Noche negra en el Poli: arruinaron la fiesta

Una discusión de plateístas y la intervención policial, dio lugar a que barras de Peñarol y Quilmes saltaran a la platea y desataran una batalla campal.

Una noche negra en el Polideportivo. (Fotos: Diego Berrutti)

5 de Octubre de 2024 00:13

Por Redacción 0223

PARA 0223

Nada tiene sentido. A los amantes del deporte nos duele y, más allá de que le hayan dado la Copa "Ciudad de Mar del Plata" a Quilmes, no hay nada para festejar. Una de las mejores fiestas de la ciudad de vio opacada por la violencia, el partido no pudo terminar y las familias corrieron para escapar de los violentos que saltaron a la platea y desataron un enfrentamiento cara a cara que quedará en el recuerdo de todos los que estuvieron en la cancha, en una noche negra para el deporte de la Mar del Plata.

Lo que era una noche de fiesta se convirtió, para muchos, en una pesadilla. Porque los hinchas verdaderos, sienten esa rivalidad por el clásico pero sólo deportiva, una chicana, una cargada. Después, muchos se conocen, tienen amigos de la vereda de enfrente y el único triunfo que esperan es del que hace mayor cantidad de puntos. Todo lo que sea extradeportivo, no se puede entender. O sí. Delincuentes que se disfrazan de hinchas y le arruinan un espectáculo a muchos. Porque no es sólo que el partido no haya terminado o que no se sepa si volverán a jugar entre sí en un periodo de tiempo, sino que se vivieron momentos de mucha tensión, porque le pegaban a todos los que pasaban cerca, volaron botellas, sillas de plástico y todo lo que estaba a mano.

El comienzo no hizo pensar lo que iba a terminar sucediendo. Plateistas que comenzaron gritándose de un lado al otro hasta que se fueron acercando. Algunos policías se acercaron a calmar las aguas y, en un abrir y cerrar de ojos, la parte alta de la platea del sector de cabinas se convirtió en un campo de batalla, hinchas que abandonaron la popular y saltaron las barandas para ponerse cara a cara. Y empezaron los golpes, los objetos que volaban y una lenta reacción policial que acudió al gas pimienta en la cara para tratar de despejar el lugar, afectando, en muchos casos, a gente que no tenía nada que ver.

Pareció mucho tiempo pero fue un ratito. Quizá el enfrentamiento duró cinco minutos, pero la sensación era que fue eterno. Por suerte no hubo que lamentar heridos, por suerte no pasó a mayores en cuanto a lesiones. Pero el daño ya estaba hecho. Una vez más, toman protagonismo los que no lo tienen que tener y algunos pocos arruinan una fiesta que es de muchos.