Escándalo en el Vaticano: dos empleados se casaron y serán despedidos

Dos empleados del Instituto de Obras de la Religión, el famoso Banco Vaticano, decidieron dar el gran paso y casarse, en plena rebelión contra las nuevas normas internas que prohíben a sus empleados hacerlo sin que uno de los dos renuncie.

El pasado sábado, en la tranquila localidad costera de Fregene, estos atrevidos amantes se unieron en santo matrimonio, desafiando no solo las reglas del Banco, sino también la aparente indiferencia del Papa, que aún no ha dicho una sola palabra sobre el tema. Aunque su unión cumple con todos los requisitos de la fe católica, las nuevas reglas internas dictaminan que en octubre perderán sus trabajos.

"Se salvará uno, pero solo si el otro renuncia", según las controvertidas normativas que generaron indignación entre los empleados del Vaticano. Este insólito caso sacó a la luz la dura realidad que viven los trabajadores de la Santa Sede, sometidos a estrictos reglamentos que parecen estar en contradicción con los principios fundamentales de la Iglesia.

La presión sobre Francisco crece, y la pregunta es: ¿respetará el Papa los reglamentos que él mismo impulsó o intervendrá para defender los derechos de los empleados? El tiempo corre y el silencio papal se vuelve cada vez más ensordecedor. Lo cierto es que el Instituto de Obras de la Religión ya castigó a los recién casados, suspendiéndolos por unos días por haber sacado a la luz lo que ya era "vox populi" dentro del Vaticano. 

Mientras tanto, la Asociación de Dependientes Laicos del Vaticano, una suerte de sindicato interno con 450 miembros, alzó la voz en solidaridad con los valientes esposos, que fueron apodados "Romeo y Julieta" debido a que sus nombres aún no han sido revelados públicamente. El desenlace de esta historia está en manos del Papa Francisco, quien deberá decidir si hacer cumplir la ley o defender los principios de la fe.