Dos veces campeón de la NBA, un experto en pasar antidoping y la muerte le dio una segunda oportunidad 

Este es el caso de una ex figura de la NBA que logró levantar dos títulos de la NBA. Hablamos de Lamar Odom, que tuvo una infancia terrible pero no cambio sus actitudes de grande.

Lamar Odom y una vida como una montaña rusa,

13 de Febrero de 2024 20:39

Por Redacción 0223

PARA 0223

Lamar Odom tuvo una infancia muy complicada. Su madre falleció de una enfermedad terminal y luego su padre se perdió en las drogas. Ante esto fue criado por su abuela, pero esta falleció años más tarde dejándolo solo.

Pero los hechos desafortunados no terminarían en su infancia, ya que cuando ya había ingresado en la NBA, perdió a su hija Jayden que murió de muerte súbita a los seis meses de haber nacido. Seis años después uno de sus sobrinos más queridos fue asesinado por un duelo de bandas callejeras en Nueva York. 

La única solución que encontró para su vida fue seguir los pasos de su padre y sumergirse en el descontrol y las drogas hasta terminar con una sobredosis que lo tuvo muy cerca de morir. 

Durante sus últimos 20 años el ex jugador de los Lakers vivió la vida sobrepasado de fiestas, excesos de drogas y además su salud se vería dañada con 12 derrames cerebrales y seis ataques cardíacos.

El paso por la NBA fue sin dudas una montaña rusa de emociones. Los Ángeles Clippers lo seleccionaron en el cuarto lugar del Draft. Luego pasó por Miami en donde le ofrecieron un contrato de 65 millones de dólares. Pero al dejar la Florida volvió a Los Ángeles pero en este caso con los Lakers donde saldría campeón en 2009 y 2010. Todo se derrumbaria unos años más tarde con su paso a Dallas.

“Acabó con mi carrera y mi propósito. Nunca volví a ser el mismo. Estar en Los Ángeles, en esa estructura de la franquicia, la gente que conocí… Me dolió dejar todo eso. Fue un tiempo demasiado especial”, contó hace poco. Odom vivió a los tumbos y su vida terminó de desmoronarse con su retiro de la NBA, en 2013, a los 33 años. Tanto que semanas después, en agosto, estuvo desaparecido durante más de 72 horas sin dar pista alguna de su destino.

Otra de las acciones polémicas que realizó durante su instancia en la mejor liga de básquet del mundo fue haber evitado el test antidoping en más de una ocasión. 

En la primera oportunidad, se les ocurrió a él y a su representante declarar una emergencia familiar, tan habitual como las drogas en la vida del pívot. En este caso decidieron decir que Lamar debía viajar con urgencia a Nueva York. La muerte de su hija estaba demasiado fresca y podía creer la excusa… Le dijo a su esposa que no llevara a los chicos al colegio, dando a entender que algo importante había pasado en la familia. Hizo llamar a su agente al general manager Mitch Kupchak para contarles de la mala nueva en la familia y él voló a la Gran Manzana. “Me pasé el vuelo bebiendo una mezcla de jugos de arándanos y agua en un intento desesperado por depurar mi cuerpo de cualquier rastro de drogas. Llegamos a Nueva York a las 5 de la madrugada y nos dirigimos directamente a casa de Liza, donde yo me iba a ocupar del problema familiar imaginario. La idea era pasarme dos días y regresar a tiempo para el siguiente partido. El problema fue que la NBA no se tragó el cuento y mandó a un médico a casa de Liza para obtener mi muestra”, contó en una entrevista el deportista. ¿Y a todo esto muchos se preguntaran como lo evitó?: “Yo estaba tan nervioso que tardé dos horas en rellenar el recipiente. Gracias a mis esfuerzos por depurar el organismo, la orina salió tan clara como el agua. El funcionario llevó a cabo un rápido examen, pero los resultados no resultaron concluyentes, así que me solicitó una segunda muestra. Lo último que queríamos es que se quedara esperando en el departamento, así que lo mandamos a esperar abajo hasta que yo estuviera preparado para volver a orinar. Seguí bebiendo entonces el jugo de arándanos y recién cuatro horas después estuve listo para orinar. El médico de la NBA se mantuvo ahí, en el piso de abajo, sin comer y sin sentarse prácticamente. La segunda orina volvió a fluir tan claro como el agua y el funcionario informó que el proceso se había completado. El primer paso. Ahora necesitaba que los resultados volvieran a ser no concluyentes, que fue efectivamente lo que pasó. Un resultado suficiente como para absolverme”, completó la primera gran historia al respeto.

La segunda en la previa de los Juegos Olímpicos 2004. “La alegría por haber sido nombrado entre los 12 se convirtió rápidamente en ansiedad y preocupación cuando me informaron que debía pasar un test antes de ser confirmado en el seleccionado. Y, siendo sincero, yo sabía que no había absolutamente ninguna manera de que lo pudiera superar”.  Fue cuando el talentoso jugador empezó a pensar en una estrategia para pasar el control. No era la primera vez que intentaba enmascarar sus adicciones, aunque aquella vez llegó a los límites de lo inverosímil. “Yo me había pasado todo el verano fumando marihuana y sabía que no podía dar negativo. Entonces, me puse a buscar penes falsos en Internet y a estudiar la forma de usarlo en el test. Recuerdo que conseguí uno grande, negro. Cuando llegó el momento, el oficial del antidoping se metió conmigo al baño y se quedó a medio metro mío, yo me bajé el cierre y deslice con cuidado el pene falso a través de la cremallera. Tuve que apretarlo varias veces pero la orina, que me habían puesto libre de sustancias, salió y llenó el tarro. Recuerdo que el oficial le tomó la temperatura para chequear que fuera mía y pasó. Así fue como superé el test y pude jugar en Atenas”, reveló sin ningún tipo de problema.

Dos anécdotas que resumen una carrera en la que convivieron, increíblemente y durante 14 años, las adicciones y locuras fuera de la cancha con altos niveles de rendimiento que le permitieron ser una pieza valiosa de cada uno de los equipos que integró. Pero que también al mismo tiempo la terminó sacando barata y la muerte le dio una segunda oportunidad.