeles para llamar por teléfono. Alberto fue uno de los que sobrevivió y hoy lo sigue contando.

Al salir, todo costaba."Eran pocos los que se me acercaban, algunos tenían miedo", recordó. 

La bebé que sobrevivió

Pasó el tiempo y se enteró del destino de la familia Oliva, que él había ayudado. El padre, Carlos, había aparecido muerto unos días antes de su liberación. "Fue en un supuesto enfrentamiento en Bahía Blanca, lo que me hace suponer que estaba cautivo en el mismo barco que yo. La mujer también fue desaparecida", detalló Pellegrini.

Lo curioso es que la pequeña bebé fue dejada en la esquina de la casa donde la secuestraron. La familia era de Corrientes y tenía una tía, en cuyo departamento los militares estuvieron durante tres días esperándolos para una emboscada. La mujer se la pudo llevar y la criaron los abuelos.

"Después de 20 años recibí una carta de ella, tardé 3 días en abrirla. Vino a Mar del Plata a conocer la historia de sus padres y convivimos unos días con ella. Es una diseñadora gráfica que trabaja en la Universidad y la pregunta que se hacía todo el tiempo era por qué sus padres eligieron esa vida y no a ella", rememoró Alberto.

"La obligación de contar lo que pasó"

Los recuerdos siguen vívidos, tanto que durante los Juicios a las Juntas, él no tuvo que anotar su relato. "Me decían que escribiera mi testimonio pero yo recordaba todo muy fuerte", cuenta.

De dar el relato a la Justicia, pasó a llevar su memoria a los más jóvenes, para reproducirla, sembrarla y mantenerla viva.

"Es impactante cuando relatás en primera persona. A los chicos, cuando les digo que tenía su edad, me escuchan", asegura al describir las charlas en los colegios.

De esos encuentros siempre salen cosas positivas. De hecho, hace pocos días, el nieto recuperado de Angelita Barili de Tasca le contó que en uno de esos encuentros, un alumno se acercó y le dijo que creía que su papá era hijo de desaparecidos.

"Se puede llegar de muchas maneras con el mensaje. Los que volvimos tenemos la obligación de contar lo que pasó", confía.