Crismanich: "Los chicos tienen que saber que si luchan por sus sueños pueden conseguirlos"

El taekwondista, medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2018, estuvo brindando una clínica en nuestra ciudad y habló con 0223 no sólo de aquel impactante logro sino del resto de su carrera y la academia que formó.

24 de Marzo de 2019 14:24

Por Redacción 0223

PARA 0223

El 10 de agosto de 2012, quedará grabado a fuego en la memoria de Sebastián Crismanich para toda la vida. Y será una fecha a celebrar en cada aniversario, hasta la posteridad, porque después de 64 años, un deportista argentino alcanzó una medalla de oro en una disciplina individual como aquella vez lo hiciera Delfo Cabrera en el Maratón de Londres 1948. En la misma ciudad, el correntino tuvo una actuación histórica que lo depositó en lo más alto del podio. Retirado, pero llevando su historia y experiencia por el país, con clínicas y charlas, pasó por 0223 Radio y contó no sólo lo que significó aquel logro, sino también la huella que intenta dejar en los deportistas del futuro.

De visita en Mar del Plata, donde realizó una clínica en Batán, junto al Diputado Provincial Maximiliano Abad, Crismanich estuvo en "ATR" (lunes a viernes de 9 a 12) y dialogó con Augusto Taglioni de todo.

En primer lugar, hizo una descripción de lo que se trató ese evento, que estuvo muy concurrido y donde tanto chicos como grandes prestaron atención e hicieron consultas. "Más allá de ser una clínica y ayudar a que se perfeccionen los chicos, son lecciones de vida. Hubo chicos que nunca practicaron taekwondo, otros desde las tribunas esperando lo que uno pueda decir, que eso es lo más importante de este tipo de eventos, que uno pueda comentar, charlar con ellos. Yo también vengo de una localidad muy pequeña en lo que respecta a nuestro país, pero mucho esfuerzo, mucha dedicación, mucho trabajo en equipo con la familia fue lo que me hizo cumplir mi sueño, mucha disciplina y eso es lo que quiero transferir y contagiarles a ellos, que sepan y crean en ellos, que si luchan por sus sueños pueden concretarlos y compartirles experiencias que van pasando en cada uno de los lugares que voy realizando mis clínicas".

Su injerencia en el deporte que practicó desde los 7 años, no es casualidad. Después de su medalla, se popularizó mucho más, los chicos se acercaron a esta disciplina y ahí pueden trasmitir los valores de un deporte con filosofía oriental. "El taekwondo después de lo que fueron los Juegos Olímpicos de Londres ha tenido una expansión, ha crecido muchísimo, y lo más importante es que se ha conocido nuestro deporte, los valores que tiene para dar la disciplina porque es un deporte que nace de Oriente, en Corea, y esa filosofía de vida que llevan en esos países, a través del deporte tenemos mucho para aprender, mucho para poner en práctica y es lo más importante. No sólo en lo deportivo, llegar a un Juego Olímpico, en un deporte muy formativo, nosotros lo usamos en nuestras academias como puente y trampolín para solucionar la vida de los chicos que participan, en muchos casos con entorno muy complicado que de la mano de este deporte logran sobresalir en la sociedad y ese es nuestro gran objetivo como academia, como profesores, y cuando vamos a brindar las clínicas. Es muy bien recibido y nosotros felices por el impacto que tienen".

La clínica con el campeón olímpico es un poco el gancho para las charlas que terminan apuntando a un lado más humano. "Tal vez la clínica es la atracción y después terminamos brindando esos consejos, vivencias que nosotros tuvimos, esas cosas que queremos que un chico, un grande sepan y poder aportarles una experiencia que quizá los moviliza un poco los lleva a cambiar su pensamiento y que cada uno pueda hacer lo mejor, nadie le pide a nadie que sea el mejor del mundo. El deporte enseña la disciplina, la perseverancia, muchos valores que tienen que ver con lo humano y si no los tuviese no llevaría a trascender, a obtener grandes resultados. Y creemos que si ellos pueden trasladar eso a su vida personal, ya sea en el estudio, en la relación con sus amigos, con sus familiares, van a cambiar su modo de vida. Ya tenemos experiencias con compañeros que han trabajado con nosotros, hoy alumnos nuestros, que ha dado mucho fruto desde lo humano y eso es lo principal. Ese granito de arena que siento que puedo aportar a la sociedad es volver y mostrar lo lindo que ha sido mi vida, lo diferente que ha sido de la mano del deporte e invitarlos y contagiarlos a estos chicos que entre quedar en la calle o terminar cayendo en cosas malas, elijan el deporte, elijan un camino de vida", señaló.

Lo que cualquiera pensaría que es fácil, para el protagonista no lo es. Ganar la medalla de Londres, más allá de lo lindo que fue y la alegría que significó, trajo aparejadas otras sensaciones, ese sueño cumplido que muchas veces hace que cueste remotivarse tras objetivos tan altos. "Los primeros meses estaba nublado, no caía, porque había cumplido mi sueño. Y no es porque pensaba que no lo podía cumplir, pero fueron 18 años desde el día que yo dije "quiero ser campeón olímpico", tenía 8 años cuando escuché a un atleta olímpico que vino a visitarnos y nos contó lo que significa ser un atleta olímpico, ser medallista olímpico, lo que era representar al país, y yo ese día compré. Volví a mi casa y le dije "mamá, yo quiero ser campeón olímpico", estuve 18 años acostumbrado a mirar una cima y cuando pasó no lograba caer, seguía esperando que suene el despertador, pero no, me había convertido en eso que siempre soñé. Los que más rápido lo entendieron fueron los de mi alrededor, mi entorno, que ellos se dieron cuenta que me había convertido en campeón olímpico y me decían "vos no te das cuenta", mi mirada se notaba perdida, el "ahora qué", afirmó Crismanich.

Y ese "ahora qué", fue mutando. En lo deportivo no había nada tan importante como lo logrado, entonces repetirlo era una de las metas. Pero apareció una lesión en el camino que cambió los planes y puso esa recuperación en la lista de prioridades, no dejar ganarse por la fractura de tibia y peroné y demostrar que cuando se quiere se puede. "Para un deportista, a nivel logro, no existe nada más que una medalla de oro a nivel olímpico. Y eso es difícil de sobrellevar en el sentido de cómo me reinvento, pasaron meses en los que me ponía a pensar con qué me motivo, iba a entrenar pero no sentía ese gran objetivo que me movilizaba hasta que nuevamente me propuse convertirme en el primer atleta de la historia argentina en tener una medalla de oro y una más, entonces lo utilizaba para ponerme metas en los entrenamientos. En el proceso de lo que fue los Juegos Olímpicos de Londres a los de Río de Janeiro, tuve una lesión en un campeonato y me rompí la tibia y el peroné, eso marcaba un retiro del deporte, anticipado, me lo propuse, fuí a cirugía, no había vuelto ningún taekwondista del mundo de una lesión así y dije "voy a ser el primero", quería estar en los Juegos Olímpicos, los tiempos no daban, volví antes de tiempo, hice dos competencias donde tuve bronce y en la otra me tuve que retirar, y estuve a 3 segundos de poder clasificar a los Juegos de Río, es una espina que todavía tengo, pero creo que por algo la cosas pasan y ahora me doy cuenta que lo que buscaba no era otra medalla olímpica, sino retirarme peleando, retirarme arriba y no saliendo en una camilla. Sirvió de inspiración para muchos, me han hecho saber que muchos han vuelto al deporte después de ver que tras terrible lesión me vieron combatiendo para ir a representar a mi país, valoraron que me levanté en tiempo récord, les sirvió para trasladar y no abandonar cualquiera sea el proyecto. Entonces más que quejarme o pensar por qué me pasó esto a mí, agradezco que Díos me puso ese obstáculo para valerme de mí mismo, que puedo superar las cosas que me pasan y, sobretodo, se vuelva un ejemplo multiplicador", cerró Crismanich.