Tristeza não tem fim

Brasil nos dio otro "mazazo" a los argentinos y eliminó al seleccionado de vóley, que llegaba envalentonado y con muchas esperanzas de medalla. En un encuentro sumamente parejo, los locales acertaron en los detalles y se lo llevaron 3 sets a 1. 

El Seleccionado Argentino hizo unos Juegos Olímpicos bárbaros, ganó su zona y le tocó una potencia mundial como Brasil en cuartos, le jugó de igual a igual, y perdió por detalles. Balance altamente positivo. (Foto: EFE)

18 de Agosto de 2016 00:21

Por Redacción 0223

PARA 0223

La ilusión argentina llegó a su fin y sabor que queda es agridulce. El balance es positivo por haber mostrado que la Selección que dirige Julio Velasco se metió definitivamente en la elite mundial y le puede jugar de igual a igual a las máximas potencias. El dolor es enorme, por la misma circunstancia. Jugadores, cuerpo técnico e hinchas soñaban con poder dar un nuevo paso, asestarle un golpe letal a Brasil en el "Maracanazinho", eliminarlo y avanzar a la semifinal. Pero el local fue más certero en los momentos claves del partido, se impuso por 3 a 1, con parciales de 25-22, 17-25, 25-19 y 25-23, y despidió a una Argentina que merecía más.

El arranque de Argentina fue inmejorable, dominando, adueñándose del partido, efectivo en los ataques y manteniendo siempre una ventaja de entre 2 y 3 puntos. La salida por una torcedura del tobillo de Facundo Conte encendió la alarma, pero Palacios entró bien, el equipo no se resintió y siguió al frente en el marcador hasta entrar 20-19 a la recta final. Ahí se desmoronó todo. El saque de Mauricio hizo mella, la recepción argentina no fue la mejor y Brasil se adelantó 23 a 20 y cerró con un error en el servicio de Luciano De Cecco para el 25-22 que lo adelantó en el marcador.

El segundo capítulo continuó con la misma tónica, el equipo de Velasco era superior, cometía pocos errores, se afianzó en la recepción y tomó una rápida ventaja que le permitió encaminarse al triunfo. Los seis saques entregados por Brasil facilitaron la tarea, el buen trabajo argentino y la serenidad a la hora del cierre, le dieron el parcial con un categórico 25 a 17, con autoridad, enmudeciendo al Maracanazinho y ratificando la superioridad en el juego sobre los locales, que no terminaban de entrar en partido.

El que marcó el camino en el tercer capítulo fue el dueño de casa. De entrada nomás, metió un parcial de 4-0 que le permitió jugar con la comodidad de la ventaja y no dejó que Argentina pudiera meterse en juego. Cada vez que intentó descontar, el local se repuso y fue llevando con tranquilidad el set, para ingresar con una buena ventaja al tramo final y ganándolo por un claro 25-19, que lo dejó a un set de la semifinal.

En el cuarto set, Argentina se tenía que jugar el todo por el todo para tratar de estirar la definición al tie break. Y recuperó el nivel de los primeros dos parciales, tomó el control y se alejó por 9-6. Brasil ya se empezaba a sentir más cómodo en el juego, igualó las acciones y comenzaron a ir palo por palo, punto por punto, sin que pudieran tomar ventaja ni de un lado ni del otro. Cuando el local se puso 22 a 20 y parecía que lo iba a cerrar, el equipo de Velasco sacó a relucir su orgullo, lo igualó y dio pelea hasta el final. Pero en el cierre, Brasil no falló, no perdonó las fallas de Argentina y se quedó con el set (26-24) y el partido.

Se fue una ilusión grande de la delegación nacional. Porque jugó un torneo en un altísimo nivel, demostró estar a la altura de las grandes potencias del mundo y quedó afuera sólo por los detalles. Si ganaba uno o ganaba el otro, de todas maneras hubiera estado bien. Pero el triunfo quedó en casa y el dolor es muy grande para Facundo Conte y compañía, que sintieron que podían acercarse al podio, dar el golpe y meterse en la semifinal.