Ley de Etiquetado Frontal: "Brinda información clara, sencilla y visible sobre lo que estamos consumiendo"

La propuesta de derogar la Ley de Etiquetado Frontal, impulsada por los diputados del PRO, generó un fuerte rechazo entre especialistas de la nutrición. Aseguran que con ella muchas empresas mejoraron la cartera de productos que ofrecen.

Ley de Etiquetado Frontal: "Brinda información clara, sencilla y visible sobre lo que estamos consumiendo"

24 de Noviembre de 2024 15:10

Por Redacción 0223

PARA 0223

El proyecto de ley para derogar la "Ley de Etiquetado Frontal" que busca concientizar sobre los excesos de azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías en los productos alimenticios despertó un profundo rechazo desde el ámbito de la nutrición ante la posible eliminación de los famosos "octógonos" en el empaquetado de los productos.

Ignacio Porras, nutricionista y director ejecutivo de la fundación Sanar, refutó rápidamente los cuestionamientos que carecen de sustento por parte de los diputados del PRO Alejandro Bongiovanni y Daiana Fernández Molero, quienes esgrimieron que "la ley es mala porque si todo tiene sello, es como si nada tuviera sello" y que al fin y al cabo se trata del "Estado tratando al consumidor como un niño medio idiota".

En declaraciones a 0223, el profesional aseguró que el proyecto "no tiene fundamento científico" y que "todos los argumentos son fácilmente rebatibles". "Dicen que hay que derogarla para ser el supermercado del mundo, pero cada marca se adopta a la normativa de cada país al que exporta. Cuando importás, pasa lo mismo. En nuestro caso, le pegamos el sello y listo. Es un argumento que no tiene sentido", razonó.

La Ley de Etiquetado Frontal, aprobada en 2021, tiene como finalidad prevenir la malnutrición y las enfermedades crónicas

A más de tres años de su implementación, Porras destacó que el espíritu de la ley no es prohibir ni obligar a las marcas a modificar sus productos, sino a concientizar a través de advertencias claras sobre el contenido de los productos con la finalidad de prevenir la malnutrición y enfermedades crónicas.

"En Argentina sólo el 13% leía y entendía lo que decían las etiquetas. No somos idiotas, sino que la información la daban codificada. La gente no analiza las tablas nutricionales en las góndolas y se resumen a través de una advertencia que le da una información de forma clara, sencilla y visible al consumidor para que en función de eso puedan tomar una decisión más libre de comprarlo o no", explicó.

Además de advertir sobre el contenido de cada componente, la Ley de Etiquetado Frontal también limita las estrategias de marketing en los paquetes de los productos, las cuales estaban dirigidas a un selecto grupo poblacional: los chicos. "Cuando ves las estadísticas y cómo comemos los argentinos, los niños y niñas comen mucho peor que los adultos: toman un 40% más de azúcar y consumen el triple de golosinas y snacks. Está comprobado que muchos de ellos compraban algún producto porque lo vieron en alguna publicidad, que evidentemente funciona. Todas esas estrategias están reguladas a través de la Ley de Etiquetado Frontal", puntualizó.

Esta modificación que siempre procuró modificar y mejorar los hábitos alimenticios de la población llevó a que muchas marcas reformulen o crearan nuevos productos con tal de que sus productos no lleven un "sello negro". En definitiva, "optaron por mejorar la cartera de productos que ofrecen", destacó Porras.

Otra finalidad de la normativa actual es la de replicar la alimentación en las escuelas, donde se prohíbe la comercialización de estos productos y se insta a las administraciones a limita la oferta de productos con sellos de advertencia en las compras públicas de organismos nacionales de gobierno.