“Es una pena justa y se destacó la valentía de las víctimas”
Lo dijo la fiscal Andrea Gómez tras la condena a 50 años al sujeto que violó a sus cinco hijas. “Los abusadores nunca reconocen el delito cometido”, agregó.
Por Redacción 0223
PARA 0223
Apenas unos minutos después de escuchar la detallada explicación con la que el Juez Juan Manuel Sueyro detalló la decisión de condenar a 50 años de prisión a hombre de 71 años que durante al menos una década violó a sus cinco hijas, la fiscal Andrea Gómez remarcó la valentía de las víctimas para denunciar, declarar y el trabajo de la fiscalía a su cargo para avanzar con la causa en plena pandemia.
La titular de la Unidad Funcional de Instrucción N°4 habló con 0223 en el pasillo del séptimo piso donde funciona el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 y sostuvo que los jueces entendieron que estaban en presencia, una vez más, de múltiples abusos en un ámbito familiar. “Lamentablemente es una situación que se repite, una realidad que vivimos y que se exasperó en tiempos de pandemia”, sostuvo.
“La investigación comenzó en mayo de 2020 y en un tiempo con muchas limitaciones para el traslado de detenidos, la realización de pericias y conseguir testigos dispuestos a declarar, pudimos avanzar. Hay que tener en cuenta que todo ocurrió en un fuero íntimo, que atañe a intimidades corporales y que tomar la decisión de denunciar es difícil porque implica una ruptura con la figura paterna”, agregó.
Para Gómez, con casi 25 años de ejercicio fiscal y 30 en la Justicia, hubo un salto cuántico en el Departamento Judicial Mar del Plata con el juzgamiento con perspectiva de género para llegar a una condena de 50 años. “Algunos pueden pensar que es exagerado, para mí no, es una pena justa, se le pidió 10 años por cada hecho”, explicó.
La lectura de la sentencia que fue presenciada por este medio tuvo algunas características particulares cuando el Juez Sueyro, acompañado por los jueces Leonardo Celsi y Ricardo Perdichizzi, decidió explicar de manera sencilla la decisión tomada a C.B. , cuyos datos se mantienen en reserva para no identificar a las víctimas.
“Soy partidaria de acercar la Justicia a la gente, algunas veces me cuestionaron por eso, pero a la gente que se va a condenar, que se va a mandar a encierro en este caso 50 años, se le debe explicar el porqué de la decisión. Hasta último momento el imputado reclamaba, pero eso es porque los abusadores nunca reconocen que son quienes provocaron esas tragedias”, concluyó.
“Nunca me tocó juzgar cantidad tan grande de hechos y tan graves”
Sin dudas en cuanto a la materialidad de los hechos y la responsabilidad penal de C.B. y al momento de determinar la pena, el presidente del Tribunal no consideró que la pena pedida por la fiscalía pueda en abstracto tacharse de cruel, inhumana o degradante. “Es cierto que el imputado es persona de edad, que como tal padece ciertos problemas físicos que suelen acompañar a un organismo desgastado por los años, pero también es verdad que a esta altura no corresponde anticipar juicio sobre lo que va a ocurrir dentro de cierto tiempo” sostuvo.
“A esta altura debemos ser justos, ese debe ser el norte en la determinación de la pena. En esa labor encontramos decenas de abusos en perjuicio de esas cinco niñas, porque sus calvarios comenzaron a muy temprana edad, y en las circunstancias valoradas al tratar los agravantes. En ese contexto, estimo adecuada la pena de cincuenta años de prisión, accesorias legales y costas del proceso”, detalló.
Los jueces detallaron el contexto de violencia atravesado por golpes, el control y dominación económica que provocó “un daño de mayor significación a cada una de las víctimas y al mismo tiempo les impidió reaccionar y evitar nuevos ataques sexuales del acusado".
C.B. tenía dos fustas a las que llamaba “Respeto” y “Cariño” con las cuales golpeaba a su esposa, sus cinco hijas y sus dos hijos. “De esos artículos se valía para imponer sus reglas a todos los integrantes de la familia, también los controlaba económicamente, perseguía, denostaba, y hasta imponía la forma en que debían vestir sus cinco hijas", se detalló en el fallo.
Los magistrados indicaron que el sujeto les imponía a sus hijas “el uso de pollera por la facilidad que dicha prenda le ofrecía para manosearlas a su antojo".
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