Ganó Peñarol, perdió Quilmes, disfrutamos todos

Como no podía ser de otra manera, el último clásico fue una fiesta afuera y adentro, apasionante, emotivo y se definió en la última pelota. Festejó Peñarol y la naranja quedó en las manos de Leo Gutiérrez, en su última gala.

La felicidad en la cara de Leo. La sonrisa de oreja a oreja. La emoción por el retiro,la alegría de un ganador nato. (Fotos: Diego Berrutti)

13 de Mayo de 2017 23:02

Para ellos, para los hinchas, el resultado era importante. Para nosotros, los imparciales, fue la posibilidad de ver una vez más la mejor fiesta que puede ofrecer el básquet argentino, con un clima como en ningún otro lado. Y encima, con lo que significaba el adiós de Leonardo Gutiérrez, el mejor de la historia de la Liga Nacional, y el último clásico de Luca Vildoza. Entonces, lo disfrutamos, vimos el partido, que en el final tuvo a Peñarol fetejando por 77 a 74 en su despedida de la temporada, a Quilmes lamentando la derrota pero con la felicidad de tener el lugar asegurado en playoffs y a todos nosotros felices, por ser parte de un juego que quedará en el recuerdo.

Con los ojos todavía humedecidos por las emociones que vivió en la previa, Leo Gutiérrez, como no podía ser de otra manera, fue el encargado de abrir el marcador con una de sus "bombas" características. El primer parcial fue más que entretenido, con dos equipos sueltos, sabiendo que no había demasiado en juego, uno ya fuera de carrera y el otro con un lugar asegurado en los playoffs. Pero con la necesidad y ganas de ganar por el orgullo, por el sólo hecho de tener al clásico rival del otro lado. Y le dieron dinámica, fueron, vinieron. Eric Flor rompió de afuera por partida doble, mientras que el "milrayitas"  lastimó más en la pintura Torres, Leo y Acuña que llevaron de un 7-12 a un 14-12 que obligó el tiempo muerto de Javier Bianchelli a falta de 3'28". El cierre del parcial fue equilibrado, siempre apenas arriba Peña, hasta que apareció Vildoza en el final, con un libre primero y una asistencia exquisita para Eslava después para mandar al descanso corto todo como al principio: 18-18.

La tónica no cambió demasiado al regreso. El juego seguía siendo movido, de ida y vuelta, con errores, pero altamente emotivo. Al igual que en el cuarto anterior, Quilmes trató de sacar una luz, pero con cinco puntos seguidos de Giorgetti, Peñarol volvió al partido y pasó al frente para, a partir de ahí, comenzar a alternar el dominio del marcador. Un buen momento de Ivory Clark (dos rebotes ofensivos y un robo que terminó en doble propio) no le dio en el tablero el rédito que podría al "tricolor" que no lo supo aprovechar, pero el americano se torció el tobillo y se fue a sentar. Y ante la ausencia del mejor defensor, Juan Manuel Torres se adueñó de las tablas y marcó diferencias en el cierre, con seis puntos consecutivos de su equipo para llevarlo al vestuario arriba por apenas un doble (40-38), en un encuentro en el que no había un dominador.

Como en los anteriores, hubo uno que buscó cortarse. Pero esta vez fue Peñarol, con un arranque a pura volcada (una de Pettigrew y dos de Torres) que levantaron a la gente y le dieron la máxima de 8 (46-38).Pero con la conducción de Vildoza y el peso de Basualdo en la pintura, Quilmes lo emparejó, primero se puso a un doble y Ruiz lo mandó al frente con un parcial de 9-0. Ahí resurgió Leo Gutiérrez para anotar cuatro puntos seguidos, el pivote "tricolor" siguió sumando ante la salida de Torres y todo siguió equilibrado en el resultado. Parecía que podían tomar algo de luz los de Bianchelli con una "bomba" de Vildoza con tablero, pero el final del parcial fue para el conjunto "milrayitas" que se fue al último descanso corto con ventaja de 5: 61-56.

Que la diferencia en el marcador sea corta, hizo que lo que en un partido definido podía ser un final sólo para coronar la fiesta, acá se trató de un juego con uñas y dientes. Peñarol le quería dar la mejor despedida a su ídolo y Quilmes no tenía ganas de ser el partenaire de su clásico rival. Por eso, ajustó la defensa, lo secó al "Milrayitas" (3 puntos en 5') y empezó a lastimar, con Robinson, con Basualdo y con Clark que metió un triple bárbaro para hacer explotar a la mitad del estadio "tricolor" darle una ventaja de 5 puntos (64-69) y obligar al tiempo muerto pedido por Richotti. El entrenador acomodó las cosas en el banco, Torres volvió a lastimar y con dos libres de Pettigrew, se puso a uno (70-71) a 3'17" para el cierre. El final fue emoción pura, nadie lo podía definir, hasta que Pettigrew sacó una ventaja para los segundos finales, no lo pudo ganar Vildoza y el americano lo cerró con un doble, para que la pelota en el final caiga en las manos del "10", de Leo Gutiérrez, que le puso el broche a una carrera inolvidable, ni más ni menos que con la victoria en el clásico.