Mariano Mastromarino, un soñador sin límites

Entrevista de 0223 con el atleta marplatense que acaba de obtener el bronce en el maratón de los Panamericanos. Sus inicios. La familia. Cuando casi “larga todo”. Y su cercano sueño olímpico.

Mariano Mastromarino y su medalla, en el estadio "Justo Román" donde se formó, una semana después del logro panamericano y con 0223 (Fotos: Diego Berrutti).

2 de Agosto de 2015 21:04

“Che, Mastromarino, ¿cómo vas a ir a saludar a tu entrenador antes de la meta? ¡Casi terminás cuarto!”. Son casi las cinco de la tarde del sábado en el estadio atlético “Justo Román” del campo municipal de los deportes. La entrevista de 0223 con Mariano Mastromarino, el atleta marplatense que una semana atrás conquistó la medalla de bronce en el maratón de los Juegos Panamericanos de Toronto, no puede comenzar. El “Colo”, siete días después de su histórica conquista, volvió a su segunda casa.

Seguramente siente algo especial. Acude a la pista para la sesión de fotos, lugar donde tantas veces entrenó y compitió. Ni bien lo reconocen, las veteranas empleadas municipales, se acercan para abrazarlo con emoción y pedirle una “selfie” con sus viejos celulares. Y también aparece un niño que no llega a diez años, y le hace el reclamo, entre risas, por aquel saludo a su entrenador Leonardo Malgor cuando estaba a metros de la meta, y donde sufrió un pequeño resbalón con el cordón. Claro está, la medalla nunca corrió riesgo. Pero fue una anécdota más de las tantas para Mariano Mastromarino, que cuando ganó el año pasado el maratón de Buenos Aires, el oficial de carrera desde un auto lo llamó “intruso” y le pidió que se corriera, pensando realmente que no era un atleta sino una persona del público.

"Por lo general, en todos los maratones los carteles que ponen al costado del circuito están sobre el cordón de la vereda. Yo sabiendo eso, le apunté al cartel. Pero estaba el cordón en el medio y no lo vi”, cuenta entre risas Mariano Mastromarino. “Fue un saludo que salió de adentro, estaba tercero y miré para atrás y el atleta mexicano (Daniel Vargas) no iba a intentar nada. Estaba relajado que la medalla ya la tenía. Lo vi a Leo (Malgor) emocionado, saltando, y quise salir a saludarlo porque esta medalla era gran parte de él”, agregó más seriamente el gran atleta de 32 años.

Antes de charlar con 0223 sobre la medalla en Toronto, y haciendo alusión al lugar, Mastromarino cuenta que hace 20 años, fue un espectador de los Juegos Panamericanos de Mar del Plata. Con tan solo 11 años, visitó por primera vez el estadio donde ahora está sentado: “Vine a ver el día que saltó Sotomayor (Javier, atleta cubano medalla de oro), cuando corrió Verónica De Paoli y creo que el 1500 metros de Leo (Malgor). Después vi mucho hockey, porque tenía un amigo ahí en la puerta del estadio y entraba gratis. Y fui a ver los partidos de fútbol, obviamente. Yo jugaba a la pelota y miraba los Panamericanos porque eran los Panamericanos, nada más. No le prestaba mucha atención”, dice. 

Ese “obviamente” sobre el fútbol, es porque hasta los 12 años Mariano Mastromarino solo corría para pegarle a la pelota en el Club Atlético Alvarado. Sus padres, italianos nacidos en Montemarano, provincia de Avellino (al este de Nápoles), trabajaban en las instalaciones del “Torito”: “Mi papá integró la Comisión y mi mamá la cooperadora”. En Alvarado Mariano Mastromarino fue al jardín, y comenzó a despuntar el vicio por el fútbol: “Jugaba en el medio, pero corría mucho. Era un cinco que subía y bajaba constantemente”, recuerda. Su vínculo con el club marplatense también lo tuvo como hincha acudiendo con su padre a los partidos en el viejo estadio San Martín, donde llegó a ser alcanzapelotas.

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-Con tanto fútbol encima, ¿cómo te iniciás en el atletismo?

-Arranqué en el ´94 cuando estaban haciendo la pista de atletismo y se entrenaba en el velódromo. Ahí estaban mis hermanos y habré estado un mes con ellos. Pero no le di importancia y seguí con la pelota. Una vez que la pista entró en función después de los Juegos, ahí sí. Escuché una charla de Leo Malgor y Verónica De Paoli en la escuela que yo iba (la Provincial 47 Ricardo Gutiérrez, pegada a su casa en Almafuerte entre Italia y Misiones). Arrancamos con mis compañeros de colegio, y no paré nunca más.

-¿Qué fue lo que te gustó de entrada?

-Me atrapó el hecho de empezar con varios compañeros de colegio. Al poco tiempo de eso habíamos hecho un viaje.  Arranqué con Daniel Díaz, mi entrenador desde siempre, en la Universidad Nacional de Mar del Plata. 

-¿Qué recordás de las primeras participaciones?

-Todo. Hacía de todo. Era más una escuelita, pasábamos por todas las pruebas. En los Juegos Bonaerenses participé en salto en largo, y después hice las vallas cortas y 400 metros. De a poquito fui acercándome a las pruebas de medio fondo y fondo.

-Decías que arrancaste con tus hermanos, ¿ellos son atletas?

-Somos 7 hermanos. Fernando y Maria Sol comenzaron acercándose al atletismo pero después dejaron. Ahora están intentando volver en los grupos de entrenamiento. 

                                                  

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“Mi mujer me dice: `ya no se puede caminar con vos por la calle´”

En octubre del año pasado, Mariano Mastromarino saltó del anonimato a la notoriedad nacional, y sobre todo local. Ganó los 42 kilómetros de Buenos Aires, y su carrera comenzó a dar un vuelco impresionante. La semana pasada, en Toronto, se quedó con el bronce en la misma prueba, haciendo historia: la última vez que Argentina había conseguido una medalla de este tipo, había sido en los Panamericanos de Buenos Aires 1951, donde Delfo Cabrera (oro olímpico en Londres ´48) y Reinaldo Gorno (plata) se subieron al podio. Con 2 horas, 17 minutos y 45 segundos, el “Colo” marplatense recorrió el circuito a orillas del lago “Ontario Place West Channel” del centro de Toronto con total firmeza y convicción. La humedad fue el factor principal que impidió que incluso el cubano Richar Pérez (oro) no pudiera llegar a la marca clasificatoria para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.

-Parece increíble, ya pasó una semana, imagino que vivís todo como una película que pasó rápido… ¿cómo ves el logro de Toronto?

-Justo hoy (sábado) estaba desayunando y miré el reloj, eran las 10 y media, y pensaba que en ese momento estaba a punto de subir al podio. La verdad que fue una semana increíble. Llegar, que me reciban mis amigos y mi familia en la entrada a la ciudad. Estar haciendo notas. Salí a caminar un poco, o con el auto en el semáforo y el de al lado que me saluda. Recién venía del centro con mi mujer y me decía `ya no se puede caminar con vos`, porque me paraba mucha gente a saludarme. Cuesta un poco caer.

-De todas formas, el paso del anonimato al conocimiento de la gente, se dio con el maratón de Buenos Aires, ¿ese fue un cambio fuerte?

-Sí, lo de Buenos Aires fue muy brusco porque antes de eso no me conocía nadie. Después de esa carrera, la gente que está en el ambiente me empezó a conocer más con esto del running que hay tantos grupos. Pero ahora veo que hay gente que  no practica el deporte e igual te saluda. Gente mayor. 

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-Antes del maratón de Toronto nos decías `vamos a plantear una carrera de ritmo`, que era un circuito nuevo para vos por su diagramación. Surgieron factores como la humedad, que cambiaron un poco la expectativa…

-Influyó el circuito, muy duro. No lo esperábamos. Por eso hablábamos que íbamos en busca de una marca más que de una medalla. Creíamos que iba a ser un circuito llano. No pensábamos que a la hora de la largada (7 de la mañana) se iba a sentir tanto el calor y la humedad. La verdad que cuando llegamos a Toronto nos dimos cuenta de todo lo contrario. Que era un circuito duro y que la humedad y el calor se sentía desde temprano. Una vez allí supimos que teníamos que cambiar el chip y olvidarnos de la marca, la clasificación a los Juegos, y pensar en hacer una buena carrera. Que salga algo lindo. Y la verdad que no esperábamos la medalla.

-O sea que ya al llegar a Toronto supieron que iba a ser imposible conseguir la marca para Río 2016…

-En la semana previa sabíamos que iba a ser imposible. Ya se había corrido el maratón de las mujeres y hablando con atletas de Chile y de Uruguay, nos habían dicho de lo duro del circuito y que iba a ser muy difícil. 

-Ya en el transcurso de la carrera, ¿notabas la posibilidad del podio?

-En los primeros 10 kilómetros íbamos todos juntos y ya se venían haciendo cambios de ritmo, algo que a mí no me gusta cuando corro. Yo soy de hacerlo más parejo, entonces los dejé ir. Recuerdo que cuando pasé la primera vuelta, en el kilómetro 12, miré para atrás y lo único que me seguía era el auto que me venía acompañando. Estaba último (entre 17 corredores). Pero sabía que los que iban adelante venían haciendo una carrera que para el día y el circuito, no era recomendable. Aparte lo tenía a "Leo" (Malgor) que me lo cruzaba bastante y me decía que venía haciendo las cosas bien. De a poquito fui avanzando posiciones, y cuando faltaban dos vueltas me vi en el puesto noveno, y ahí dije `ya está, estoy entre los 8 primeros, que es un diploma y no es tan malo`. Pero también veía que sacando a los tres de adelante, el resto venía sintiendo mucho la carrera y por ahí los podía agarrar. Cuando llegué al cuarto puesto, ya me había conformado. Venía del último lugar. Pero en los últimos 3-4 kilómetros me encontré con el atleta de México muy cerca, y dije `es a todo o nada, el cuarto puesto lo tengo`.  Salí a buscarlo y lo pude alcanzar.

-Delfo Cabrera, cuando se quedó con el oro en los Juegos Olímpicos de Londres, al terminar la carrera le preguntaron cómo había hecho y dijo: “Como siempre. Corrí de atrás, ocupándome más de mí que de ellos. Faltando cinco mil metros me coloqué primero”.

- Tal cual. Es que en una maratón hay que hacer eso. Es una carrera muy larga y desgastante. Si cometés errores en los primeros 10-15 kilómetros, es lógico que los pagues en los últimos cinco. Cuando gané en Buenos Aires fue igual. Pasé muy cómodo los primeros 30 y en los últimos 10 recién corrí fuerte. Acá tuve la misma sensación. Si encaraba los diez kilómetros finales con todo, algo bueno iba a salir. Por suerte se dio. En un maratón hay que correr así, respetar mucho los primeros 20 kilómetros.

                                                

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“Ni se me cruzaba por la cabeza correr maratones”

El maratón de Toronto, fue el sexto en la carrera de Mariano Mastromarino. Su debut en esta especialidad fue el 7 de octubre de 2012, en Buenos Aires, con un tiempo de 2h20s051. Tras haber obtenido numerosos títulos nacionales en los 3.000 metros con obstáculos, participar también con éxito en los 10.000 metros, el desgaste de aquellas pruebas lo llevó a cambiar. “Leo me dijo que quería entrenarme para maratón. Yo le dije que quería seguir con la prueba de obstáculos, que no me sentía todavía preparado. Intentamos en obstáculos, tuvimos buenos resultados, no se dio lo de Londres. Pero una vez de eso, empezamos a pensar en el maratón”, cuenta el "Colo" a 0223.

-¿Te tentaba correr maratones, lo veías de antemano como una posibilidad?

-Fue un convencimiento de Leo. Yo estaba a punto de dejar. Ni se me había cruzado la cabeza correr un maratón. 

-En el país y la ciudad, hay un furor con el running, se nota en las calles, en los inscriptos en la maratón de Mar del Plata. Encima, aparecés vos como símbolo, apoyando y con resultados. ¿Cómo ves esa movida?

-Es el deporte que más creció en los últimos 10 años, en la ciudad y el país. Está buenísimo que la gente salga a hacer deportes, que se empiece a cuidar más, con otra calidad de vida. Eso es lo que hay que rescatar de todo este movimiento del running. Yo me acuerdo cuando arrancábamos, hacíamos las cuestas por la calle Tucumán y los autos pasaban, nos tocaban bocina, nos gritaban de todo. Ahora no pasa eso. Es raro no ver a una persona corriendo.

-Tiene mucho de superación personal, ¿no?

-Lo bueno es que salgan. Sea el deporte que sea. Que se acerquen porque el deporte les dará una mejor calidad de vida. Es mejor que estar sentado enfrente al televisor. Obviamente siempre invitamos a la gente que se acerque. Lo que tiene de bueno es que hay muchos grupos de entrenamiento, nunca te sentirás solo. Aparte de la actividad, estás contenido.

“Sueño con ser atleta olímpico, voy por eso”

Dentro de exactamente un año, la maravillosa Río de Janeiro albergará los Juegos Olímpicos 2016. Y ahí apunta con todo Mariano Mastromarino, que quiere la revancha por su ausencia por solo 4 segundos en los Juegos de Londres 2012. El 15 de noviembre correrá el maratón de Valencia, la primera de las últimas dos chances que le quedan para clasificar: “esperemos lograr el objetivo ahí. Cerrar el año con la clasificación. Sino en Rotterdam, en abril, que sería la última oportunidad. No queremos llegar a esa carrera porque sería entrenar desde enero con mucha presión y nervios. Esperemos lograrlo en Valencia”, deseó Mastromarino. Y agregó: "Sabemos que es una marca que la podemos lograr  (2 horas 17) porque la hicimos en Buenos Aires. En Toronto estábamos para hacerlo pero no se dio por las condiciones climáticas. Haremos los entrenamientos como los venimos haciendo".

-Sería una gran revancha Río 2016, después de los 4 segundos que te faltaron para Londres 2012…

-Sí, tal cual. Mi sueño es estar, ser un atleta olímpico. Hace 4 años no se dio por diferentes situaciones pero quedamos muy cerca. No bajamos los brazos y acá estamos de vuelta.

-¿Cómo fue aquel episodio de la ausencia de un atleta que te perjudicó?

-Intentamos hacer la marca de los 3.000 metros con obstáculos en Buenos Aires, y nos habíamos contactado con un entrenador de Brasil, que nos iba a mandar un atleta de él con el que competíamos muy seguido en los Sudamericanos. Viajaba a Buenos Aires para ayudarme a lograr la marca, a hacerme de “liebre”, como se dice. Le habíamos pagado los pasajes, lo fuimos a buscar a Ezeiza y nunca llegó. Lo agarró un embotellamiento en San Pablo, y estuvo 4 horas ahí. El vuelo lo habían reprogramado y ya no llegaba. Intenté hacer la marca solo. Si hubiera estado él capaz la marca salía. Si hubiéramos tenido más apoyo para hacer las cosas bien con competencias en el exterior, lo mismo. Pero no se dio.

-¿Sos de acordarte de los malos momentos cuando las cosas salen como ahora?

-Yo valoro que estamos acá y seguimos buscando un sueño. Valoramos todo lo que pasamos. Se aprende más de las derrotas que los triunfos. Pero siempre mirando para adelante. Lo que pasó, pasó, y fue por algo. Quizás no era el momento. Ahora estamos ahora muy enfocados en lo que tenemos que conseguir.

“Se aprende más de las derrotas que las victorias”, dice Mariano Mastromarino. En 2010, fue perdiendo las becas nacionales, y su carrera se encaminaba al final. “Pensé en dejar todo. Estaba en pareja, necesitaba unos ingresos. Me habían sacado las becas, se me dificultó, y empezamos a trabajar. Llegaba muy cansado a la noche y no me daban ganas de salir a entrenar. Entrenaba muy poco”, recuerda el atleta marplatense. “Me puse a trabajar en una fábrica de tejidos, hacía el reparto, estaba todo el día arriba de un auto manejando. Habré estado cinco meses”. Una prueba más que debió superar en la vida para resurgir, tal como sucedió. 

De la mano de Daniel Díaz y Leonardo Malgor, su historia en el atletismo volvió encaminarse hasta este presente fructífero: “Nos juntamos en un café. Empecé a entrenar con Leo, volví a tomar confianza, los resultados se empezaron a dar y otra vez volvió el apoyo. Acá estamos”. 

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Y acá está Mariano Mastromarino. Soñando sin parar. Ya sin descanso a punto de encarar una nueva preparación rumbo a la clasificación olímpica de noviembre. Volvió el lunes a Mar del Plata, y ya el miércoles salió a trotar por la costa. Este domingo por la mañana, se dio el gusto de correr una posta con su mujer Mariana en una competencia en la Laguna de los Padres. Por la tarde, fue homenajeado por el Club Alvarado en la previa de la victoria ante la CAI de Comodoro. 

La ciudad lo reconoce cada vez más. Quizás tarde, pero con un sentimiento genuino y de representación. Él agradece tímidamente. Todavía se está acostumbrando a la notoriedad en su aldea. A haber sido tapa del Diario La Nación en un domingo. Sponsoreado por una firma multinacional como Nike, se va de la entrevista en un humilde auto Ford. Con la humildad de siempre, los sueños intactos y un retiro que prepara vislumbrandose en la formación de chicos. Mariano Mastromarino, un ejemplo a seguir por los más jóvenes, con el deporte y el esfuerzo como bandera para llegar lo más lejos posible.